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Chipre no es una excepción

La reciente crisis en Chipre ha puesto de relieve el fenómeno curioso y peligroso de unos sistemas bancarios que son mucho más grandes que las economías en las que se basan. Una razón por la que el gobierno de Chipre ha tenido dificultades para hacer frente a sus bancos en problemas es que sus activos eran siete veces más grande que la economía del país.Chipre no es el único país de este tipo en la zona euro. Luxemburgo y Malta, que se han establecido como paraísos fiscales al servicio de las grandes corporaciones globales y los superricos, tienen sistemas bancarios que son aún más grandes. Los activos bancarios de Luxemburgo son asombrosamente 22 veces su Producto Interior Bruto, y los bancos malteses tienen activos por ocho veces el tamaño de su economía.Los líderes de ambos países han insistido en que no se les debe comparar con Chipre y que esperan que los líderes europeos apoyen a sus gobiernos y sus bancos ante lo que pueda venir. Hablando de su sistema bancario, el ministro de Finanzas de Luxemburgo, Luc Frieden, dijo: «Queremos expandirlo aún más, no reducir su tamaño.»Los bancos en Luxemburgo y Malta, muchos de ellos propiedad de grandes empresas financieras europeas y americanas, son más saludables que las de Chipre, según el Fondo Monetario Internacional. Pero el FMI expresó su preocupación por la capacidad de los países para supervisar adecuadamente a sus bancos o apoyarlos en una crisis. En otras palabras, la zona euro y el FMI tendrían que intervenir para rescatarlos si se metieran en problemas.En cualquier caso, la zona euro necesita con urgencia terminar el trabajo de una unión bancaria que le permitiría al Banco Central Europeo supervisar a los bancos grandes en lugar de dejar esa tarea a los responsables políticos nacionales que pueden ser excesivamente protectores de sus bancos. Europa también debe tener un proceso común para reestructurar los bancos en problemas, lo que debería reducir el riesgo de debacles como la de Chipre. Una unión bancaria también daría a los ahorradores más confianza de que sus depósitos asegurados están realmente garantizados, afianzando una seguridad que ha sido profundamente conmovida por lo sucedido en Chipre.Afortunadamente, las multitudes no fueron tan grandes y caóticas como la gente temía cuando los bancos en Chipre reabrieron la semana pasada después de dos semanas cerrados – sólo después de que el país impusiera duros controles de capital para evitar la fuga de los depositantes. Puede que los europeos no tengan tanta suerte la próxima vez.

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