SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Carta de un médico a la presidenta Cospedal

Sra de Cospedal

Las líneas que a continuación usted va a leer pretenden ser una reflexión crítica, constructiva, respetuosa y honesta sobre la gestión que como secretaria general del PP y como presidenta de Castilla-La Mancha viene usted ejerciendo. Como ciudadano español tengo el derecho (y también el deber) de manifestar estas inquietudes.

En primer lugar, permítame que me presente. Mi nombre es Lorenzo García, tengo 61 años, médico de profesión y soy Jefe de la Unidad de Radiología Intervencionista del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, desde hace más de 32 años.

Quiero que sepa que voté a su partido tanto en las elecciones autonómicas como en las generales lo que, dicho de otra manera, me da algo más que derecho a realizar estas criticas por sentirme de alguna manera «cómplice» de su proceder.

Bajo mi punto de vista y con toda sinceridad, se está/n equivocando, sobre todo en lo referente a las «formas» con las que está ejerciendo su gobierno. La razón de votar a su partido fue, fundamentalmente, porque entendía que la política que había realizado el PSOE, tanto a nivel autonómico como estatal, había sido nefasta, con un derroche económico que puso a este país al borde de la ruina. Son tantos los ejemplos y suficientemente conocidos que no merece la pena detenerse un instante en ellos. El derroche no solo fue en autonomías gobernadas por los socialistas, también en las que el PP tenía el gobierno (Comunidad Valenciana, Baleares, etc.). De cualquiera de las maneras muchos (no solo los «afiliados» o los «fanáticos») creíamos que el cambio se hacía necesario, siendo conscientes de que había que asumir una serie de ajustes/recortes. El problema surge cuando ustedes los están implantando sin ningún tipo de explicación y, aún más grave (si cabe), sin contar con los profesionales implicados. Esto me recuerda, salvando las diferencias, al despotismo ilustrado: Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Esto, a personas como yo, ha herido nuestra inteligencia, sensibilidad, grado de compromiso social y dignidad. Cada día que pasa estoy más convencido de que los políticos españoles en lugar de agradecer a los ciudadanos el poder servir a la sociedad para la cual se han ofrecido de forma voluntaria, «exigen» un reconocimiento y una fe ciega a su gestión.

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