La precampaña gallega

Ciclón o abandono de la Galicia rural

El reciente ciclón que recorrió Galicia, y después el resto de España, ha sacado a la luz la existencia de una Galicia profunda, rural, en la que las condiciones de vida de la población de esas áreas están muy por debajo de las que tienen los habitantes de las zonas urbanas y sus aledaños. Francisco Echevarrí­a (Navarra, 1958) que dirige la Axencia Galega de Emerxencias, con 13 empleados directos, 10 informáticos y 65 trabajadores del 112 bajo subcontrata, reconoció, en una entrevista realizada antes del inicio del temporal, las dificultades de cubrir zonas alejadas de los núcleos urbanos. ¿Cuáles son esos puntos sensibles en Galicia? Dado que Galicia es una tierra heterogénea geográfica y geofí­sicamente, que tiene muchos kilómetros de costa abrupta, con una población dispersa, son las muchas aldeas con necesidades sanitarias, o ante los incendios, o por la edad elevada de la población las que sufren tales carencias, es la Galicia profunda, la Galicia continental la que sufre esa desatención.

La climatología adversa que se ha vivido estos días asados ha demostrado que la infraestructura de distribución de energía eléctrica en las zonas rurales de Galicia no sólo no soporta unas condiciones meteorológicas de cierta dificultad; sino que ha puesto de manifiesto la inexistencia de un plan de reparación urgente para que los habitantes de esas áreas no tengan que pasarse días y días sin energía eléctrica, con las consecuencias que tiene para la vida diaria. Lo que es además especialmente grave dado que Galicia es una de las principales regiones productoras de energía eléctrica. Otro ejemplo son los incendios forestales. No son sólo un problema ecológico, sino, también, un problema económico, dado que la mayor parte de la superficie de la región es forestal y una parte es productora de madera; y, sobretodo, es un serio problema de seguridad para los habitantes de las zonas rurales. El medio rural gallego está muy vinculado a las actividades ganaderas. Sin embargo, la actividad agroganadera gallega ha sido, desde 1986, dependiente de las subvenciones de la Unión Europea y ha sufrido la política de cuotas y límites de producción que ha dañado seriamente a la agricultura y la ganadería de Galicia, y al resto de España. Ahora estas ayudas van a desaparecer lo que hace necesario desarrollar una importante política de apoyo a la renovación para liberarse de esta dependencia y poder desarrollar en Galicia explotaciones de cooperativas especializadas que controlen gran parte de los procesos de producción y mercantilización del producto.

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