Cumbre de Asia-Pacifico

China y Japón en competencia en el Pací­fico

Los lazos polí­ticos entre los gigantes asiáticos son actualmente buenos tras tensiones generadas en su pasado de guerras y disputas territoriales, y la cumbre de esta semana otorgará a los primeros ministros de China y Japón la oportunidad de reunirse.

China y Jaón se disputarán la influencia en el sudeste asiático en una cumbre del ASEAN en Tailandia esta semana, distribuyendo promesas de ayuda económica a una región fuertemente sacudida por la recesión económica mundial.Los dos gigantes asiáticos están intentando quedarse no sólo con el mayor pedazo de la torta de un mercado de más de 500 millones de personas, sino también con las mentes y corazones de la región para ampliar su poderí­o polí­tico y diplomático.Tokio y Pekí­n son los mayores contribuyentes a un masivo fondo de «swap» de divisas diseñado para suministrar liquidez de emergencia, que será discutido en la cumbre de tres dí­as que comienza el viernes en Pattaya, Tailandia.Pero harán esfuerzos por separado para ganar influencia en la región, con China buscando capitalizar su continuo crecimiento pese a la contracción de la economí­a mundial mientras Japón intenta mitigar su peor recesión desde la postguerra.La cumbre, que reúne a los lí­deres de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y sus socios regionales China, Japón, Corea del Sur, India, Australia y Nueva Zelanda, mostrará en qué dirección sopla el viento.»En la cumbre, los paí­ses probablemente permanezcan en un tono cooperativo para hacer frente a la crisis económica. Pero a largo plazo, China ampliará su poder económico sobre Japón en la región», estimó Yoshinobu Yamamoto, profesor de polí­tica internacional en la Universidad Aoyama Gakuin de Japón.Mientras Japón ha utilizado tradicionalmente el «poder suave» y programas de ayuda, China es visto mucho más proactivo, esgrimiendo su creciente poderí­o económico y militar en un esfuerzo por acumular recursos naturales para su rápida expansión.Los lazos polí­ticos entre los gigantes asiáticos son actualmente buenos tras tensiones generadas en su pasado de guerras y disputas territoriales, y la cumbre de esta semana otorgará a los primeros ministros de China y Japón la oportunidad de reunirse.Pero existen continuas inquietudes en el ASEAN sobre las ambiciones de China.En el sureste de Asia, China ha invertido fuertemente en Birmania, gobernada por una junta militar hace décadas y rica en recursos minerales, y a cambio ha actuado como uno de los mayores aliados polí­ticos de la dictadura y uno de sus mayores proveedores de armas.A pesar de estas preocupaciones, los paí­ses del ASEAN han decidido que es mejor acercarse a China bilateralmente y como grupo. Aunque China sigue siendo un competidor para el ASEAN en términos de inversiones, también es un creciente mercado de bienes y servicios.Japón, no obstante, aún retiene la mayor influencia en la región, estimó Wang Qin, profesor del centro de investigación de estudios sobre el sudeste asiático en la Universidad Xiamen de China.»China está subiendo y su influencia en el sudeste de Asia está creciendo, pero China no puede por ahora reemplazar a Japón como la nación más influyente en el sudeste asiático», dijo Wang.»Japón es el mayor socio comercial de los paí­ses del sudeste asiático y Japón es todaví­a la nación que otorga más ayuda en la región. La economí­a japonesa es aún mucho más fuerte que la china en este momento», añadió.Japón ha prometido prestar hasta 100.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que éste financie a economí­as emergentes duramente afectadas por la contracción económica mundial.El primer ministro japonés Taro Aso ha anunciado 15.000 millones de dólares en ayuda exterior a Asia, en apoyo a los paí­ses en desarrollo para ayudar a la región a superar la crisis.»Japón ha hecho contribuciones para estabilizar las monedas e inyectar capital en las instituciones financieras» mientras «China está tratando de impulsar la demanda doméstica, que ayudará a aumentar el coemrcio con paí­ses asiáticos», dijo Yamamoto.No obstante, China también prometió 40.000 millones de dólares para el FMI y lideró llamados para una mayor voz de los paí­ses asiáticos en las instituciones financieras internacionales en un mundo postcrisis.Es posible que el reencuentro Chino-japonés deje a un lado las diferencias en torno a Taiwán, permita suspender las desafortunadas visitas al santuario Yasukuni, e incluso que se avance en el tratamiento de los problemas delicados dejados por la historia reciente, desde las esclavas sexuales a los restos de armas quí­micas abandonados por su ejército en la Manchuria ocupada; incluso puede que el diálogo en temas de fondo y muy sensibles para ambas partes como el energético aporte racionalidad a su competencia, pero todo ello, al mismo tiempo, parece evidenciar que su rivalidad, dentro y fuera de la región, prescindirá en el futuro de cualquier disimulo.Washington, por último, tiene el problema de cómo equilibrar las relaciones entre Japón, su aliado en Asia, y China, una potencia regional en ascenso. La competencia entre Tokio y Beijing se refiere a las inversiones, recursos energéticos e influencia polí­tica. El poder militar de China es visto con desconfianza por Tokio, además de las disputas territoriales que enturbian las relaciones.La competición mutua parece clara, y nunca ambos se habí­an vuelto poderosos al mismo tiempo en Asia, lo que obliga a buscar fórmulas de equilibrio que proporcionen cierta estabilidad. El cambio en el equilibrio de poder entre China y Japón y la emergencia de India también obligará a EEUU a pensar en un reajuste de su polí­tica asiática, hasta hoy centrada en la identificación de Japón como centro neurálgico.

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