China erradica la pobreza

China ha resuelto un problema milenario. En las últimas siete décadas, ha logrado sacar a 850 millones de personas de la pobreza -lo que representa más del 70 por ciento de la reducción de la pobreza mundial, un récord en la historia de la humanidad-, y de esos 700 millones de personas habrían salido de la pobreza en los últimos 40 años, el doble de la población de toda la Unión Europea.

China ha logrado el objetivo de reducción de la pobreza de la Agenda mundial 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas diez años antes de lo programado por dicho organismo. Así lo ha reconocido la ONU felicitando a China al ser el país que más ha avanzado en la consecución de uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, reducir el número de personas que viven en la pobreza extrema con menos de 1,25 dólares al día. Ya en octubre de 2018, coincidiendo con el 25 aniversario del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, una institución tan poco sospechosa de connivencia con Pekín como el Banco Mundial alababa “los logros notables de China en la reducción de la pobreza”. Destacando que China era responsable de “haber sacado de la pobreza a 800 millones de personas”. La mayor contribución a la reducción de la pobreza a escala mundial.

No son valoraciones políticas, sino hechos. Y no era una reducción inevitable fruto del desarrollo de la economía mundial. En el África subsahariana, el 48% de la población sigue subsistiendo con menos de 1,25 dólares al día. Y el Banco Mundial acaba de publicar un informe, “Un cambio de suerte” en el que prevé que “la pobreza extrema mundial aumentará por primera vez en más de 20 años…, como consecuencia de la convergencia de la pandemia de COVID-19, los conflictos y el cambio climático”. Entre 88 millones y 115 millones más de personas caerán en la pobreza extrema.

Unos logros “muy fuertes”

En una entrevista concedida a la agencia Xinhua el pasado septiembre el secretario general de la ONU, António Guterres, elogió oficialmente estos logros y los calificó como “muy fuertes”.

China se comprometió a erradicar la pobreza extrema para finales de este año. Solo durante este año el Gobierno central ha invertido 140.000 millones de yuanes (21.240 millones de dólares). A finales de 2019, todavía 52 distritos en las zonas noroeste, suroeste y sur del país no habían alcanzado el objetivo. Sin mebargo, los últimos nueve distritos pobres, todos en la provincia de Guizhou en el suroeste de China -que solía tener la mayor población de personas pobres- acaban de eliminar la pobreza extrema. El ingreso neto anual promedio de las personas pobres en los nueve distritos de Guizhou se ha elevado a 11.487 yuanes (alrededor de 1.740 dólares). En China, el umbral de pobreza se fija en un ingreso anual de 4.000 yuanes (510 euros) y que no tengan acceso estable a vivienda, alimentos, ropa, sanidad, educación y agua potable. Desde 2012, Guizhou ha sacado de la pobreza a 9.230.000 personas y lo ha hecho al ritmo de más de 1 millón de personas cada año.

En declaraciones al corresponsal de la agencia EFE en Pekín, en una crónica publicada por La Vanguardia, un portavoz del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) resaltó que lo más destacado del programa chino contra la pobreza es que ha intervenido en las distintas regiones del país en función de su contexto: “Se llevan a cabo evaluaciones exhaustivas de los recursos de los que se dispone, así como de las condiciones medioambientales o la cultura de cada provincia, condado y aldea”.

Como ha observado Robert Lawrence Kuhn, un destacado experto estadounidense en China y presidente de la Fundación Kuhn, “la liberación de la pobreza es un “microcosmos” del desarrollo de China, ya que demuestra cómo el sistema del país realmente funciona sobre el terreno”.

1949. China se puso en pie

Los hechos son contundentes, y nadie puede negar el crecimiento chino y sus efectos en las condiciones de vida de la población. Pero permanentemente se intenta borrar que los cimientos del crecimiento chino no empezaron con las reformas de 1978, sino con la revolución de 1949, para transmitir un mensaje: el “izquierdismo” de Mao condujo a la economía china al desastre, mientras que las meoras solo vinieron cuando se adoptaron las reformas de Deng Xiaoping, dando entrada al capital extranjero y se abandonó el “colectivismo”.

Es falso que China se empobreciera en el periodo 1950-1978. Hubo periodos de recesión y enormes dificultades, pero, visto de conjunto, el PIB chino se multiplicó por cuatro y bajo la dirección de Mao Tse Tung se sentaron las bases de este camino de progreso. 

En primer lugar en la industria, la base que sostiene, desde 1949 hasta hoy, el crecimiento chino, dedicando un sobre esfuerzo a la inversión industrial equivalente al 40% del PIB. En el campo, con una reforma agraria que acabó con el dominio de los terratenientes y las relaciones feudales y redistribuyó tierras entre 120 millones de familias. Y en las transformaciones sociales impulsadas por la revolución que  redujeron el analfabetismo radicalmente del 80% antes de 1949 a menos del 15% en 1976; la generalización de la atención sanitaria primaria al conjunto de la población… En 1949 la esperanza de vida apenas llegaba a los 35 años, en 1982 se había elevado a los 68.

La lucha contra la pobreza no termina aquí

Obviamente, la eliminación de la pobreza extrema no significa que el problema de la “pobreza relativa” ya no exista. De hecho, en un artículo del diario oficioso chino The Global Times se afirma “que, dado que ahora se considera que la pobreza extrema ha sido eliminada, la definición de pobreza de China se ampliará gradualmente. El objetivo será pasar de satisfacer las necesidades básicas de subsistencia a vivir una vida digna”. Por lo que se piensa que “después de 2020, China continuará tomando el alivio de la pobreza como una de sus prioridades e introducirá nuevos estándares de pobreza que se mantengan al día con los tiempos y establezcan metas más altas”.

Sin duda este logro milenario de China sobre la también tiene que ver con el hecho de por qué China está venciendo a la pandemia, la prevalencia de una línea, que hunde sus raíces en la revolución de 1949 y que, independientemente de los errores y valoraciones que cada uno tenga sobre el actual régimen chino, sigue cosechando éxitos 71 años después.