15-6-2017
Occidente está envuelto en una ola de caos. El miércoles, un pistolero abrió fuego contra miembros del equipo republicano de béisbol del Congreso, hiriendo a cuatro personas incluyendo a Steve Scalise, el látigo mayoritario de la Cámara de Representantes. Hace días, los abogados generales en Washington y Maryland presentaron una demanda contra el presidente Donald Trump, acusándolo de violar la Constitución. Europa está eclipsada por el terrorismo. Un incendio en Londres mató al menos a 67 personas recientemente, exponiendo serias lagunas en la gestión y las respuestas de emergencia.
Las instituciones de Occidente siguen funcionando, pero su calidad se está deteriorando. A medida que el consenso y la cohesión se erosionan, muchos países son atravesados por la lucha política y las disputas internas. Abrumado por los problemas internos, la autoconfianza de Occidente ha sido la más duramente golpeada desde el final de la Guerra Fría.
Occidente es un factor clave en el proceso de ascenso de China (…) ha sido una fuente principal de tecnología y capital. Pero los valores occidentales y la infiltración ideológica han planteado un desafío político significativo para China. Junto con la creciente fuerza de China, EEUU y Japón han ejercido conjuntamente una mayor presión geopolítica sobre el país. El caos actual en Occidente puede llevar a algunos cambios. Primero, habrá menos posibilidades de que los países occidentales tomen a China como su enemigo común. La relación diversa entre China y Occidente está moldeada por el creciente comercio bilateral, y actualmente Occidente está asediado por contradicciones.
La presión ideológica de Occidente también será menor durante algún tiempo. Los ideales tradicionales de los derechos humanos se enfrentan a más controversias en Occidente, que cada vez más reflexiona sobre las consecuencias de demasiada democracia y libertad. Además, las luchas internas han desviado mucha de la atención anteriormente puesta sobre China. La teoría de la amenaza de China no se mantiene a flote y Occidente está más preocupado por asuntos tales como impulsar la economía y el antiterrorismo, una tendencia que será más prominente en el futuro.
China también necesita reevaluar a Occidente, sobre el cual necesitamos una comprensión precisa. En el momento en que Occidente está luchando con varios males, China debe tomar tiempo para manejar bien sus propios asuntos. China debe tener más confianza, sin preocuparse demasiado por cómo nos ve el Oeste. El desarrollo en China y Occidente ha demostrado que el camino de China es correcto. Las críticas fragmentadas de la opinión pública occidental no cambiarán la realidad.
Es un momento oportuno para que China consiga un consenso dentro del país. Muchas de las ideas erróneas en la opinión pública china provienen de la adoración de Occidente. Lo que está sucediendo corregirá la comprensión del público. Sin embargo, en cuanto a lo desordenado que se convertirá el Occidente, no debemos sobreestimar el grado. Es difícil decir si eso significa que la presión sobre China será aliviada. China necesita aprovechar la iniciativa desarrollando la capacidad de hacer frente a emergencias y acontecimientos imprevistos. Cualquier potencia emergente experimenta altibajos; China no tendrá una suerte especial.