Carta abierta de Aminetu Haidar a la sociedad española

Hoy, después de mi expulsión ilegal de mi tierra por las autoridades marroquí­es, después de ser retenida ilegalmente en este aeropuerto de Lanzarote por el Gobierno español y de ser separada de mis hijos contra mi voluntad, siento más que nunca el dolor de las familias saharauis separadas desde hace más de 35 años por un muro de más de 2.600 kilómetros.

EL CONFIDENCIAL.- Lo mismo sucede en el caso de las emresas. Los datos del banco central indican que el flujo efectivo acumulado en los últimos doce meses alcanza los 645 millones de euros, cuando un año antes ascendía a 90.003 millones de euros, lo que da idea de la enorme restricción del crédito que se ha producido en la economía española en los últimos meses, y que explica en parte el hecho de que el PIB lleve ya cinco trimestres consecutivos con crecimiento negativo. Si en 2008, el crédito a las empresas crecía todavía a ritmos del 7,4%, en 2009 se registraba ya una histórica tasa del 0,0%, lo que significa que las empresas no encuentran financiación. CINCO DÍAS.- Con todo, no obstante, el Gobierno de España tiene que hacer un esfuerzo intelectual para calibrar la importancia capital que tiene la máxima calificación crediticia, y un esfuerzo político y financiero para retener el rating de sobresaliente que desde 2000 tiene España con todas las agencias de calificación. Ayer el primer banquero del país, Emilio Botín, recordó explícitamente la necesidad de "hacer un esfuerzo conjunto del sector público y privado para mantener el rating de España". En definitiva: hay que tomarse en serio este asunto, con políticas expresamente pensadas para ello, porque el coste de retroceder sería incalculable para la economía española. CARTA ABIERTA DE AMINETU HAIDAR A LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS Hoy es 10 de Diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. En estos momentos en los que se conmemora un día sagrado para la Humanidad, un día de ideales y de principios que garantizan los derechos básicos; yo, que soy defensora de Derechos Humanos, estoy en huelga de hambre desde hace 25 días a causa de la injusticia y de la falta de respeto a los Derechos Humanos. Hoy, después de mi expulsión ilegal de mi tierra por las autoridades marroquíes, después de ser retenida ilegalmente en este aeropuerto de Lanzarote por el Gobierno español y de ser separada de mis hijos contra mi voluntad, siento más que nunca el dolor de las familias saharauis separadas desde hace más de 35 años por un muro de más de 2.600 kilómetros. Hoy, como cada día, sufro pensando en mis compañeros encarcelados, sufro pensando en los siete activistas de Derechos Humanos que, por decisión arbitraria del gobierno marroquí, van a comparecer ante un tribunal militar y son amenazados con la pena de muerte. Pienso también en la población saharaui, oprimida y reprimida diariamente por la policía marroquí en el Sahara Occidental. Y pienso en su futuro. En este Día Internacional de los Derechos Humanos felicito a todas las personas libres que defienden los derechos elementales y se sacrifican para lograr paz en el mundo, y al mismo tiempo les lanzo un llamamiento urgente para la protección de los derechos de mi pueblo, el pueblo saharaui. Hoy es también un buen día para la esperanza, un día que aprovecho para pedir al mundo y especialmente a las madres, que apoyen mi reivindicación, que es el regreso al Sahara Occidental. Deseo abrazar a mis hijos, deseo vivir con ellos y con mi madre, pero con dignidad. Hoy quiero agradecer a la sociedad española su solidaridad y su defensa continua de los derechos legítimos del pueblo saharaui y también, su solidaridad conmigo en estos duros momentos. Aminetu Haidar Aeropuerto de Lanzarote, 10 de Diciembre de 2009 Opinión. El Confidencial La banca ahoga a familias y empresas: el crédito cae a niveles históricos C. Sánchez La liquidez ha dejado de ser un problema para las entidades financieras -el BCE presta fondos a tipos baratos y de forma abundante-, pero el crédito sigue sin llegar a los agentes económicos. Y no sólo eso, el flujo efectivo de dinero que llega a empresas y familias no sólo ha dejado de crecer, sino que está cayendo ya en términos netos, lo que significa que cada vez hay menos crédito en manos de los particulares. Los datos recién publicados por el Banco de España indican, en concreto, que en el caso de los hogares el flujo efectivo (diferencia entre préstamos y amortizaciones) ha sido negativo en octubre en términos anuales (comparación con el mismo mes del año anterior) en 1.048 millones de euros. Hoy hay, por lo tanto, menos dinero prestado que hace un año. Para hacer una idea de lo que significa esta restricción del crédito de los hogares, hay que tener en cuenta que en 2006 el dinero ‘nuevo’ que llegó a las familias (sin tener en cuenta el stock acumulado) ascendió a 127.886 millones de euros. Un año después, el flujo efectivo equivalía ya a 97.497 millones de euros, pero en 2008, en plena tormenta del sistema crediticio, ya se produjo una caída significativa hasta los 38.385 millones que llegaron a las familias españolas para atender sus necesidades de financiación: vivienda o bienes de consumo. Pues bien, y como se ha dicho, en los últimos doce meses el flujo efectivo es negativo en 1.048 millones de euros, con diferencia el peor registro desde que el Banco de España comenzó a elaborar las series de crédito. En términos relativos, esto significa una caída interanual del -0,2%, cuando el año comenzó con un incremento del 3,7%. Es decir, que pese a que en los mercados mayoristas (donde bancos y cajas de ahorros se aprovisionan de fondos) se ha producido una progresiva normalización, en las oficinas bancarias están lejos de haberse normalizado. Lo mismo sucede en el caso de las empresas. Los datos del banco central indican que el flujo efectivo acumulado en los últimos doce meses alcanza los 645 millones de euros, cuando un año antes ascendía a 90.003 millones de euros, lo que da idea de la enorme restricción del crédito que se ha producido en la economía española en los últimos meses, y que explica en parte el hecho de que el PIB lleve ya cinco trimestres consecutivos con crecimiento negativo. Si en 2008, el crédito a las empresas crecía todavía a ritmos del 7,4%, en 2009 se registraba ya una histórica tasa del 0,0%, lo que significa que las empresas no encuentran financiación pese a lo atisbos de recuperación económica. Y muchos de esos fondos corresponden a refinanciaciones bancarias realizadas para evitar que alguna sociedad entre en suspensión de pagos. Nuevos créditos Sí encuentra financiación, por el contrario, el sector público, que se lleva prácticamente el cien por cien de los nuevos créditos. La financiación a las distintas administraciones públicas crece ya a un ritmo del 34,4%, prácticamente el doble de lo que aumentaba en 2008. O dicho en otros términos. Mientras que el sector público ha captado en los últimos doce meses 111.762 millones de euros de crédito bancario (hasta los 404.192 millones), empresas y familias han tenido una financiación negativa. A esto fenómeno se le suele llamar ‘crowding out’, que se define cuando el sector público expulsa del mercado de crédito a los agentes económicos privados. La causa de esta evolución tiene que ver con el deterioro general de la actividad económica, que ha hecho aumentar de forma exponencial la aversión al riesgo por parte de las entidades financieras. Si hace apenas un par de años la oferta crediticia era abundante, hoy se ha reducido hasta niveles históricamente bajos. Es decir, que bancos y cajas prefieren prestar antes dinero al sector público (donde las probabilidades de impago son residuales), que al sector privado, donde los fallidos están a la orden del día. De hecho, la dudosidad bancaria (paso previo a la mora) asciende ya a 89.794 millones de euros, muy por encima de los 54.421 millones que se registraban en octubre del año pasado. La banca entiende, por lo tanto, que hay un problema de solvencia de los agentes económicos privados, y por eso no presta dinero. A esto hay que añadir otro problema considerable, y que algunos han llamado las ‘subprime española’. La banca tiene aún que digerir los 324.664 millones de euros que tiene prestados al sector inmobiliario, más otros 134.690 millones que destinó a la financiación del sector de la construcción. En total, 460.000 millones de euros (cerca del 45% del PIB) depositado en el ‘ladrillo’ que presionan como una losa contra los balances bancarios. Es decir, que sólo restituyendo el equilibrio entre recursos propios (capital y reservas) y activo, la banca estará en condiciones de volver a prestar, pero para eso debe salir adelante el proceso de reestructuración del sistema financiero, particularmente en el caso de las cajas de ahorros. El aumento de las restricciones al crédito se ha producido en un contexto de tipos de interés históricamente bajos, lo cual es especialmente significativo. Y pone de manifiesto hasta qué punto los mecanismos de transmisión de la política monetaria tienen sus limitaciones. El tipo de interés sintético (media de todas las operaciones) se situó en octubre en el 3,44%, muy por debajo del 6,5% registrado un año antes. En el caso de la vivienda, el descenso es todavía más espectacular, del 6,21% al 2,7%), mientra que en los créditos al consumo (con mayor riesgo) el descenso ha sido mucho más moderado. Se ha pasado del 9,39% hace un año al 7,59% actual. Es decir, que teniendo en cuenta que la inflación ha sido negativa durante buena parte del año, eso significa que los tipos de interés reales son positivos, lo cual ha provocado una contracción importante en la demanda de crédito. No solo hay restricciones desde el punto de vista de la oferta sino también de la demanda por la falta de confianza de las empresas y las familias en el futuro de la economía y por las expectativas de caída de los precios de la vivienda, que retrasa las decisiones de adquisición. El resultado es una persistente contracción del PIB derivada de la falta de financiación- EL CONFIDENCIAL. 11-12-2009 Editorial. Cinco Días La importancia del rigor financiero El anuncio de Standard & Poor’s de poner en cuarentena la calificación atribuida a las finanzas del Reino de España ha reabierto el debate acerca de la calidad de las emisiones de bonos españoles y de su sostenibilidad en el largo plazo. Además, la coincidencia con la revisión de la nota concedida a Grecia y Portugal ha condicionado la discusión, puesto que, aunque se trata de países todos ellos de la zona euro, tienen economías bien diferentes y capacidad de generación de recursos y de sostener sus compromisos futuros también diferentes. En todo caso, el asunto sacado a la palestra por la agencia de calificación es la mejor excusa para recordar, a quien lo sabe y a quien lo desconoce, cuán importante es el rigor financiero estatal para mantener el flujo de inversión exterior, especialmente necesaria en un país con escaso nivel de ahorro y creciente necesidad de financiación ajena. Evidentemente, Grecia y España no están en la misma latitud financiera. El Estado heleno emite deuda con un diferencial sobre la economía de referencia, la alemana, de más de 200 puntos básicos, mientras que la prima de riesgo de España medida con el mismo criterio no supera los 70 puntos básicos. Además, España tiene una deuda pública sobre PIB emitida que superará ligeramente el 60% cuando termine 2010, mientras Grecia cuantifica el doble, y admite un déficit fiscal de más del 12% este año y el que viene. Y por si hubiera pocas diferencias, Grecia ha perdido toda credibilidad económica, financiera y estadística, con sucesivos engaños a las autoridades comunitarias, mientras que España ha cumplido a rajatabla siempre sus obligaciones con los socios que amparan su misma divisa. Con todo, no obstante, el Gobierno de España tiene que hacer un esfuerzo intelectual para calibrar la importancia capital que tiene la máxima calificación crediticia, y un esfuerzo político y financiero para retener el rating de sobresaliente que desde 2000 tiene España con todas las agencias de calificación. Ayer el primer banquero del país, Emilio Botín, recordó explícitamente la necesidad de "hacer un esfuerzo conjunto del sector público y privado para mantener el rating de España". En definitiva: hay que tomarse en serio este asunto, con políticas expresamente pensadas para ello, porque el coste de retroceder sería incalculable para la economía española. Desde Fráncfort, el consejero español del Banco Central Europeo, José Manuel González Páramo, recordó igualmente que la argumentación de Standard & Poor’s está fundamentada en la evolución de las cuentas públicas de España y sus previsiones de crecimiento y empleo para los próximos años, que no son precisamente las más optimistas del mundo. La calificación que las agencias otorguen a las emisiones del Reino de España condicionan la marcha de la economía, tanto la pública como la privada. Si los mercados tienen alguna duda, por remota que sea, de que España puede tener dificultades para el pago de sus compromisos por la fuerte acumulación de deuda, cobrarán un sobreprecio que engordará el capítulo de coste financiero del Estado. Pero tal sobrecoste se traslada también a la financiación privada de empresas y bancos, lo que encarece el crédito tomado por hogares y pymes, con la consiguiente pérdida de posibilidades de crecimiento y creación de empleo. Además, mantener una abultada deuda pública exige tipos más elevados para financiarla y merma los recursos que están dispuestos al riesgo en la actividad privada. Por ello, si Zapatero ha dado algunos pasos para recomponer la situación financiera del país con pequeños retoques alcistas a los impuestos, debería intensificarlos en el siguiente presupuesto. Un recorte serio del gasto público no productivo sería una señal convincente para los mercados que tienen que prestar el dinero al Tesoro de España. Pero debe ir acompañado de todos aquellos elementos, fundamentalmente reformas de los mercados de bienes, servicios y factores, que restablezcan un crecimiento sostenido para generar empleo, que es la mejor manera de recomponer las finanzas públicas. Ese compromiso del sector público y privado del que habla Emilio Botín supone esfuerzo colectivo de todos los agentes económicos para hacer que la suma de sacrificios devuelva la economía a las condiciones que faciliten su crecimiento. EXPANSIÓN. 11-12-2009

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