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Carlos Hipólito: «Hay que seguir contando historias pero con otro modelo»

Carlos Hipólito es finalista en la categorí­a de Mejor Actor Protagonista, por «Todos eran mis hijos»

¿Por qué crees que cada vez más gente va al teatro?La gente acude al teatro porque quieren ver algo en directo. Estamos en una época en la que todo lo que nos llega es a través de una pantalla. La gente tiene ganas de vivir el directo. El teatro impacta al espectador y le permite sentirse parte de él. Esto está haciendo también que los conciertos tengan más público.Supongo que habrá representaciones con duende, únicas…Las representaciones son algo especial que se da cada día, y hay veces que se crea una energía especial o que se produce esa magia. Y hay veces que no se produce, claro. Una obra de teatro es aparentemente siempre igual, pero nunca es así, porque la energía que envía el público también cambia. Cuando se da una armonía entre lo que pasa en el escenario y lo que pasa en la sala es cuando hay comunicación y magia. Es ese algo que es un misterio, que es maravillosos y que hace que siempre lo estés buscando.¿Crees que tiene que ver con el éxito del teatro el que cada vez se trabaje más el teatro de género, de terror, los musicales…?Cuanto más variada es la oferta más fácil es que la gente encuentre lo que le gusta, y afortunadamente se está diversificando. Eso incluye diferentes géneros y hay lugar para todos. ¿Cómo ha sido tu experiencia en el musical dirigido por Mario Gas, Follies?Maravillosa. El teatro musical siempre me ha gustado mucho como espectador pero que no había tocado nada. Yo hice “Historia de un caballo” que se hizo con formato de musical, un cuento de Tolstoi, pero en el que la partitura no tenía entidad como para considerarse musical. Cuando Mario Gas me dio la oportunidad me volví loco de alegría. Es un género para el que siempre me he estado preparando, aunque la vida no me había llevado por esos derroteros.Ha sido un gran riesgo, claro. En los ensayos me preguntaba qué necesidad tengo yo de ponerme a prueba de esta manera. La partitura de Follies es muy complicada. Afortunadamente ahora estoy contento porque después me han soltado muchos piropos..El espectáculo ha funcionado muy bien y volveremos con él desde el 7 de junio al 21 de julio en el mismo Teatro Español. «Las giras como las conocíamos hasta ahora parece que van a dejar de existir»¿Crees que con la nominación de Todos eran mis hijos se reconoce el valor de un teatro de “bisturí”?Eso en todo caso se lo tendrían que agradecer a Claudio Tolcachir, porque los actores solo nos ponemos al servicio de los textos. Nuestro trabajo es mucho más humilde. Mi granito de arena es el de interpretar a Joe Keller, un personaje dentro de una obra que disecciona un momento social que aunque es una época determinada es totalmente extrapolable a cualquier época. Es genial que un buen texto se revisite de la manera en la que lo hizo Claudio Tolcachir, con toda la verdad del mundo y contando la historia sin alardes de director. EN definitiva es lo que hemos facilitado los actores, que la historia le llegue al espectador de la manera más directa posible a través de la emoción y la reflexión. Creo que ahí está el reconocimiento.El personaje fue un reto porque no pensaba que fuera muy apropiado para mi. La descripción que hace Miller del personaje no tiene nada que ver conmigo… “un hombre de 65 años, alto, grande, robusto…” Le dije a Claudio que se lo pensara bien y me dijo que lo tenía muy claro, que quería rejuvenecer al personaje porque en la historia, si Joe Keller es consecuente puede ir a la cárcel. Claudio pensó que era más interesante presentar a una persona más joven que se juega más yendo a la cárcel. Fuimos un equipo muy compacto y me da pena que no hayan habido más actores de la obra nominados… claro, yo hubiera nominado a todo el reparto. En todo caso estoy realmente agradecido con la nominación.Le esperan tiempos difíciles al teatro, vistos los recortes. ¿Cuál es la perspectiva que se abre para los profesionales?Toca reinventarse. Aunque haya más público el problema es que no hay muchas salas programando, y no me refiero a las grandes ciudades, sino al resto. El teatro se nutre de las giras y están dejando de producirse. Ya no se pueden hacer porque las contrataban los ayuntamientos que ahora no tienen dinero. De hecho han dejado de pagar mucho dinero a las pymes del teatro. Tanto que se dice de apoyar a las pymes, las productoras del teatro lo son. Hay un colapso enorme porque las giras como las conocíamos hasta ahora parece que van a dejar de existir. Habrá que seguir contando historias pero plantearse las producciones de otra manera, con otros modelos económicos, echarle imaginación, oficio y bajar el listón en lo económico.

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