Que los colegios y sindicatos de médicos junto con las facultades y estudiantes de Medicina se hayan reunido en el Foro de la Profesión Médica y hayan llegado a la conclusión unificada de expresar su decidida oposición a los continuos recortes sanitarios impuestos por muchas comunidades autónomas y a dar el serio aviso de convocar manifestaciones ciudadanas si los recortes dañan aún más la calidad de las prestaciones sanitarias es una buena noticia. Pero demuestra también hasta qué punto las castas regionales están atacando la vida y la salud del 90% de la población para mantener sus privilegios y sus ganancias.
Como ha denunciado Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), “no se pueden hacer estos recortes salvo que estemos en una economía de guerra, y no es el caso”. Unos recortes sanitarios que se llaman interrupción de la atención continuada, utilización de los métodos de diagnóstico más baratos pero menos adecuados, reducción de las plantillas, incluyendo las guardias, y del salario de los profesionales, cierres de plantas, de servicios de urgencias y de quirófanos. Es decir, un peligroso deterioro de la calidad de la atención sanitaria.
Desde luego que no estamos en una economía de guerra. Pero tampoco estamos ante un “modelo insostenible” ni ante un “sistema agotado” como se empeñan en hacernos creer los políticos y los expertos que sirven a las castas regionales. «Estamos ante un salvaje proceso de recortes» que responde a las imposiciones de potencias extranjeras y a las urgencias de la gran banca.
Y muy al contrario, como ha señalado Patricio Martínez, el secretario general de la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), “hay que tomar medidas de verdadera presión para no perder la grandeza del Sistema Nacional de Salud», porque no es que no haya recursos para financiarla sino que, por un lado, usando las mismas palabras de los médicos, la clase política dominante no ha querido “ni prever ni gestionar adecuadamente la situación” por lo que han mantenido el sistema sanitario en cada autonomía “infra presupuestado año tras año».
Por otro lado, esas inmensas cantidades de euros que nadie controlaba y que estaban recibiendo por haber asumido la competencia autonómica respecto a la Sanidad se utilizaban también para la usurpación de funciones a la administración central y la reproducción burocrática de toda la organización estatal, con tal cantidad de gastos, que su mera descripción «Muestra la política de reinos de taifas de las castas regionales», como son las duplicidades administrativas, las estructuras autonómicas caprichosas e innecesarias, la creación de observatorios de todo tipo, “embajadas”, oficinas comerciales y de turismo autonómicas, los órganos consultivos con cualquier excusa, institutos estadísticos, meteorológicos, de protección de datos…
Y además han utilizado su competencia sobre sanidad para fines partidistas que han llevado a que el sistema sanitario esté “fragmentado” y se hayan creado “verdaderas fronteras sanitarias” con “17 sistemas de historia clínica que no son compatibles” que “impiden que un ciudadano pueda ser atendido adecuadamente cuando sale de su comunidad”.
Como bien ha declarado el presidente de la OMC: “primero hay que apuntar con el dedo a los responsables de que esto ocurra» y si hace falta “llegar a los tribunales denunciando casos particulares” y pidiendo “responsabilidades civiles y penales como consecuencia de la pérdida de calidad”. Además de la movilización ciudadana frente a estos ataques a nuestra vida y nuestra salud, exigiendo que se termine la política de despilfarro y derroche que caracteriza a todas las castas regionales, a sus representantes políticos, la partitocracia, sin distinción de colores, tanto el PSOE como por el PP, o los nacionalistas con CiU a la cabeza.