SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Celebrando los seis millones de parados

La verdad es que me había despedido de ustedes el lunes pasado, pero el banquete de vanidades que reunió en Toledo a la pandilla de tramposos cortoplacistas que lleva la gobernación de España y a su corte de aplaudidores (querían celebrar los seis millones de parados en su primer año en el poder) es algo que no puede ignorarse. Allí, Mariano Rajoy se felicitó por sus grandes logros, como, por ejemplo, que el ritmo de destrucción de empleo se haya acelerado o que la deuda haya aumentado. También que haya crecido el déficit y que las comunidades autónomas sigan fuera de control, en contra de la opinión recogida por The Economist, que asegura que el déficit ha bajado dos puntos y que las CCAA se han «domesticado». ¿De dónde lo sacan? El semanario británico cada vez contrasta menos sus fuentes.

Como diría la señora De Cospedal, “cueste lo que cueste y sea lo duro que sea, seguiremos adelante con las reformas”. Y tiene razón, porque ya solo tiene dos sueldos de lujo, 47 asesores, dos coches oficiales y un agujero presupuestario del 13,4% para 2013, casi 1.000 millones. Vamos, que la pobre lo está pasando fatal. Igual que el resto de aplaudidores, los políticos más caros -en sueldos y privilegios- de Europa… Para ellos, y para los cientos de miles de familiares y amigos que han enchufado, la crisis no existe. Lo más grave, no obstante, es su afirmación de que “2013 será el año de la recuperación”, un engaño que puede inducir a la gente a tomar decisiones de compra o inversión que acabarán en desastre, como hicieron MAFO y Solbes en 2007 cuando incitaron a la gente a endeudarse para comprar viviendas porque “nunca pueden bajar”.

Primer cimiento: el rescate, pero de las cajas alemanas

El año de la recuperación iba a ser 2012, pero ahora lo han cambiado por “el año en el que hemos puesto los cimientos”. Antes de entrar en materia hay algo que deben tener muy claro: España es un país con un potencial de crecimiento extraordinario, aplastado por unas oligarquías políticas, financieras y monopolistas como jamás en el pasado. Si acabásemos con un modelo de Estado inasumible, un rescate bancario innecesario y ruinoso y unos monopolios que nos imponen los precios de los servicios esenciales más elevados de Europa, España crecería como la espuma. Pero nada más lejos. Al contrario que los Gobiernos que ponen los intereses de su país por encima de todo, la actitud del nuestro es un compendio de improvisación, incompetencia y corrupción. Una auténtica arma de destrucción masiva.

Y este es el primer cimiento. Han endeudado a varias generaciones de españoles para rescatar no al sistema financiero, que al final se cerrará en un 60% en la parte problemática, ni para que se restablezca el crédito a la economía productiva, que no cesa de bajar, sino para devolver a los bancos europeos en general y a las cajas alemanas en particular -un hatajo de instituciones insensatas que prestaron un río de dinero sin comprobar nada y sin garantías reales–, hasta el último euro, mientras los pequeños ahorradores españoles (bonistas, compradores de preferentes y accionistas) han perdido hasta la camisa. En todos los demás países, los bancos insensatos han perdido todos sus préstamos insensatos. Solo en la España de Rajoy son contribuyentes y pequeños ahorradores los que han pagado la factura.

Como, además, una vez exprimidas las clases medias y trabajadoras, y congeladas las pensiones era imposible obtener la enorme cantidad de recursos restantes del mercado, Merkel y la Unión Europea incitaron al irresponsable de Rajoy a pedir un rescate para salvar a los bancos, pero vean en qué condiciones. El dinero será avalado íntegramente por el Estado, los bancos tendrán que reducir su tamaño en un 60% y debería crearse un banco malo para absorber todos los activos tóxicos. No se salva el sector, ya que se cierra en un 60%, ni se garantiza la viabilidad de lo que queda. Hoy debe tres veces más al Banco Central Europeo que hace un año y la morosidad cerrará 2012 en casi 200.000 millones de euros, un 77% de empresas. Solo se salvan los intereses de los bancos europeos que financiaron la burbuja.

Cualquier presidente del Gobierno digno de tal cargo habría dicho: «¡Métanse el dinero por donde les quepa!». Cerrados el 60% de los bancos, liquidados sus activos y pagados con ello -que había de sobra– los depósitos hasta 100.000 euros, el resto se repartiría entre pequeños deudores y los institucionales. Y ni un euro de dinero público. Que las cajas alemanas y compañía vayan contra los insensatos y corruptos que firmaron los préstamos, que los procesen, que les embarguen o que los fusilen al amanecer, porque ellos deberían asumir el riesgo por prestar su dinero sin comprobar nada. Lo que no pueden hacer De Guindos y Rajoy es hacérnoslo pagar a nosotros, que es lo que han hecho. Solo en Bankia, entre inyecciones de capital, cobertura de pérdidas y compra de activos tóxicos, estos insensatos han despilfarrado 50.000 millones de un pueblo empobrecido con un 24% de niños por debajo del umbral de la pobreza. Son ellos quienes deberían ser procesados (…)

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