Selección de prensa internacional

China cruza el Rubicón

Empieza a resultar lamentable -por no utilizar un epí­teto más grueso- el provincianismo en que está cayendo la prensa europea a medida que el papel y el peso de Europa decaen en el mundo. Que dí­as atrás tuviéramos que recurrir a la diplomacia hindú para conocer lo que estaba ocurriendo realmente en Irán, mientras la prensa europea se dedicaba, poco más o menos, a ejercer de altavoz de los lugares comunes que Washington (por motivos diplomáticos o de correlación de fuerzas) no podí­a decir en voz alta, o que, como en el caso del artí­culo que hoy reproducimos, tengamos que enterarnos por la prensa coreana de los significativos cambios que se están produciendo en la proyección internacional del poder chino en Asia resultan suficientemente ilustrativo de lo que decimos. El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa mientras la prensa europea se regodea mirando su propio, envejecido y seboso ombligo.

La eriodista Wen Liao –analista de un centro de investigaciones estratégicas para Asia con sede en Londres– publicaba ayer en el diario de Seúl The Korea Times un artículo en el que, bajo el significativo titular de “China cruza el Rubicón”, afirma que el concepto de “ascenso pacífico” que ha guiado la estrategia internacional de Pekín durante las dos últimas décadas es ya insuficiente para contener los múltiples intereses de carácter regional y global que China ha ido acumulando en este período, en consonancia con su emergencia como actor de primera línea en el tablero internacional. La analista de origen chino parte de un hecho incontestable: la rápida y contundente resolución semanas atrás de un conflicto enquistado en el tiempo como el de los Tigres Tamiles de Sri Lanka (la antigua Ceilán) jamás hubiera sido posible sin los suministros militares y la protección política y diplomática que Pekín proporcionó al gobierno de Rajapaska. Sin este decisivo apoyo, según la autora, el gobierno de Ceilán jamás hubiera podido ignorar, como lo hizo, la presión de la opinión pública mundial –es decir, de las grandes potencias– para llevar adelante y hasta el final su victoriosa ofensiva. Con esta actuación, dice, China “ha demostrado su efectividad estratégica en una región que tradicionalmente ha estado fuera de su esfera [de influencia]”. ¿Qué mensaje político y practico encierra esta nueva actitud china? Para la autora lo que se está produciendo es un sutil cambio en la política exterior de Pekín. Si hasta ahora ésta se había basado en una especie, no de aislamiento, pero sí de mantener una prudente distancia en los asuntos regionales en que sus intereses no estuvieran directamente implicados, en estos momentos China “está construyendo más relaciones con sus vecinos que cualquiera de sus rivales”. Creando una red informal cuyo objetivo no es ya sólo “impedir que sus oponentes se coaliguen u obtengan una influencia privilegiada”, sino también la de buscar la influencia necesaria para “restringir las acciones de los socios locales de China a fin de aliviar las tensiones en cualquier lugar que surjan”. Una política que, para la autora, está ayudando a crear las condiciones necesarias para el establecimiento de negociaciones sobre el equilibrio de poder regional basadas en “la coexistencia pacífica y la estabilidad en Asia”: el respeto a los intereses nacionales vitales de todas las partes. Un nuevo reto lanzado por la diplomacia china que veremos si la administración Obama está en condiciones de recoger. Por su parte, y en otro orden de cosas, el Washington Post hace balance de las turbulencias causadas por las elecciones presidenciales de Irán, a las que da, como toda la prensa internacional, por prácticamente liquidadas. Si ya desde el principio el Post mantuvo una posición escéptica sobre la nueva política de Obama hacia Irán, aunque dejando un resquicio abierto a ver sus resultados, tras los acontecimientos de las dos últimas semanas el viraje ha sido total. Con respecto al diálogo directo entre Washington y Teherán considera que si el el régimen iraní opta por participar en él, “será para reforzar su débil legitimidad, no para renunciar a su programa nuclear o su apoyo al terrorismo”. Con respecto a la propuesta de “mano tendida” de Obama, el Post considera que el “único camino posible para poner fin a la amenaza que plantea es el solicitado por los manifestantes: el cambio de régimen”. Ahora tendrían que explicar cómo llevarlo a cabo después de 3 décadas de infructuosos intentos. Corea del Sur. The Korea Times CHINA CRUZA EL RUBICÓN Wen Liao Durante dos décadas la diplomacia china se ha guiado por el concepto del “ascenso pacífico” del país. Sin embargo, actualmente China necesita una nueva doctrina estratégica porque, en Sri Lanka, lo más sobresaliente de la reciente victoria sobre los Tigres tamiles no fue su carácter arrollador sino el hecho de que China proporcionara al presidente Mahinda Rajapaska los suministros militares y la protección diplomática necesaria para llevar a cabo la guerra. Sin el apoyo de China, el gobierno de Rajapaska no hubiera tenido ni los medios ni la voluntad para poder ignorar a la opinión pública mundial durante su ofensiva contra los Tigres. Así, China no sólo se ha convertido en un actor primordial en todos los aspectos del sistema financiero y económico mundial, sino que también ha demostrado su efectividad estratégica en una región que tradicionalmente ha estado fuera de su esfera. El “ascenso pacífico” de China se completó en los frentes de batalla de las playas de Sri Lanka. En la práctica, ¿qué significado tendrá este cambio en puntos críticos como Corea del Norte, Pakistán y Asia Central? Antes de que se desatara la crisis financiera global, China se beneficiaba mucho de la larga expansión registrada en sus extremos orientales y meridionales, y sólo Birmania y Corea del Norte causaban inestabilidad. Sin embargo, el sur y el occidente de China se han convertido en motivos de preocupación creciente. Dada la inseguridad económica al interior de China luego de la crisis financiera y la recesión mundial, el gobierno de China considera que la inestabilidad de sus vecinos es más amenazadora que nunca. La búsqueda de la estabilidad de su región es una de las razones por las que China ha decidido participar en las negociaciones entre seis partes con Corea del Norte, por las que se ha convertido en un gran inversionista en Pakistán (al tiempo que estudia formas de cooperar con el representante especial del presidente Barack Obama, Richard Holbrooke), por las que se adhirió a una declaración de la cumbre Asia/Europa que pedía la liberación de la líder de la oposición birmana, Daw Aung Suu Kyi y por las que intervino para ayudar a poner fin a la guerra civil de 26 años de Sri Lanka. El cálculo subyacente a la estrategia de seguridad nacional emergente de China es sencillo. Sin paz y prosperidad en las largas fronteras de China, no puede haber paz, prosperidad y unidad en el interior del país. La intervención china en Sri Lanka y su notablemente creciente molestia con los regímenes de Corea del Norte y Birmania indican que ese cálculo se ha convertido discretamente en parte central del pensamiento del gobierno. Ese cálculo también lo está aplicando a sus rivales regionales. Por ejemplo, si bien China no dijo mucho públicamente sobre la invasión y desmembramiento de Georgia que llevó a cabo Rusia el verano pasado, Rusia cometería un error estratégico si cree que ese silencio equivale a la aquiescencia tácita con la reivindicación del Kremlin de una influencia “privilegiada” en los países postsoviéticos al occidente de China. En la última cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai (un grupo regional que incluye a países ex soviéticos que comparten fronteras con China y Rusia) se notó la molestia de China. El presidente ruso, Dmitri Medvedev, presionó a la Organización para que reconociera la independencia de Abjazia y Osetia del Sur, pero ésta se negó. Los miembros del Centro de Asia del grupo –Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán— no se habrían opuesto al Kremlin sin el apoyo de China. En una célebre declaración, Vladimir Putin describió la desarticulación de la Unión Soviética como una de las mayores catástrofes políticas del siglo XX. No obstante, desde el punto de vista de China, el colapso de la Unión Soviética fue el mayor beneficio estratégico imaginable. De un solo golpe, el imperio que durante siglos se había estado apropiando de territorios chinos desapareció. La amenaza militar soviética –que alguna vez fue tan grave que el presidente Mao invitó al presidente Richard Nixon a su país para cambiar el equilibrio de poder de la guerra fría— quedó eliminada. La nueva asertividad de China indica que no permitirá que Rusia forme una reunificación soviética de facto y destruya con ello el entendimiento de la posguerra fría bajo el cual la economía china prosperó y su seguridad aumentó. Hasta ahora, los gobernantes de China han considerado la naciente competencia estratégica con la India, Japón, Rusia y Estados Unidos como una lucha para obtener influencia en Asia central y meridional. Los imperativos estratégicos de China en esta competencia son dos: asegurarse de que ningún rival obtenga una peligrosa “influencia privilegiada” en alguna de sus regiones fronterizas; y promover la estabilidad para que el comercio y las rutas marítimas por las que circula estén protegidos (de ahí su interés en Sri Lanka y en combatir a los piratas somalíes). En los años noventa, China buscó disimular su “ascenso pacífico” detrás de una política de “diplomacia de la sonrisa” diseñada para garantizar que sus vecinos no le temieran. China redujo sus barreras comerciales y ofreció créditos blandos e inversiones para ayudar a sus vecinos del sur. Actualmente, el gobierno chino busca determinar la agenda diplomática para aumentar sus opciones y reducir las de sus adversarios potenciales. En lugar de mantenerse distante diplomáticamente, China está construyendo más relaciones con sus vecinos que cualquiera de sus rivales. Esta red informal se está creando no sólo para impedir que sus oponentes se coaliguen u obtengan una influencia privilegiada, sino también para restringir las acciones de los socios locales de China a fin de aliviar las tensiones en cualquier lugar que surjan. En lugar de sentir temor, debe considerarse que la nueva asertividad de China está estableciendo las condiciones necesarias para celebrar negociaciones integrales sobre la base misma de la coexistencia pacífica y la estabilidad en Asia: el respeto a los intereses vitales de todas las partes. En años recientes, ese enfoque iba en contra de la predisposición de la política exterior de Estados Unidos a dar preferencia a doctrinas universalistas en detrimento de un equilibrio cuidadosos de los intereses nacionales. Ahora que la administración Obama ha adoptado el realismo como el hilo conductor de su diplomacia, China tal vez haya encontrado un interlocutor interesado THE KOREA TIMES. 26-6-2009 EEUU. The Washington Post LECCIONES DE IRÁN CADA DÍA que pasa el régimen extremista de Irán ofrece al mundo nuevas lecciones de su verdadera naturaleza. Ayer escuchamos el cinismo del Consejo de Guardianes, que anunció que la elección presidencial de este mes, en palabras de su portavoz, "fue las más limpia que hemos tenido nunca". El jueves fue la exhibición de beligerante arrogancia del Presidente Mahmoud Ahmadinejad, exigiendo al Presidente Obama disculpas por la condena de las violaciones masivas de los derechos humanos que sus fuerzas de seguridad han perpetrado. Toda la semana hemos sido testigos de la fría crueldad con que sus "robocops" atacaban manifestantes pacíficos en las calles de Teherán y de las detenciones masivas de activistas políticos de la oposición y periodistas. Es todavía demasiado pronto para decir si el ayatolá Ali Khamenei y Ahmadinejad tendrán éxito en su golpe de línea dura, de hecho, el líder de la oposición Mir Hossein Mousavi sigue mostrándose desafiante en público. Sin embargo, cada vez está más claro -para todos los que lo quieran ver- lo que el régimen de Khamenei-Ahmadinejad, ofrecerá si sobrevive: dura represión en el interior y una implacable hostilidad hacia Occidente. Si el régimen opta por "participar" a todo con Estados Unidos, será para reforzar su débil legitimidad, no para renunciar a su programa nuclear o su apoyo al terrorismo. El único camino posible para poner fin a la amenaza que plantea es el solicitado por los manifestantes: el cambio de régimen. Algunos han teorizado que la represión del levantamiento popular masivo del Sr. Ahmadinejad podría, al menos, hacer más fácil para los Estados Unidos construir una coalición capaz de imponer sanciones severas. Sin embargo, esta semana trajo una deprimentemente familiar indicación de la forma en que la diplomacia se desarrollará. Rusia, que junto con China ha reconocido a Ahmadinejad como ganador de las elecciones, bloqueó una reunión del Grupo de los Ocho, incluso la condena de la violencia del gobierno. "Aislar a Irán es el enfoque equivocado", dijo el Ministro de Asuntos Exteriores ruso Sergei Lavrov, reiterando su línea oficial. Con el apoyo de EEUU, el G-8 terminó la renovación de su invitación a Irán para entablar negociaciones sobre su programa nuclear, a pesar de que la sangre en las calles de Teherán aún no está seca. Una postura que parece contradecir la posición que el Sr. Obama tomó el martes, cuando denunció la violencia del régimen, diciendo que el movimiento de protesta estaba "en el lado de la historia" y sugirió que pondría en suspenso su política de compromiso. Después de reunirse con la Canciller alemana Angela Merkel el día de ayer, el Sr. Obama, matizó su postura, diciendo que si bien "las conversaciones multilaterales" sobre el programa nuclear con Irán podrían continuar, el "diálogo directo entre Estados Unidos e Irán" estaría sujeto a esperar a ver que pasa en las próximas aproximaciones. Puede haber algunas tácticas en ese sentido: la administración puede mantener la coalición internacional que está tratando de construir al mismo tiempo que niega al líder supremo el impulso político que proviene de un diálogo directo con Washington. Sin embargo, por ahora debería quedar claro que la mejor oportunidad para proteger lo que el Sr. Obama llama "intereses de seguridad fundamentales de EEUU" está en una victoria de la oposición iraní. Eso puede parecer poco probable por ahora. Pero es bastante más probable que un giro hacia la distensión de aquellos que ahora se dedican al asesinato de mujeres jóvenes. Puede que no haya mucho que se puede hacer para ayudar a la oposición, aunque algunas medidas concretas -más dinero para la radiodifusión en el país, por ejemplo- están fácilmente al alcance. Pero, al menos, no debería hacerse nada que pudiera perjudicar la causa del cambio. Lo que no es sólo lo moralmente más justo, es lo más pragmático y realista. THE WASHINGTON POST. 27-6-2009 Francia. Les Echos EL ROMPECABEZAS CHINO Estados Unidos y la Unión Europea dispararon ayer salvas de advertencia contra China en la Organización Mundial del Comercio. La razón puede parecer sorprendente. Americanos y europeos no se quejan de restricciones sobre las importaciones de sus productos, sino de los obstáculos a la exportación de materias primas chinas. De hecho, se trata de una forma de proteccionismo. Restringir las exportaciones de materias primas es permitir a los fabricantes chinos beneficiarse de precios más bajos tras de sus fronteras y, por tanto, precios más competitivos para exportar sus productos terminados. Esta inicio de denuncia es un aconteimiento en la medida que es el primer gesto de esta naturaleza que la administración Obama toma contra China. Lo que contrasta por su carácter oficial con el intercambio de mensajes discretos y codificados durante años entre los estadounidenses y los chinos sobre el cambio del yuan o la solidez de las inversiones chinas en bonos del Tesoro norteamericano. Probablemente no será la última, pues en la OMC se funciona continuamente con denuncias y amenazas de denuncias. Se puede, no obstante, tener la esperanza de que esta será una pelea entre camaradas bien avenidos que no degenerará. Nadie podría permitírselo. El proteccionismo ha sido designado desde el comienzo de la crisis como la bestia negra, el error que nuestra economía mundial no puede permitirse si no quiere caer en la misma catástrofe de la década de 1930. La OMC ha establecido un equipo especial de vigilancia para hacer frente a cualquier eventualidad. Y si hay un país que está vigilado por todo el mundo, ese es China. Si reciclara una parte de sus enormes reservas de divisas a las importaciones, podría acelerar la recuperación mundial. Segundo socio comercial de Europa, será consagrada, sin duda, como segunda economía mundial en 2010, posiblemente en 2009. No es de extrañar, pues, que sus principales socios comerciales estén alarmados cuando los incentivos chinos dan preferencia a las empresas nacionales para la contratación pública. No resulta sorprendente que Alemania, el primer país exportador europeo, cuyas ventas en los mercados exteriores están sufriendo, se apreste a poner en cuestión el proteccionismo, especialmente chino, en el próximo G8. Pero nadie puede darse el lujo de dejar que se instale una guerra comercial entre las principales economías occidentales y Beijing. Ni Estados Unidos, ni Europa ni China. LES ECHOS. 25-6-2009

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