Selección de prensa internacional

China ha dejado de mirar hacia occidente

Atención al artí­culo aparecido en la edición de hoy en la edición del Diario del Pueblo. Conociendo mí­nimamente el sistema de funcionamiento por el que tradicionalmente se ha guiado el Partido Comunista Chino, es impensable que un artí­culo así­, que de una forma un tanto enigmática pone en cuestión la orientación del enfoque con el que en el último siglo China se ha mirado a sí­ misma en relación con el resto del mundo, no venga precedido de una amplia discusión en el seno de los organismos dirigentes.

En síntesis, lo que el artículo lantea es que desde finales del siglo XIX, y en aras a su reforma interna y modernización, China se ha mirado siempre en el espejo de Occidente como un modelo a seguir. Proceso que, según el artículo ha tenido distintas fases, desde la época del emperador Guangxi a finales del XIX, el movimiento 4 de mayo de 1919, el seguimiento de las experiencias seguidas por la URSS en los primeros años de la revolución, el modelo del capitalismo dinámico y competitivo norteamericano durante los últimos 20 años de globalización,… Según el Diario del Pueblo, la crisis actua ha creado, por el contrario una situación en la que China ya “no quiere continuar siguiendo el modelo de Occidente” un cambio trascendental en el enfoque del pensamiento y la cultura chinas de los últimos 100 años. El fin de todo un ciclo histórico según el diario, para el que todavía no hay respuestas concretas acerca de en qué consistirá ese cambio, ese nuevo enfoque. Salvo la de que, a partir de ahora, China deberá “hacer frente a los desafíos en forma más independiente”. Wall Street Journal, por su parte, vuelve este lunes sobre uno de los temas que han centrado la atención de la prensa europea este fin de semana: la grave crisis a la que se enfrenta el modelo de la UE y los riesgos de resquebrajamiento en su unidad que la crisis financiera y económica está trayendo aparejados. La cumbre de urgencia de este fin de semana para tratar los problemas de la Europa central y del este ha sido su última manifestación evidente. La rotunda negativa, encabezada por Alemania, a aprobar un plan de rescate de entre 150.000 y 190.000 millones de euros que previamente habían consensuado un grupo de los 9 países más afectados por la crisis en el este es una manifestación elocuente de ello. China. Diario del Pueblo EL MODELO DE EEUU HA COMENZADO A DESLUCIR, Y CHINA HA DEJADO DE "MIRAR HACIA OCCIDENTE" Para comprender este punto, es posible que se requiera un largo período, pero se lo comprenderá a la larga. El efecto más grave de la crisis financiera no es la descomposición del orden monetario centrado en el Wall Street de EEUU, ni la reducción de plantillas, ni la quiebra de empresas, sino la creciente superioridad del conocimiento y de la cultura de China en relación con el sistema política de Occidente. En síntesis, antes de la crisis actual la situación fue que China confiaba por completo en el sistema monetario de Occidente, y no en el suyo propio. Beijing llegó incluso a invitar a bancos y aseguradoras extranjeros para invertir en las compañías de propiedad estatal a fin de mejorar resultados de sus gestiones. Pero ahora China no quiere continuar siguiendo el modelo de Occidente por temor a que hundiría el país en aprietos. La crisis ha revelado panoramas diferentes. Los aparatos financieros de Occidente, que fanfarroneaban como héroes sin rival en el mundo, ahora han sido devastados por múltiples lagunas. Su habilidad de gestión, admirada por todo el mundo, ha perdido atractivos. Los nuevos derivados suyos no son sino castillos en el aire. Cuando se reveló la estafa de Bernard Madoff, ex presidente del Nasdaq de EEUU, y de personas de su calaña, se derrumbó estrepitosamente la moralidad incluso de aquellos occidentales que recriminaban la corrupción china. En una palabra se ha debilitado el sentimiento de superioridad de Occidente en materia de cultura y conocimiento. En vista de que durante más de un siglo la "mirada hacia Occidente" predominaba en la cultura china, se puede decir que ahora este enfoque ha experimentado un cambio trascendental. Allá por finales del siglo XIX, el emperador Guangxi de China apoyaba a Kang Youwei y Liang Qichao para llevar a cabo una reforma a estilo occidental, pero fracasó finalmente. El Movimiento 4 de Mayo de 1919 fue otro intento de gran importancia para introducir la cultura occidental. Y el Partido Comunista de China ha ganado el apoyo de los intelectuales precisamente porque es abanderado del comunismo, ideología más moderna y más creativa de Occidente. Más tarde, Mao Zedong confíaba en la Unión Soviética basándose en la creencia de que Moscú, heraldo verdadero del pensamiento occidental, predominaría sobre Washington. Pero después de la quiebra de esa creencia, Beijing volvió su mirada hacia EEUU hasta hoy día. En 1997, antes de la crisis financiera de Asia, Beijing se comprometió a realizar el cambio completamente libre de su moneda renminbi en 2000. Pero esa crisis hizo comprender a China que una moneda así es susceptible a los ataques destructivos de los especuladores extranjeros contra su economía nacional. Además, la libre entrada y salida del capital crearía fluctuaciones económicas, y precisamente este tipo de fluctuaciones condujeron al caos social y político de Indonesia, Tailandia y Corea del Sur. Estos caos podrían provocar retrocesos de desarrollo, sumiendo al país en grandes penalidades como lo hace una guerra. Finalmente, la moneda china, que no estaba en un régimen de cambio libre por completo, resistió la ola de la crisis financiera y ayudó a la recuperación de muchos países asiáticos. Desde entonces, la idea de cambio libre por completo del renminbi fue archivada, y en este problema la preponderancia de la cultura occidental se ha debilitado en gran medida. China no excluyó por completo la idea de Occidente, pero no se sometió a la presión norteamericana en materia de la política de tasa de cambio. La actual crisis financiera ha creado algo similar, pero con influencias mucho más graves. La crisis de 1997 testimonió la fuerza del mundo occidental. El Occidente no estaba interesado en la crisis financiera que sufría Asia tal vez porque se trataba de un fenómeno de la ley de supervivencia de los más aptos en el terreno económico. O trataba de dar una lección a los "advenedizos" de Asia. Sea lo que fuere, la super-prepotencia de EEUU en conocimiento fue reconocida. Ahora el propio EEUU se ha sumido en una crisis, y su fuerza no es reconocida por completo. ¿Esto significa que China seguirá su camino por cuenta propia? Es de lo que se preocupaban unos estudiosos chinos hace años. Creían que el modelo de EEUU podría impulsar la reforma. Ahora, este modelo desluce, y China se ve en la necesidad de hacer frente a los desafíos en forma más independiente. Desde luego EEUU se recuperará de la crisis actual, pero ¿cómo y cuándo? ¿Cómo debe actuar China en la actualidad? No tenemos ahora respuestas definidas. Pero los ciclos de un siglo parecen tocar a su fin, y en medida de su desaparición, se terminará el culto inquebrantable de China hacia Occidente. DIARIO DEL PUEBLO. 2-3-2009 EEUU. The Wall Street Journal LA CRISIS AMPLÍA DIVERGENCIAS ENTRE LOS MIEMBROS DE LA UE Charles Forelle Los líderes de la Unión Europea dejaron al desnudo sus dificultades para coordinar una respuesta unificada a la crisis financiera. Mientras la canciller alemana Angela Merkel rechazó los llamados para lanzar un rescate de los países de Europa del Este, Hungría propuso asistencia directa y un ingreso expedito a la zona euro. Las tensiones que salieron a flote en la cumbre del domingo dejan de manifiesto la dificultad de forjar una estrategia coherente para combatir una recesión que ha golpeado a los 27 miembros del bloque con fuerza desigual. Incluso los líderes de Europa Central y del Este, la zona más afectada por la crisis, han mostrado divergencias acerca de la conveniencia de los planes de rescate. Durante la cumbre, que fue convocada por el primer ministro checo, Mirek Topolanek, quien ocupa la presidencia rotativa de la Unión Europea, los líderes europeos reiteraron su compromiso de no caer en medidas proteccionistas, pero abandonaron Bruselas con pocas decisiones concretas y ningún indicio de que habrá un plan paneuropeo. Hungría, Bulgaria, Rumania y otros países de Europa Central y del Este hacen frente a una aguda contracción a medida que el auge de la producción industrial se revierte. En los países bálticos, Letonia, que financió su expansión con deuda externa, se está quedando sin fondos. La situación se ha visto exacerbada en Hungría y otros países al margen de la zona euro, donde los residentes financiaron auges de la construcción endeudándose con préstamos en la moneda común europea. El colapso de las divisas locales está encareciendo esos préstamos. La UE, asimismo, tiene que tomar en cuenta la situación de los países que integran la zona euro, en especial Irlanda, que hacen frente a un complicado panorama fiscal. Ningún miembro de la zona euro se ve al borde del colapso económico, pero Portugal, Irlanda y Grecia parecen más vulnerables a interrumpir el pago de su deuda. La crisis económica global empieza a ejercer presión sobre los presupuestos de algunos gobiernos a medida que aumentan sus gastos para estimular su economía en medio de una caída de la recaudación tributaria. En muchos países, el rescate de la banca y los paquetes de estímulo fiscal impulsarán de manera significativa el nivel de endeudamiento. Algunas de las economías más fuertes del bloque han indicado que, en caso de que un país quede al borde de una cesación de pagos, es probable que dejen sin efecto las normas que prohíben el rescate de los países miembros y lancen paquetes de ayuda. Cualquier respuesta dependerá probablemente de los bolsillos de Alemania. Y cualquier paquete de rescate respaldado por Alemania contendrá quizá estrictas condiciones que obliguen a los países receptores de la ayuda a poner en orden sus cuentas fiscales, aunque el ajuste de cinturón agrave la recesión. Las reglas de la UE estipulan que los países miembros necesitan tener un déficit fiscal inferior al 3% del Producto Interno Bruto. Siete miembros de la zona euro sobrepasarían ese límite este año (…) En la cumbre de Bruselas, en tanto, Hungría propuso un plan de asistencia de hasta 190.000 millones de euros (US$241.200 millones) para Europa Central y del Este que incluiría fondos para apuntalar los bancos de la región y la liquidez de los bancos centrales. La idea tuvo una buena acogida en Austria, cuyos bancos están muy expuestos a la región, pero la reacción fue menos calurosa en otros países. Los líderes de Polonia y Eslovaquia, que no quieren quedar en el mismo grupo con países más débiles como Hungría, se opusieron a la iniciativa, al igual que muchos de los países occidentales más grandes. El rechazo más importante fue el de Alemania, que como la mayor economía de Europa tendría que liderar cualquier paquete de ayuda. Angela Merker señaló que no veía la justificación de medidas especiales para Europa del Este. "La situación es muy diferente" en las economías de la región, señaló. "No podemos comparar a Eslovaquia ni a Eslovenia con Hungría". Merkel dijo que es partidaria de otorgar asistencia a ciertos países, pero agregó que la mejor forma de hacerlo era a través de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (…) THE WALL STREET JOURNAL. 2-3-2009 Argentina. Página 12 FALSO DILEMA Julio C. Gambina La alarma provino desde Washington cuando Obama incluyó el “buy american” o “compre estadounidense” en el paquete de ayuda presentado al Parlamento. La corrección vino desde el Senado (…) Hasta se oyó decir que los principales perjudicados serán los países en desarrollo, como si los favoreciera la situación contraria. Es curioso como tras años de ideología y propaganda por la libertad de mercado, con el despliegue de la crisis resurge el “nacionalismo” de las principales potencias. Las mismas que empujaron la inevitabilidad de la globalización, la apertura y la libertad para la circulación de mercancías, servicios y capitales (…) Es común escuchar reclamos contra el proteccionismo emergente con medidas restrictivas al ingreso de importaciones; con políticas cambiarias no convergentes que suponen devaluaciones competitivas inconsultas; y con demandas de favorecer el comercio extra zona impulsando ventajas nacionales de los miembros del Mercosur en la escena mundial (…) Suena contradictorio, pero los mismos países que enfrentan la crisis con medidas nacionalistas y proteccionistas continúan levantando la voz por el librecambio. En rigor, cada quien atiende su juego, aplicando medidas de protección local y formulando votos por la libertad de mercado. Es tiempo de pensar alternativamente, recordando que ningún país evolucionó como gran potencia capitalista sino desde la protección de su producción local. La liberalización comercial sólo avanzó, incluso parcialmente, una vez afianzado el poderío global del país y la producción en cuestión. El problema pasa por asumir que el carácter de la crisis no se reduce a una cuestión de ciclo económico, ni sólo se trata de una crisis financiera, comercial o económica. Es una crisis sistémica del capitalismo y por lo tanto requiere se habilite un debate más allá de una lógica de superación de la crisis que pretende agotarse en la recreación de las condiciones para la acumulación y la dominación del capital sobre el trabajo y el conjunto de la naturaleza. Si esa es la discusión, entonces debe irse más allá del debate proteccionismo o liberalización y sostener propuestas de modificación del modelo de producción y circulación a escala nacional, regional y mundial. Existen quienes sostienen la necesidad de una nueva arquitectura financiera y reglas transparentes para el comercio internacional, obviando que el nudo central es el modelo de producción y sus premisas relativas a quién, qué y para quién se produce. Un régimen basado en la cooperación productiva para satisfacer necesidades sociales insatisfechas, cuidadosos del medio ambiente y sustentando la soberanía alimentaria y energética puede habilitar otro tipo de discusión, desafiando el límite sistémico del debate entre proteccionismo y aperturismo. PÁGINA 12. 2-3-2009

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