El secretario del Tesoro en China

China y la deuda USA

El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Timothy Geithner, llegó el domingo a Beijing, dando inicio a una visita oficial que tiene por objeto fortalecer las relaciones con China bajo la nueva administración estadounidense. China declaro su preocupación acerca del valor de las inversiones de los fondos soberanos chinos en Estados Unidos, por lo que ha exigido al presidente Barack Obama que tome medidas para garantizar la salud de su crédito. Obama, inició su mandato con el gobierno chino indignado por los comentarios que llegan desde Washington endilgándole responsabilidad en la crisis financiera mundial a su superabundancia de reservas de divisas. Beijing reprendió a Washington por su ingratitud e insinuó que revisará su polí­tica de comprar tí­tulos de deuda estadounidense.

Los lanes del nuevo gobierno de Obama de emitir más tí­tulos para financiar su paquete de estí­mulo económico, para salir de la crisis preocupan a muchos analistas, que consideran que una avalancha de oferta podrí­a causar una depreciación de las reservas chinas. Está suponiendo un enorme aumento de la deuda pública norteamericana y un recurso desenfrenado a la emisión de nuevos dólares con los que está inundando el mercado mundial. Si hasta ahora el Tesoro de EEUU sacaba sus bonos de deuda a 30 años en una subasta que celebraba cada trimestre, ahora lo esta haciendo de forma regular cada mes. Lo que significa que está triplicando el volumen de deuda que lanza al mercado.   Expertos chinos advirtieron que Estados Unidos puede exportar su crisis a China imprimiendo más billetes, debido a la posesión de grandes reservas en dólares por parte de la nación asiática. Esto implica inevitablemente una devaluación del dólar, y de los activos denominados en dólares, en el medio y largo plazo, con la consiguiente pérdida de riqueza para aquellos que tienen depositados sus ahorros y sus reservas en dicha moneda. Una devaluación futura de entre un 20 y 30% del dólar supondrí­a unas pérdidas para el Tesoro chino de entre 300 y 450 mil millones de dólares. Y esto es lo que se trata de evitar a toda costa.  Las declaraciones de los economistas coinciden con el inicio de la visita a esta capital del secretario norteamericano del Tesoro, Timothy Geithner. China sabe que a corto y medio plazo no se puede escapar de la trampa. Si China empieza ahora a desprenderse de sus activos en dólares puede generar una auténtica oleada de pánico en los mercados mundiales, cuyas consecuencias serí­an, además de desatar un caos superior a la caí­da de Lehmna Brotjhers en los mercados financieros, que la devaluación del dólar fuera inmediata, desencadenando un proceso inflacionario (o incluso hiper-inflacionario) a nivel mundial.  Pero seguir comprando dólares para seguir financiando la deuda norteamericana es estar cada vez mas atrapado en la trampa del dólar.  China se ve obligada a seguir comprando deuda norteamericana para sostener la rentabilidad de sus ahorros e impedir que un brusco descenso en la compra deprecie el valor de la deuda norteamericana.(Sólo en marzo, las inversiones directas de China en bonos del tesoro de EEUU aumentaron en 16.900 millones de euros hasta alcanzar el récord de 768.000 millones de dólares).                                    El problema es, que en caso de que el Tesoro no pueda colocar la emisión de deuda prevista para 2009 y 2010 entre los inversores, o tenga dificultades para su refinanciación, el dólar caerá con fuerza ya que su valor depende, en última instancia, de la deuda soberana (futura recaudación de impuestos a los contribuyentes). Ni que decir tiene que una fuerte depreciación del billete verde socavará los cimientos sobre los que se sustenta el actual sistema monetario internacional, cuyo monopolio ostenta el dólar. Ante esta perspectiva, y anticipándose a lo que podrí­a ocurrir, los principales bancos centrales del planeta han comenzado a deshacer sus posiciones en la divisa de EEUU, es decir, se desprenden de dólares. y a fortalecer sus reservas cono oro. Destaca el caso de Rusia y China. La alternativa que china esta viendo a más largo plazo es diversificar sus inversiones, en dos aspectos, fomentar la interrelación con las economí­as emergentes, los llamados BRIC ( Brasil, Rusia, India, China) y las economí­as asiaticas, esto le permite continuar su desarrollo y depender menos del consumidor americano. A la vez prestar y tomar préstamos en el ámbito internacional en su propia moneda. El renminbi, ya no el dólar, podrí­a terminar por convertirse en un medio de pago en el comercio y en unidad en la que valuar importaciones y exportaciones, así­ como en un medio de concentración de valores por parte de inversores internacionales.  Durante estos últimos años, a medida que sus reservas aumentaban, China comenzó a intentar buscar alternativas al dólar, diversificando sus inversiones. Además de aumentar sus reservas de oro, ha ido comprando acciones en empresas cotizadas de todo el mundo. A largo plazo, Beijing espera reducir la cantidad de sus reservas, así­ como la exposición a bonos del Tesoro de EEUU, animando a las empresas estatales a utilizar divisas extranjeras para hacerse con el control de competidores en el extranjero. Desde 2007, las inversiones directas de China en el exterior casi se han duplicado, hasta alcanzar los 52.200 millones de dólares el año pasado. Beijing anunció un plan la semana pasada para relajar las restricciones a las empresas del paí­s, facilitando la compra venta de divisas para sus inversiones en el extranjero. China ya se ejercitó con el establecimiento de canjes de divisas con varios paí­ses (entre ellos Argentina, Bielorrusia e Indonesia) y al permitir que instituciones de Hong Kong emitan bonos con denominación en renminbis, lo que constituye un primer paso hacia la creación de un mercado local e internacional para su moneda. Si China y otros paí­ses diversifican sus reservas y se apartan del dólar, los Estados Unidos se verán afectados. Porque obtienen importantes ventajas económicas de la condición de moneda de reserva del dólar. Según el economista norteamericano Nouriel Roubini, «esa declinación del dólar podrí­a llevar más de diez años, pero puede producirse antes si Estados Unidos no pone orden en sus finanzas. Los Estados Unidos deben controlar el gasto y la toma de crédito, además de buscar un crecimiento que no se base en burbujas crediticias y de activos». «Durante los últimos veinte años los Estados Unidos gastaron más de lo que ganaron, lo que aumentó sus obligaciones en el exterior y acumuló deudas que pasaron a ser insostenibles. Un sistema en el que el dólar era la principal moneda global permitió prolongar un endeudamiento» afirma Rroubini.Según El economista norteamericano,»ahora que la posición del dólar ya no es tan segura, EE.UU. debe cambiar de prioridades. Eso comprenderá invertir en su deteriorada infraestructura, en recursos alternativos y renovables y en capital humano productivo, y ya no en casas innecesarias ni en innovaciones financieras tóxicas. Esa será la única manera de aminorar la declinación del dólar y de mantener la influencia de EE.UU. en los asuntos globales». La posición de EE UU es que China, aumente la demanda interna y pase a elevar el consumo de su población, , en lugar de concentrarse en las exportaciones, como en los últimos años, cuando Estados Unidos acumuló grandes déficit comerciales y China amplios superávit. También romper con lo que Washington denomina una tasa cambiaria artificialmente baja, lo que abarata sus productos y perjudica a sus competidores estadounidenses. La Casa blanca espera que China ayude a EE UU a romper con el déficit en su balaza de pagos, impulsando su economí­a productiva y exportadora, esto permitirí­a que los peligros de una devaluación de la deuda norteamericana disminuyeran. Pero China para llegar a un acuerdo de fondo, ha puesto sus condiciones para seguir sosteniendo financieramente los desequilibrios de Washington mientras la economí­a norteamericana trata de recuperarse de la crisis. Una de ellas sino la más importante es  que EEUU abra su mercado de propiedad a las inversiones chinas. O dicho de otro modo, que EEUU pague «en especies» (en forma de propiedad sobre sus empresas) si no dispone de la liquidez necesaria para hacer frente al vencimiento de sus deudas. En definitiva China comienza a establecer una relación acreedor-deudor con EE UU. La partida de ajedrez que en estos momentos se desarrolla en el tablero mundial entre Pekí­n y Washington es de una altura y una intensidad fuera de lo común. No en vano, lo que está en juego son las bases y las condiciones por las que va a regirse el orden mundial en las próximas décadas.

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