El yuán está dando pasos firmes para convertirse en una moneda alternativa al dólar en el comercio mundial de hidrocarburos. China es ya, por delante de EEUU, la mayor compradora de petróleo del mundo, lo que le da fuerza para cuestionar el papel del verde estadounidense -todavía dominante y responsable del 42% de las transacciones comerciales realizadas en el mundo- como divisa de referencia en el estratégico mercado global de crudo.
Los esfuerzos de Pekín para desdolarizar el mercado mundial del crudo han dado importantes avances en 2017, y todo parece indicar que este año dará saltos cualitativos. Esto podría cambiar radicalmente no sólo las reglas de la compraventa de hidrocarburos sino de todo el comercio mundial, siendo una importante estocada al papel hegemónico del dólar. Las autoridades chinas, con su conocida persistencia, van cimentando el «petroyuán», e impulsan contratos comerciales petrolíferos en la moneda china con su posible conversión en patrón oro.
Hasta hace bien poco, sólo los contratos “West Texas Intermediate” (WTI) y “Brent” -ambos nominados en dólares USA- se utilizaban en mercado mundial de futuros de petróleo, donde se firman acuerdos a largo plazo que obligan a las partes a comprar o vender el crudo a un precio fijo determinado de antemano. Esto está dejando de ser así.
Dado que China -y en torno a ella, el conjunto de las emergentes economías asiáticas- se ha convertido en el principal mercado para los países exportadores de petróleo, los nuevos contratos en yuanes amenazan al petrodólar con convertirse en la nueva referencia. Este tipo de acuerdos pueden permitir a exportadores díscolos con la hegemonía norteamericana -como Rusia, Irán, Venezuela o Qatar- escapar del hasta ahora obligado uso de la moneda norteamericana. De consolidarse este ejemplo, el comercio de otras materias primas estratégicas podría seguir rápidamente su ejemplo, socavando seriamente los cimientos del dólar como moneda exclusiva en las transacciones internacionales.
El papel declinante del dólar -signo de avance del mundo multipolar y de ocaso de la unipolaridad de Washington- está impulsado por un doble motor: por un lado, el esfuerzo de los países emergentes e independientes. Por otro lado, la creciente voracidad e intransigencia comercial norteamericana, potenciada por una administración Trump que tiene por bandera el “América First”.
Un caso claro es el de Rusia, donde Putin ha eliminado el dólar en las transacciones del comercio marítimo ruso. A lo largo del año pasado, los voluminosos acuerdos entre China y Rusia han excluído al dólar del comercio petrolero bilateral, y ambos países han acordado crear un fondo de inversión de 68.000 millones de yuanes (10.000 millones de dólares) para facilitar pagos en yuanes y rublos.
Venezuela, otro gran productor de crudo agredido contínuamente desde EEUU, ha declarado desde el pasado 15 de septiembre su independencia del dólar en el mercado de hidrocarburos, ordenando a los operadores internacionales que su petróleo no se podrá comprar en la moneda norteamericana, sino en yuanes chinos.
Pero el caso más sorprendente es el de Arabia Saudí, donde los petromonarcas no pueden dejar de contemplar la cruda realidad de que la demanda china de hidrocarburos está eclipsando a la norteamericana. Así, cuando Aramco (la petrolera estatal saudí, en dificultades económicas) declaró que haría una ampliación de capital sacando a la venta miles de acciones en las bolsas de Wall Street o de Londres, Pekín ha puesto encima de la mesa una gigantesca y lucrativa oferta: PetroChina y Sinopec, las petroleras estatales chinas, han ofrecido a Riad comprar el 5% de la compañía por la astronómica cifra de 85.000 millones de euros.
Tal operación no ha sido consumada aún, dadas las implicaciones geopolíticas que conlleva. De hacerse realidad no sólo multiplicaría el papel del petroyuán en detrimento del petrodólar, sino que fortalecería los ya importantes vínculos comerciales de China con la cabeza del mundo sunní. Un asunto muy preocupante para Washington.
Damian San hez Nuñez dice:
Un paso muy importante para la paz mundial o para una guerra mundial depende de la locura de los yankis cada vez se ve más debilitados las última declaraciones del yanky los principales enemigos para los Estados Unidos China y Rusia he ahí la locura pero de una forma o de otra la posición de China a nivel mundial es fomentar la paz y el intercambio y eso nos presenta un mundo esperanzador para todos los pueblos quitarnos el yugo del imperialismo de nuestros cuellos