«Es una noticia positiva que China haya convenido en prestarse este año a una revisión anual del Fondo Monetario Internacional sobre el tipo de cambio y las políticas económicas. Pero nadie debe interpretar esto como un cambio importante en su política. Esta nueva franqueza de China es mucho más cómoda y puede llevarle más lejos que la manipulación. Ha estado de acuerdo con el examen sólo después que el FMI suavizara sus normas para determinar si los países están manipulando su tipo de cambio para impulsar las exportaciones»
Es cierto que China ha deendido menos de las exportaciones para impulsar el crecimiento desde que comenzó la crisis financiera. Esto desactivó algunas críticas a su política monetaria. Su superávit comercial se redujo a la mitad en los últimos dos años, la recesión obligó a muchos países a reducir sus importaciones, mientras que la recuperación rápida de China aumentó sus propias importaciones, ayudando al crecimiento en el exterior. Y en junio, dijo que permitiría que el renminbi se revaluara gradualmente frente el dólar. Por desgracia, algunos creen que esto será de corta duración. Incluso en medio de la recesión mundial, la participación de China en las exportaciones mundiales ha crecido en casi un 10 por ciento. (THE NEW YORK TIMES) MOIR.- Su reciente y pavoroso paso por la cartera de Defensa se resume en una paradoja: falso positivo ¿Puede algo ser falso sí es positivo? En la afligida Colombia, sí: después de todo son sólo jóvenes pobres, miles de jóvenes pobres asesinados en el altar de la seguridad. Proceder criminal que sin embargo no es nuevo. Vieja costumbre de nuestra clase dominante de alcanzar sus propósitos navegando en la sangre del pueblo: la de los obreros de las bananeras, la de los obreros petroleros, la de los campesinos, etc., etc. y tantas veces etc. Santos es confiable y predecible para sus amos: lo ha demostrado por décadas. Inocente el que piense lo contrario. Y no sobra recordarlo: santos inocentes los que fueron sacrificados por un reyezuelo al servicio de un imperio EEUU. The New York Times China y el FMI Una creciente lista de países –desde Estados Unidos a la Unión Europea y Brasil– se han quejado de que China ha estado abaratando su moneda. Por lo tanto, es una noticia positiva –de alguna manera– que China haya convenido en prestarse este año a una revisión anual del Fondo Monetario Internacional sobre el tipo de cambio y las políticas económicas. Pero nadie debe interpretar esto como un cambio importante en su política. De hecho, economistas del Fondo informaron la semana pasada que "el renminbi se mantiene muy por debajo del nivel que es consistente con los fundamentos a medio plazo". Los nuevo medios de franqueza de China son mucho más cómodos y pueden llevarle más lejos que la manipulación. Ha estado de acuerdo con el examen sólo después que el FMI suavizara sus normas para determinar si los países están manipulando su tipo de cambio para impulsar las exportaciones, violando las reglas del FMI, y dar a los países como China "el beneficio de la duda razonable" en la evaluación de sus políticas. Es cierto que China ha dependido menos de las exportaciones para impulsar el crecimiento desde que comenzó la crisis financiera. Esto desactivó algunas críticas a su política monetaria. Su superávit comercial se redujo a la mitad en los últimos dos años, la recesión obligó a muchos países a reducir sus importaciones, mientras que la recuperación rápida de China aumentó sus propias importaciones, ayudando al crecimiento en el exterior. Y en junio, dijo que permitiría que el renminbi se revaluara gradualmente frente el dólar. Por desgracia, algunos creen que esto será de corta duración. Incluso en medio de la recesión mundial, la participación de China en las exportaciones mundiales ha crecido en casi un 10 por ciento. Las exportaciones de China están ahora recuperándose, y el superávit comercial se espera que toque fondo este año. Desde el cambio de política anunciado, su moneda se ha incrementado poco contra el dólar y en realidad ha perdido valor frente al euro y el yen japonés. El FMI parece ver el panorama como un vaso medio leno. Su consejo de administración ha aprobado el cambio en la política de la moneda china, y "un número" de sus directivos –que el recuento de los medios estima entre 6 y 9 de los 24– no estuvieron de acuerdo con la opinión del resto acerca de que el renminbi está subvaluado. Esta actitud tolerante es probablemente sabia. Tomar represalias en contra de China poniéndole barreras comerciales punitivas, tal como se recomienda por algunos en el Congreso, pudiera provocar una confrontación de ojo por ojo que podría poner en peligro la recuperación económica. China también está haciendo otras cosas –aumentar el pago de pensiones y de subsidios de desempleo, concesión de subvenciones para la educación universitaria y las compras de casas y bienes duraderos– a fin de aumentar el consumo interno y reducir la dependencia de las exportaciones. Con todo, China no puede dejarlo de lado. El FMI debe controlar el superávit comercial de China para evaluar su efecto en la demanda mundial. Si los economistas del Fondo demuestran tener razón, su junta directiva debe volver a evaluar sus conclusiones, llamar manipulador a un manipulador, y persuadir a la comunidad internacional para que China deje de serlo. THE NEW YORK TIMES. 8-8-2010 Colombia. Moir Santos, el predecible Francisco Torres No lo digo porque sea sobrino nieto del inefable presidente Eduardo Santos, tan caro a los intereses de la oligarquía de este país, ni porque ese su antepasado haya sido un prohijado de Washington, ni mucho menos porque la llamada Casa Santos se haya especializado desde las páginas de El Tiempo en apoyar con fervor cuasi religioso al gobierno de turno. Tampoco podría endilgarle las hazañas de su primo Pacho ni las decisiones de Planeta que ahora, qué curioso y qué aleccionador, cuando los Santos ponen un nuevo brote en la silla que ocupara el nostálgicamente evocado Eduardo, es la dueña del patrimonio institucional de la familia, para que vean que en los tiempos del libre comercio las trasnacionales serán dueños de todo y los demás, si es que están de buenas, sus mandaderos. De manera alguna podría juzgarlo por lo malo que ha hecho su familia y por los males que le han causado y le siguen causando sus negocios a Colombia, como tampoco podría entrar en adoración contemplativa porque digan que desciende nada más y nada menos de Antonia Santos, que luchó y de qué manera, contra el imperio español y fue patriota, de verdad, hasta la muerte. Ya le cabría responsabilidad directa en los pinitos en el arte de vivir de los cafeteros en su representación por nueve sabrosos años ante la Organización Internacional del Café aprendiendo en cuerpo propio como los consulados, embajadas y representaciones sirven para acomodar con toda munificencia a los niños de sangre azul y a uno que otro hijo de politiquero iletrado pero necesario en las tortuosas componendas del poder. Sería un pecado venial –el del arte de vivir del Estado-, pero está acompañado de pecados mortales contra los pobres campesinos que en sus cuatro palmos de tierra montañera aguantaban y aguantan hambre por la política cafetera que representó en dólares el ilustre joven. Y vuelto a la patria con títulos de postín, algunos de los cuales alcanzó con becas de esas fundaciones gringas que saben muy bien cómo invertir en quienes después podrán defender sus inversiones, sí que es responsable en su actividad periodística, donde le correspondió cubrir el hueco que en las líneas familiares había causado la momentánea veleidad izquierdista de su primito Enrique. Pasó por ministerios, fue designado y, para acudir a su favor, no se le conoció posición nacionalista o popular o patriótica que empañara su prosapia de periodismo cipayo y de política rancia y servil. Sus ideas eran coherentemente señoriales, proestadounidenses y oligárquicas hasta la médula. Trabajó incansablemente a favor del Libre Comercio, por lo cual puede ufanarse en la quiebra de la industria y en la ruina de la agricultura: él también ayudó y bastante como ministro de comercio. Lo mismo puede decirse de las catástrofes gemelas de salud y educación: puso su granito de arena con el Acto Legislativo sobre las transferencias del que dijo que no quitaba recursos y luego, que gracias a Dios, sí, en una jugada mediática de engaño muy de su estilo. Agotado por los años de servicio a Colombia, por la rutina del periodismo con patente de corso imperial y consciente de su papel de sedicente estadista hizo lo que debía hacer para afianzarse tomando un respiro: y ello fue escribir un libro. Como había que ponerle título en la portada y algunas frases en sus entrañas dio por pensar que pensar debía –mañas de la vieja aristocracia que denunciara Machado- en tener alguna idea propia que no proviniera de la mohosa burocracia cafetera ni de la entelarañada matriz familiar. Y la halló al acomodo de los tiempos, un poco diferente pero no lo suficiente para que dejara de ser igual y con un nombre de película: La Tercera Vía. Naturalmente y en consonancia con la concepción de nuestra aristocracia de que lo único que vale es lo extranjero, sobre todo si se trata de mandamientos, se le pegó a un político británico que ya había parido la ideíta y que cuando tuvo la oportunidad de aplicarla en el gobierno de su desueta metrópoli lo hizo no en la tercera ni en la segunda vía, sino en la primera que ha tenido la vieja Albión desde la primera guerra mundial: ponerse al servicio de los gringos. Ni que decir que igual cosa ha hecho y hará nuestro presidente designado. Por lo tanto, no le podemos endilgar la notoria injusticia de haberse apartado en una raya de las máximas políticas resumidas magistralmente en el “mirar al Norte”. Su feroz costumbre de dar botes de carnero en el escenario político, de acuñar falsa moneda verbal, de lanzar mortales puñaladas por debajo de la ruana, de devorar a sus padrinos políticos –en eso se entrevé su filiación divina–, incluido el insepulto presidente Uribe, es tan vieja y manida como sus inclinaciones ideológicas. Su reciente y pavoroso paso por la cartera de Defensa se resume en una paradoja: falso positivo ¿Puede algo ser falso sí es positivo? En la afligida Colombia, sí: después de todo son sólo jóvenes pobres, miles de jóvenes pobres asesinados en el altar de la seguridad. Proceder criminal que sin embargo no es nuevo. Vieja costumbre de nuestra clase dominante de alcanzar sus propósitos navegando en la sangre del pueblo: la de los obreros de las bananeras, la de los obreros petroleros, la de los campesinos, etc., etc. y tantas veces etc. Ahora Santos se ha acomodado la compañía de los Vargas Lleras, Echeverry, Restrepo, Holguin, Rivera, Santa María, Bessudo, Campo, los Hernando José Gómez y otros, todos ellos felices neoliberales que contemplan con loca pasión los desastres que su política le ha causado al país y prometen más de lo mismo. Santos es confiable y predecible para sus amos: lo ha demostrado por décadas. Inocente el que piense lo contrario. Y no sobra recordarlo: santos inocentes los que fueron sacrificados por un reyezuelo al servicio de un imperio. MOIR. 4-8-2010