La lucha contra el mal de Chagas

Chinches en el Chaco o cucarachas en Alemania

La enfermedad de Chagas ha ocupado algunos titulares mediáticos por ser el centenario de su descubrimiento, por haber lanzado Médicos Sin Fronteras una campaña para romper el silencio entorno a esta enfermedad y por ser España un sitio preferente de inmigración de Hispanoamérica donde se calcula cien mil personas pueden estar afectadas de este mal.

La científica valenciana Pilar Mateo Herrero se ha convertido en una referencia en la lucha contra este mal, gracias a que desarrolló a finales de los noventa una intura con un insecticida microencapsulado que mata la chinche que transmite el mal, en medio de la falta de investigación e innovación de las industrias químicas y farmacéuticas multinacionales (“ningún laboratorio va a fabricar fármacos o productos para quien no puede pagarlos”). Pilar se ha posicionado abiertamente contra la barbarie de la pobreza y se ha convertido en una “embajadora” de la población guaraní, unos 500.000 indígenas que viven repartidos entre Bolivia, Argentina, México y Brasil. Además, se posicionó públicamente en 2003 contra la guerra de Irak junto a una veintena de rectores universitarios hispanoamericanos, calificándola de barbarie. Si en vez de desarrollar una pintura para matar la vinchuca, que es el chinche vector que trasmite el mal de Chagas, se hubiera dedicado a matar cucarachas en Alemania, “sería rica y tendría mucho dinero, pero no sería tan dichosa como lo soy, teniendo una bandera por la que luchar, que es la salud del pueblo guarani”. Esta es la declaración de principios de una científica que afirma no saber de política pero que puede sentenciar con toda rotundidad como el mal de Chagas es una enfermedad de los invisibles y de los olvidados: «Es la incapacidad de los Gobiernos para hacer algo por la gente pobre». La ciencia al servicio del pueblo El 25% de la población Pilar Mateo Herrero, valenciana de 50 años, es doctora en ciencias químicas por el CSIC y ganadora de diversos premios nacionales e internacionales de innovación industrial. Sus pasos de investigación se fueron decantando hacia la biología hasta el punto de volcarse en el desarrollo de pinturas insecticidas. A nadie se le había ocurrido antes mezclar pintura e insecticida. Añadiendo inhibidores de quitina o reguladores de crecimiento a una pintura resinosa, se consigue un producto ecológicamente aceptable que resulta ser eficaz para controlar directamente la presencia de artrópodos, y por tanto las enfermedades que éstos transmiten.La pintura regula el ciclo biológico de cualquier artrópodo que tenga síntesis de quitina en el cuerpo. Lo que va cambiando es la parte de activos químicos de la pintura según el tipo de insecto o el país donde se vaya a aplicar. Una carrera orientada a las pinturas y barnices que empezó con una orientación de I+D industrial, apoyada por la fábrica de madera de su padre, acabaría enfocada al control de enfermedades por virus, hongos, bacterias o parásitos en el Tercer Mundo en las que los insectos juegan el papel de vectores.Bolivia es el país de Hispanoamérica más afectado por el Mal de Chagas. 25 millones de personas están afectadas y 100 millones en riesgo de contraerlas en las áreas rurales del cono sur. Nada menos que un 25% de la totalidad de la población latinoamericana está afectada o en riesgo. El 85% de los casos se produce por intervención directa del chinche que la transmite, y otro 15% en transfusiones de sangre o de madres a hijos.El sistema inmunitario es incapaz de combatir al parásito Tripanosoma cruzi que los chinches, las llamadas vinchucas en Bolivia, se encargan de inocular en la sangre de la víctima al ir a succionar su sangre. El chinche está en las casas, en las paredes, se esconde en sus grietas para salir a alimentarse por la noche. “Hay que poner el conocimiento en acción”. “Yo he decidido que la ciencia aterrice donde está la pobreza porque la pobreza nunca se escucha”. La llamada de socorro de un médico boliviano hizo que en 1995 Pilar Mateo se dedicara a fabricar una pintura contra dicho chinche, la INESFLY 5A IGR. Una pintura que elimina no solo el insecto, sino las larvas, lo que consigue erradicar la enfermedad. No sólo eso, Pilar comprobó en persona, trasladándose a la selva guaraní en Bolivia, la efectividad de su pintura. Cuando llegó por primera vez al Chaco boliviano, donde vive una gran parte de las 332 comunidades que constituyen el pueblo guaraní, le extrañó ver que vivían en casas sin paredes, a la intemperie, en el umbral extremo de la pobreza. “Noto que falta una mayor coordinación a la hora de trabajar en equipo. La competencia en el mundo de la ciencia es muy fuerte, y eso dificulta el trabajo conjunto de entomólogos, parasitólogos, médicos e investigadores para buscar soluciones. Al trabajar directamente en el terreno se encuentran las soluciones más fácilmente. Así, en el control de la vinchuca hemos visto que es tan importante pintar las casas como los peridomicilios cercanos donde los guaranís guardan a los animales. Allí se refugian los chinches a la espera de poder volver a entrar en las casas. Hay una excesiva lentitud a la hora de investigar. Se hacen demasiados ensayos con protocolos muy complejos y nadie parece nunca fiarse de los resultados de las pruebas realizadas. Sólo grandes multinacionales se atreven a trabajar en este terreno, con el único interés del beneficio monetario de la investigación. En mi caso todas las investigaciones las he realizado con fondos propios con la dificultad añadida que eso supone.” Compromiso social No sólo había que pintar contra la vinchuca las paredes en pie, también había que levantar paredes, casas dignas. Obtuvo los permisos tanto de la OMS como del gobierno boliviano para llevar adelante su proyecto. En ocho años ningún niño de las viviendas pintadas con Inesfly contrajo el mal de Chagas. (“Cuando una madre viene a abrazarme y me dice que ya no se le mueren sus hijos, ése es el mejor regalo, el mejor premio que puedo recibir”). Con la aprobación de los líderes comunitarios y el gobierno boliviano, junto a la pintura anti-vinchuca de las casas, Pilar impulsó todo un proyecto de reforma integral del pueblo: rehabilitación de las viviendas, atención sanitaria, desarrollo de emisoras de radio locales junto a la periodista de R.N.E, Pura Gómez, para dotar a estas comunidades de medios y difundir convocatorias culturales, asambleas, hábitos de higiene, festivales de música, etc. Ha puesto además en marcha el Movimiento de Mujeres Indígenas del Mundo. Ahora, en el Chaco boliviano le llaman doctorsita, vinchuquera o "la científica que se volvió indígena" Para Pilar “la falta interés ha sido sobretodo de los gobiernos de los países afectados. El Mal de Chagas afecta a la gente pobre o muy pobre que tiene viviendas muy precarias. Después de cien años de convivir con la enfermedad hay una especie de rutina instalada por la que los gobiernos realizan fumigaciones con insecticidas, se generan resistencias de los insectos y se entra en el circulo vicioso de tener cada vez que echar mas productos químicos para poder controlar cada vez menos la presencia de las vinchucas en los domicilios. Así unos salvan la cara mostrando que fumigan todos los años y otros sufren las consecuencias de vivir condenados a servir de alimento de los chinches. Evidentemente se sacan estadísticas públicas demostrando que el control de la enfermedad está casi solucionado hasta que la realidad se hace de nuevo insoportable y se vuelve a fumigar.” Durante cuatro años (1999-2003) fue Directora General de Cooperación al Desarrollo de la Generalitat de la Comunidad Valenciana a condición de mantener su independencia política. Ha sido una impulsora de diversas iniciativas, entre ellas la conocida campaña "Un juguete una ilusión" lanzada en el año 2000 por Radio Nacional de España y la Fundación Crecer Jugando.Es presidenta de honor de la Fundación Químicos Sin Fronteras, Premio extraordinario de Defensa (2007) y fundadora en 2006 del MoMIM (Movimiento de Mujeres Indígenas del Mundo). En 2008 ha recibido el Premio Unicef del Comité Español y ha sido candidata al Premio Príncipe de Asturias de Cooperación. Una enfermedad de gente jóven La mayor parte de los afectados por la enfermedad son niños. El periodo de incubación ( que es el lapso que media entre la introducción del tripanosoma en el organismo y la aparición de los primeros síntomas) es de duración variable, con un termino medio de una semana. El inicio de las molestias es súbito, presentando el enfermo fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y de los músculos del cuerpo, malestar general e inapetencia. Algunas veces hay signos en el organismo que delatan la puerta de entrada de la infección: son el complejo oftalmoganglionar (hinchazón del párpado de un ojo) y los habones de inoculación.Pasado el primer mes, el enfermo entra en un segundo periodo, o de latencia; este periodo puede durar años y durante ese tiempo no hay ningún síntoma; solamente se puede poner en evidencia la enfermedad por medio de análisis de sangre en la que se comprueba las alteraciones provocadas por la enfermedad o también ( aunque mas difícilmente), viendo los tripanosomas. La mayor parte de las personas permanece en este periodo todo el resto de sus vidas, y aun hay quienes han curado espontáneamente. El resto desarrollan manifestaciones tardías de la infección. Suele ocurrir el 15% de los infectados y aunque pueden afectar al sistema nervioso, al aparato digestivo o al sistema muscular, afectan sobre todo al corazón.El daño cardíaco conduce a grados variables de insuficiencia cardiaca Sus síntomas más comunes son: palpitaciones, disnea, dolores referidos al área cardiaca, dolor en la zona hepática y sobre todo, manifestaciones típicas que se observan en el electrocardiograma, aunque no haya síntomas clínicos. Dada la extensión de la enfermedad, el porcentaje afectado es, en términos absolutos, importante. La cardiopatía chagásica se produce en personas jóvenes; es decir que, teniendo un organismo relativamente sano, presenta invalidez para la vida normal debido a la lesión del corazón.

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