El acercamiento entre los dos gigantes que representan más de la tercera parte de la humanidad constituye «una apuesta elevada para los intereses de Estados Unidos». La forma en que India y China resuelvan sus diferendos tendrá efectos profundos en el paisaje asiático, y en el lugar que ocupa Estados Unidos en él.
Una de las cuestiones geoestatégicas del siglo XXI es el ascenso de otencias intermedias, como China y la India, al rango de grandes potencias militares. El problema es que ambos países, primero y segundo más poblados del mundo, están en el mismo rincón del planeta; de hecho comparten frontera.El acercamiento entre los dos gigantes que representan más de la tercera parte de la humanidad constituye «una apuesta elevada para los intereses de Estados Unidos». La forma en que India y China resuelvan sus diferendos tendrá efectos profundos en el paisaje asiático, y en el lugar que ocupa Estados Unidos en él.En su evaluación del crecimiento mundial para la próxima década, el brillante economista Stephen Roach vaticinó que los dos motores mundiales serían India y China, mientras que la tripolaridad geoeconómica (Estados Unidos, la Unión Europea y Japón) se sumiría en la recesión, si no en la deflación. En la actualidad, las dos únicas economías dignas de ser citadas que están creciendo son India (alrededor de 6 por ciento) y China (alrededor de 8 por ciento, pese a la neumonía atípica).Suena interesante que India y China exhiban «economías mixtas», es decir, que sean reguladas por el Estado, a diferencia del resto de los «países emergentes», totalmente desregulados, que fueron arrasados por el agujero negro del déficit de cuenta corriente de Estados Unidos.Sin contar la anexión del Tíbet por China y el espinoso asunto de Sikkiam, los reclamos fronterizos son mayúsculos: China ocupa en forma silenciosa 38 mil kilómetros cuadrados en Ladakh (el viejo principado de Cachemira en disputa entre India y Pakistán) e India ocuparía 90 mil kilómetros cuadrados en Arunachal Pradesh que pertenecerían a China.La geoestrategia mundial se ha transformado con la presencia del ejército de Estados Unidos en Afganistán e Irak (y con bases militares en algunos países centroasiáticos de la antigua URSS). No falta quien, como el analista Pravin Sawhney, pretenda detectar las «intenciones estratégicas de largo plazo» de China («una potencia regional que se prepara a su papel global»), que utiliza el apotegma de Sun Tzu («derrotar al enemigo sin librar una batalla»), cuyo abordaje de la India se centra en cuatro postulados: «una alianza estratégica con Pakistán que deje a India como una potencia subregional; no permitir concesiones políticas o diplomáticas; mantener difuso el asunto transfronterizo; y emplear la paz obtenida para construir un poder nacional que incluya el poder militar» (Asia Times, junio de 2003).India también posee sus halcones, como Brama Chellaney, adicto a la doctrina hindutva (la supremacía racial hindú), quien se basa en un desmedido «temor al dragón» que alimenta la paranoia india con los movimientos estratégicos que ha realizado China en el océano Indico (una base naval en Gawdar, Pakistán; radares y acceso naval en la costa de Burma; y su expansión comercial a las islas Maldivas).Más ecuánime, el analista indio V. Paranjpe reconoce que «económica y militarmente China se encuentra muy por delante de nosotros. La única ventaja que busca es política. Si India y China se juntan constituirán una fuerza global poderosa para impedir el oleaje del unilateralismo de Estados Unidos».La expansión militar de China, cuyo presupuesto de defensa ha registrado un crecimiento anual de dos dígitos en los últimos 19 años, es parte de una tendencia regional más amplia. Rusia -una nación tanto del Pacífico como de Europa, no debemos olvidarlo-, va por detrás de Estados Unidos y China en lo que concierne a gasto militar. Japón, que cuenta con 119 buques de combate, incluidos 20 submarinos de tipo diésel-eléctrico, puede presumir de tener una fuerza naval tres veces más grande que la del Reino Unido (y pronto será cuatro veces mayor: entre 13 y 19 de los últimos 44 grandes buques de Reino Unido pasarán a la reserva por orden del Gobierno laboralista).La Armada de la India podría llegar a ser la tercera del mundo en sólo unos años, a medida que incrementa su actividad en el océano Indico, desde el canal de Mozambique hasta el estrecho de Malaca, entre Indonesia y Malasia. Por su parte, Corea del sur, Singapur y Pakistán invierten un mayor porcentaje de su producto interior bruto en defensa que el Reino Unido o Francia, que son, de lejos, los países europeos con más mentalidad militar.Desde el 11 de septiembre de 2001, el Pentágono he tratado de militarizar la región con el argumento de defenderla contra posibles ataques terroristas. EEUU ha logrado hacerse de una base aérea en Banda Aceh, la Base de la Fuerza Aérea Sultán Iskandar Muda, en el extremo norte de Indonesia. Los gobiernos de la región, incluyendo el de Birmania, sin embargo, han rechazado firmemente los esfuerzos de EEUU por militarizar la región. Una simple mirada al mapa confirma con claridad de importancia estratégica de Birmania.El estrecho de Malaca, que une los océanos Índico y Pacífico, es la ruta marítima más corta entre el Golfo Pérsico y China, y es el cuello de botella clave de Asia. Más del 80% de las importaciones de petróleo de China son transportadas por buques petroleros que transitan por el estrecho de Malaca. El punto más angosto es el canal de Phillips, en el estrecho de Singapur, que en su punto más estrecho mide sólo 2,4 kilómetros. Más de 12 millones de barriles de petróleo transitan por esta estrecha vía en supertanqueros, la mayor parte en ruta hacia el mercado de energía de mayor crecimiento del mundo, China, o hacia Japón.Si se cerrase el estrecho, aproximadamente la mitad de la flota mundial de buques petroleros tendría que hacer un recorrido más largo. El cierre aumentaría de inmediato las tasas de los fletes en todo el mundo. Más de 50.000 buques al año transitan por el estrecho de Malaca. La región comprendida entre Birmania y Banda Aceh en Indonesia se está convirtiendo rápidamente en uno de los cuellos de botella más estratégicos del mundo. Quien controle estas aguas controla el suministro de energía de China.br>China va a conceder 200 millones de dólares a Pakistán para construir un puerto de aguas profundas en Gwadar, a apenas 390 millas náuticas del estrecho de Ormuz. Pekín también intenta colaborar con la Junta Militar de Birmania para crear otro puerto de aguas profundas en la Bahía de Bengala. Incluso ha dado a entender que está dispuesta a financiar la construcción de un canal de 30 kilómetros a lo largo del istmo de Kra, en Tailandia, que abriría una nueva vía de comunicación entre los océanos Indico y Pacífico. Por extraño que parezca, el Pacífico, como principio organizador de los asuntos militares del planeta, también se cernirá sobre Africa. No es un secreto que uno de los principales motivos detrás de la decisión del Pentágono de establecer su nuevo Centro de Mando Africano es contener y vigilar la creciente red de proyectos de desarrollo que China ha emprendido a lo largo de las regiones subsaharianas.EE UU trata de tener cuidado de no apoyar muy abiertamente a India en detrimento de China. India, seguirá no alineada, pero ligeramente inclinada hacia Estados Unidos. Sin embargo, cualquier alianza oficial con India comprometería la frágil relación que mantiene con China.