Desde estas páginas, desde Unificación Comunista de España y desde el movimiento social, cultural y político Recortes Cero, llevamos desde 2016 -más concretamente desde el resultado de las elecciones generales del 20N de 2015- insistiendo en que era posible, y necesario, un Gobierno de Progreso alternativo al ‘Gobierno de los Recortes’ que buscan para nuestro país las clases dominantes y los centros de poder hegemonista. Desde esta publicación hemos impulsado y promovido toda una campaña «Por una Gobierno de Progreso» -con 7 manifiestos en prensa, con cientos de firmas de destacados intelectuales, artistas y personalidades, con miles de firmas ciudadanas- que ha contribuido a abrir camino al gobierno de coalición progresista que finalmente ha sido investido.
Lo dijimos entonces y lo decimos ahora. «Somos mayoría, en votos y escaños, los que rechazamos los recortes, queremos acabar con la corrupción o defendemos las libertades. ¿Por qué tenemos que aceptar un gobierno del PP?»
Nos referíamos a la suma de votos y de escaños de PSOE, Unidos-Podemos y Ciudadanos. Un gobierno “basado en alguna forma de acuerdo entre PSOE, UP y Cs en sus diferentes formas posibles”, sea un gobierno de coalición como el actual, sea un programa de gobierno conjunto, sea un ‘gobierno a la portuguesa’, con el PSOE apoyándose en otras fuerzas desde fuera y los otros desbloqueando mediante la abstención…
Desde estas páginas siempre hemos llamado a Ciudadanos a sumarse a este camino. Hoy muchos se empeñan en encuadrarlos sin remedio en «las tres derechas», pero originalmente fueron una fuerza de regeneración democrática y en defensa de la unidad desde posiciones de denuncia del nacionalismo étnico e identitario. Si la presencia de UP es garantía del carácter “social” del gobierno de progreso, el acuerdo con Cs debía garantizar las cuestiones referentes a la unidad.
La deriva hacia la derecha de Ciudadanos emprendida por la dirección de Albert Ribera se ha demostrado nefasta y ha alejado a este partido de la posibilidad de apoyar -aunque fuera absteniéndose- un Gobierno de Progreso. De estar en algún momento a punto de dar el «sorpasso» al PP, de llegar a sumar 3,5 millones de votos y 40 escaños, la formación naranja ha obtenido ahora los peores resultados de su historia. Han perdido 3 millones de votantes y 30 diputados. No pocas encuestas indica que que entre un 60 y un 80% de los votantes de Ciudadanos hubieran preferido que la formación se abstuviera en la investidura de Sánchez para desbloquear la legislatura. Algo que debería hacer reflexionar sobre la necesidad de recuperar la centralidad y la moderación.
Pero desde estas páginas, el impulso al Gobierno de Progreso siempre ha estado por encima del carácter de las fuerzas llamadas a componerlo, y de nuestras muchas y profundas diferencias políticas con ellas.
Nosotros, UCE y Recortes Cero, hemos apostado -y apostamos- por un gobierno de progreso en sus distintas formas para lograr que en la Moncloa haya un ejecutivo que ponga trabas, obstáculos y límites al proyecto de saqueo, recortes, precariedad y empobrecimiento que los centros de poder -oligárquicos y extranjeros- quieren imponernos. Y para conseguir un gobierno que ofrezca mejores condiciones para que puedan avanzar las exigencias de la mayoría social progresista.
Por ello hemos publicado en los principales periódicos nacionales –El País, El Mundo o periódicos locales- hasta siete manifiestos, 17 páginas en tres periódicos diferentes. Todos ellos editados como páginas de publicidad y rigurosamente autofinanciados con las aportaciones de todos los firmantes.
En ellos han estampado su firma cientos de intelectuales, profesionales y artistas. Pintores como Antonio López; escritores como Juan José Millás; cineastas como Fernando Colomo; dibujantes como Forges; representantes políticos como Gaspar Llamazares, Cristina Almeida o Joan Baldoví. Cada uno de los manifiestos ha logrado una notable repercusión mediática en informativos y tertulias prime time (La Sexta Noche, Al Rojo Vivo…) creando un importante clima de opinión.
Toda esa campaña ha contribuido a lo que hoy es una realidad. A pesar de todos los obstáculos, zancadillas y palos en las ruedas desde las clases dominantes y los centros de poder, al fin hay un Gobierno de Progreso en España.