Selección de prensa internacional

China y su marina de guerra

La celebración del 60 aniversario de la fundación de la marina de guerra china se está convirtiendo -pese a que los medios españoles y en menor medida los europeos le están prestando escasa, cuando no nula atención- en uno de los acontecimientos estelares del año en la escena internacional. ¿Qué significado puede tener que una potencia emergente como China haya decidido realizar tal demostración de fuerza, darle un realce de alcance mundial y anunciar abiertamente la voluntad de dotar a su marina de una proyección global?

Para el diario hindú The Indian Exress, tras dar por buenos los rumores que apuntan a que los dirigentes chinos podrían haber tomado la decisión de construir de aquí a 2015 entre 4 y 6 portaaviones, la valoración del acontecimiento es clara: cuando un país tiene un solo portaaviones, esto puede reducirse a un mero símbolo político, pero si “un poder emergente tiene planes para construir seis de ellos, hemos de reconocer la llegada de una nueva gran potencia marítima”. Dejando ahora al margen la veracidad o no de esa información –dado que ni el gobierno ni el ejército chino han confirmado oficialmente no ya la construcción de 6 portaaviones, tan siquiera de uno solo–, lo cierto es que los festejos organizados por el Ejército Popular de Liberación chino por el 60 aniversario de su Armada han puesto sobre el tapete una de las cuestiones estratégicas claves para el futuro de la situación internacional: la relación entre la emergencia económica de una serie de nuevas potencias en el mundo y el momento y la forma en que este ascenso económico se vaya trasladando al terreno político, diplomático y, sobre todo, militar. Según valora el Indian Express, en las altas esferas del Partido Comunista y del Estado y el gobierno chinos se viene produciendo en los últimos tiempos un debate entre partidarios de dotar a China de una poderosa fuerza militar marítima, capaz de desplegarse en aquellos puntos en que los intereses chinos –cada vez más globales– estén en juego; y los que se inclinan por crear una fuerza naval defensiva cuyo alcance estaría limitado a las aguas oceánicas cercanas al territorio chino con el fin de negar u obstaculizar un fácil acceso a él a la potencia marítima dominante, EEUU. Los insistentes rumores que apuntan hacia la creación de una flotilla de portaaviones inducen a pensar al diario indio que los primeros están ganando la batalla. De ser esto así, las implicaciones para el balance de poder geopolítico en el mundo serían de gran relevancia. Es indudable que China no está –ni lo estará en mucho tiempo– en condiciones de actuar militarmente como una gran potencia global, ni siquiera dando por cierto –lo que ahora mismo es una afirmación temeraria, no respaldada por hechos objetivos que la confirmen– que ésta fuera la intención de sus dirigentes. Sin embargo, un breve y somero recorrido por la evolución del poder geopolítico en el mundo nos ayudará a comprender la importancia de la decisión de lanzarse o no a construir una flota oceánica, incluso aunque en una primera etapa fuera de alcance limitado. Desde los tiempos de la antigua Grecia hasta el descubrimiento de América, el mar Mediterráneo fue el centro del mundo. Controlarlo era un prerrequisito imprescindible para alcanzar el poder mundial de la época. Desde el siglo XVI y hasta nuestro días, el control del Atlántico –y en particular del Atlántico Norte– ha cumplido esta misma función. Sin embargo, la evolución del mundo en las últimas décadas, el despertar de Asia, la imparable emergencia de nuevas potencias asiáticas y el desplazamiento del centro de gravedad de los asuntos mundiales hacia ese continente están cambiando la geopolítica mundial. Ahora, y cada vez más en el futuro, el control del océano Índico y el Pacífico se revelan como el centro nuclear de poder para cualquier potencia marítima. Y en ambos océanos la capacidad de influencia china y de proyección de su poder económico, político y, en última instancia, militar, son claros. Aunque los proyectos chinos de dotar a su marina de guerra de una mayor alcance y una nueva proyección militar se redujeran estrictamente a esos dos ámbitos, estaríamos hablando de un nuevo actor con capacidad militares relativas en los dos escenarios donde tiende a concentrarse de manera creciente el comercio mundial y, por ello, también se ventila el poder marítimo mundial. Y esto ya, por sí solo, representaría un cambio de enormes proporciones en el balance de poder en el mundo. India. The Indian Express CHINA PUEDE CONSTRUIR HASTA SEIS PORTAAVIONES C. Raja Mohan En la Marina de Guerra china que celebra su aniversario esta semana en el norteño puerto de Qingdao, el rumor está sobretodo en los portaaviones. Todo el mundo quiere saber si el Ejército de Liberación Popular confirmará pronto su decisión sobre la construcción de estos navíos. El debate sobre los portaaviones en China no es nuevo. Desde hace algunos años ha habido un debate abierto dentro de la comunidad estratégica sobre los beneficios y los costos de adquisición de estos navíos. Pero el debate ha sido, de hecho, sobre el tipo de poder naval que debe construir Pekín. Para los nacionalistas, con la construcción de portaaviones se trataría de destacar el ascenso de China en el sistema internacional. Refiriéndose a la historia, sostienen que todas las grandes potencias navales construyeron fuertes marinas de guerra. Y nada demuestra más la potencia marítima de una nación que sus portaaviones. Los amantes del poder marítimo en China insisten en que sin portaaviones, China será incapaz de asegurar sus intereses cada vez más distantes de sus costas y la defensa contra las amenazas a su masivo comercio marítimo. Destacan el hecho de que China es la única gran potencia en el mundo de hoy sin esa capacidad. Los más prudentes de los estrategas chinos advierten contra la construcción de los portaaviones. Ellos argumentan que la búsqueda ciega de ambiciones marítimas de Pekín podría ocasionar una colisión prematura con el poder naval dominante en el mundo, los Estados Unidos. Los partidarios de que China espere su momento, proponen que Pekín debe concentrarse en crear capacidades de defensa naval que nieguen los espacios oceánicos, cerca de su territorio, a los Estados Unidos. Los indicios en los últimos dos años dicen que los nacionalistas podrían estar ganando la discusión. Cuando China anunció el pasado mes de diciembre su decisión de enviar una flotilla para el Golfo de Adén, la primera misión naval china fuera de sus costas, se produjo una señal de que las principales decisiones ya se han tomado. En aquel momento, altos oficiales del EPL declararon que "China tiene el derecho y la capacidad para desarrollar portaaviones. No debería ser una sorpresa si un día China se decide a hacerlo.” Ese día puede que no esté demasiado lejos. Los medios de comunicación internacionales y chinos han estado especulando que China está construyendo dos portaaviones con planes para ponerlos en servicio en el año 2015. Informes más recientes sugieren que los líderes chinos han tomado la decisión política de construirlos, y no sólo dos, sino de cuatro a seis. Para muchos, además de costosos, los portaaviones son un mero símbolo político. Es posible que esto sea así, cuando un país tiene un solo portaaviones. Cuando un poder emergente tiene planes para construir seis de ellos, hemos de reconocer la llegada de una nueva gran potencia marítima. En el instante en que la Armada del ELP concluye su aniversario en Qingdao esta semana, existen menos dudas acerca de las intenciones marítimas de China. Se está trabajando para proyectar un poder militar muy distante de sus costas en un futuro no muy lejano. THE INDIAN EXPRESS. 22-4-2009 China. Global Times LA SUSPICACIA ES UN OBSTÁCULO A LAS RELACIONES CHINO-INDIAS Asustado porque China pudiera "intervenir" en su esfera de influencia, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la India rechazó la solicitud informal de China a sumarse al Simposio Naval del Océano Índico de este año. Indian Express, citando al ministerio, dijo que "no se justificaba la participación de China en el Océano Índico". El rechazo es un claro recordatorio de que la larga desconfianza existente entre China y la India sigue existiendo. La falta de confianza entre China y la India se debe principalmente a las suspicacias de la India sobre el ascenso de China. Esta suspicacia es uno de los principales obstáculos que impiden el avance de las relaciones entre los dos países. La relación entre los dos países ha sido descrita como la de "vecinos alejados." En los últimos 50 años, China y la India se han convertido en extraños, a pesar de sus puntos en común. Ambos tienen grandes poblaciones, vastos territorios y toda una larga historia cultural y religiosa. En los tiempos actuales, se han convertido en dos potencias económicas emergentes. Sin embargo, en el proceso de ascenso, China y la India no han construido una asociación de cooperación para aprovechar los puntos fuertes de cada uno. El volumen de comercio entre China y la India en 2008 apenas superó los 50 mil millones de dólares; en comparación, el volumen de comercio de China con Corea del Sur el año pasado alcanzó los 186 mil millones. La carencia de contactos e intercambios personales entre China y la India también ha contribuido al distanciamiento y la desconfianza mutua. A pesar de que los dos países alcanzan combinadamente una población total de 2.300 millones de personas -alrededor de un tercio de la población del mundo- sólo hubo alrededor de 500.000 viajes personales entre los dos países el año pasado. Esto representa el 10% de los viajes entre China y Corea del Sur en 2008. Muchas personas en la India, uno de los primeros países industrializados de Asia, no pueden aceptar el rápido aumento en los últimos decenios de China. Su ego herido les ha hecho reacios a conocer más profundamente a China. La desconfianza de la India se debe también a otras cuestiones. Una de ellas es las disputas territoriales. Los dos países han tenido ocho rondas de negociaciones territoriales desde 2004, que dieron lugar aparentemente a una solución pacífica. Sin embargo, sigue habiendo un largo camino por las dos partes para llegar a un acuerdo final. La desconfianza de la India con China también está relacionada con las relaciones de amistad entre China y Pakistán, pero la amistad de China con Pakistán no tiene la intención de dañar a la India. India y China son dos gigantes de Asia cada vez con mayor fuerza económica e influencia regional. La relación de amistad entre China y la India depende de los esfuerzos de los dos países. La confianza civil entre China y la India exige más comunicación y cooperación empresarial, así como un incremento de los esfuerzos de los líderes del gobierno. El compromiso de los políticos indios es fundamental para la evolución futura de los dos países. Si pueden lograr un consenso para mejorar la relación entre China y la India, se abrirá una puerta a la comprensión mutua y la confianza estratégica. Sólo con la confianza mutua podrán los dos países dar forma a una amistad y una cooperación constructiva, que sirva a los intereses de ambos. Como dijo el difunto dirigente chino Deng Xiaoping: "Un verdadero siglo de Asia se basa en el ascenso de China, la India y otros países vecinos." GLOBAL TIMES. 23-4-2009 Francia. Le Monde LA ARMADA CHINA QUIERE AMPLIAR SU RADIO DE ACCIÓN Para el 60 aniversario de la creación de la “marina del Ejército Popular de Liberación”, que tendrá lugar esta semana, el almirante Wu Shengli ha anunciado un ambicioso plan de modernización de la flota china y de expansión de las capacidades de combate y proyección en alta mar de China. Más que la información, es su mismo anuncio lo que ha llamado la atención de los expertos extranjeros, en un país habitualmente replegado sobre el secreto en los asuntos militares. Recientemente, en muchos medios chinos (…), el almirante en jefe de la flota ha expresado la voluntad de Pekín de anunciar que la marina va a desarrollar una nueva generación de navíos de guerra de largo radio de acción, de submarinos furtivos y de aviones supersónicos. La fabricación de misiles de largo alcance más precisos, de torpedos en aguas profundas y una modernización del sistema de tecnología avanzada están también en el menú de este vasto programa, cuyo objetivo, ha señalado el almirante Wu, “es establecer un sistema de defensa naval que se corresponda con las necesidades de proteger el desarrollo económico y la seguridad de China”. El comandante en jefe de la marina no lo ha dicho, pero los medios chinos han “comentado” su propósito, estimando que el almirante confirmase los rumores según los cuales Pekín quiere dotarse de un portaaviones. El China Daily ha citado al comandante de la flota de la China oriental, el almirante Xu Hongmeng, que declaró en marzo, durante la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional, que su país poseía la capacidad y la voluntad de construir un portaaviones. El ministro de defensa, Liang Ganglie, declaró recientemente que no es cuestión que China sea la “única potencia mundial” que no posea tales navíos… El China Daily insiste, en el artículo situado en la portada de este diario utilizado por el régimen para informar al extranjero, sobre el hecho de que “los intereses exteriores de China necesitan estar protegidos por una marina cuya fuerza debe corresponder a su importancia”. Desde finales de 2008, la marina china participa en la operación de vigilancia internacional de los grandes buques congeladores en el golfo de Adén, infestado de piratas. El anuncio de este programa naval debió reforzar el sentimiento de ciertos halcones del Pentágono, un mes después un informe señalaba a la Armada china, cuyo desarrollo “amenaza el equilibrio regional e incluso el de la región de Asia-Pacífico”. El informe reseñaba sin embargo que, por el momento, “la capacidad china de organizar una acción armada a larga distancia es limitada”. Pekín calificó el texto norteamericano como una “grosera deformación de la realidad”. Citado por la edición asiática del Washington Post, el director del Instituto de Estudios Americanos del Instituto chino de Relaciones Internacionales Contemporáneas de Beijing, Yuan Peng, remarcaba que este informe "sobrevalora su capacidad de proyección, pues el poder militar chino se encuentra aún al nivel de un país en desarrollo. Se encuentra muy por detrás de los EEUU, Rusia e incluso Japón y la India, en algunos sentidos". LE MONDE. 22-4-2009

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