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La negociación del convenio del metal, que entre otros afecta a los astilleros y la automoción, en la provincia de Pontevedra, con unos 40.000 trabajadores afectados, lleva ya tres meses y entra en la tercera semana de huelga indefinida convocada por los sindicatos CIG, CC.OO. y UGT.
La atronal del metal gallega se ha encontrado con una inesperada resistencia de los obreros del metal, expresada sobre todo en la masiva afluencia a las manifestaciones en Vigo y Pontevedra. Frente a la tendencia impuesta en otros grandes centros del sector del automóvil de toda España, por ejemplo SEAT o FORD, donde las grandes centrales sindicales han llevado a los trabajadores a aceptar la rebaja salarial “a cambio de promesas sobre el futuro de sus puestos de trabajo, los obreros del metal gallego se oponen en esencia a “trabajar más por menos”. Y no aceptan las pretensiones de la patronal de recortar derechos, alargar y desregular la jornada laboral y congelar los salarios, aprovechando la crisis.La lucha de los obreros del metal pontevedrés transciende los límites de un conflicto particular para convertirse en un centro de atención de por dónde pueden empezar a marchar las luchas obreras a medida que la crisis se profundice aún más y las grandes patronales se crean con el derecho de imponer que la crisis la paguen los trabajadores.