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Cara de pez

Después de echar leña al fuego de las ilusiones de la afición con la goleada al Real Madrid, el Valencia vuelve a las dificultades económicas que apretan a final de temporada. 36 jugadores, excepto Morientes y Curro Torres que terminan contrato, están sometidos a diferentes vectores que determinarán su continuidad o no.

Lo rimero a tener en cuenta es como quede el equipo a final de temporada: si se clasifica para la Liga de Campeones o no. Los rivales no parece que vayan a presentarse “entregados” especialmente en esta ocasión. El Atlético espera en el Calderón crecido por su remontada ante el Español, y el Villareal ya demostró ante el Barcelona que nada ni nadie va a hacerle abandonar la carrera. Con victorias en ambos enfrentamientos el Valencia quedaría clasificado directamente para la Liga de Campeones, y el último partido de Liga contra el Athletic de Bilbao sería un mero trámite. Pero Fernando Gómez, director deportivo y vicepresidente, debe reducir un 25% los gastos en salarios de los jugadores, según el plan de viabilidad presentado por el consejero delegado Javier Gómez: unos 25 millones de los 100 que ahora mismo se invierten. Y esto no transmite demasiada estabilidad, ni permite al conjunto concentrarse en lo suyo. Que es, en definitiva, lo que ha mareado a la plantilla durante los últimos meses. La primera vía de “ahorro” son los traspasos de estrellas, y en este punto es en el que bailan los nombres de Silva, Villa y Mata; puede que sí, o puede que no. Pero la fuente principal de venta puede venir del exceso de mediocentros de que dispone Emery. Son nueve en total y sin demasiado buen rendimiento. Al mismo tiempo el equipo necesita un lateral derecho y un delantero, que equilibren la marcha de Morientes y las características estratégicas de juego de Emery. Entre otros, suenan los nombres de Pareja y Sánchez del Español. Con éste último Emery se reunión en comida de trabajo la semana pasada. Desde que el Valencia anunciara el pasado 2 de abril la recepción de un crédito de 50 millones de euros y el equipo iniciara su racha de victorias, el club ha podido sacar la cabeza fuera del agua, y suavizar la cara de pez que traía – de tono ya morado asfixia -. Pero la crisis es estructural y está anclada a sus órganos directivos. No hay ninguna seguridad sobre la aprobación de la ampliación de capital, prevista para el 6 de junio, y con la venta de las parcelas de Mestalla parada, las vías de salvación cada vez son más oscuras. De hecho el club ya tiene preparada, en un reconocido gabinete de abogados de Valencia, la documentación para solicitar el concurso voluntario de acreedores, además del baile de nombres: Villa y Silva, sobre todo, pendientes de su venta. Todos deseamos que no ocurra lo que parece muy probable, y no por los que capitanean la nave, precisamente.

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