Un presidente de los EEUU factura, y mucho. Este parece ser uno de los lemas de Donald Trump. Desde que accedió a la Casa Blanca, en su primer y sobre todo en este segundo mandato, su fortuna y la de su familia se ha multiplicado. A través de negocios, dentro y fuera de EEUU, en los que el gobierno que preside tiene la capacidad de dictar las normas.
Su enriquecimiento no define su presidencia. Como todas las anteriores, su misión principal es gestionar el domino global de la superpotencia y los intereses de la gran burguesía norteamericana. Pero sí es un elemento relevante. Detrás de la fortuna de los Trump no esta solo ni principalmente la conducta de un sinvergüenza que se aprovecha de su poder político. Sino una imagen que radiografía la sustancia del capitalismo norteamericano.
.
Facturar desde la Casa Blanca
En 2024, antes de su retorno a la presidencia, la fortuna de Trump se valoraba en 2.300 millones de dólares. Ahora, pocos meses después de volver a ocupar la Casa Blanca, se ha multiplicado por tres o por cinco. Bloomberg la eleva a 6.400 millones, Forbes a 7.200 millones y The New York Times a más de 10.000 millones.

Este crecimiento tan vertiginoso no se debe a la “sagacidad empresarial” de Trump, sino al poder y las oportunidades de negocio que proporciona el cargo de presidente de los EEUU.
La base del emporio Trump siguen siendo las propiedades inmobiliarias: torres de lujo, hoteles, campos de golf, resorts…
Pero sus negocios se han ampliado a campos cualitativos, gracias al tirón de la marca Trump, que se basa en el cargo que ocupa.
Uno de ellos son las redes sociales. Tras ser expulsado de Twitter al impulsar el asalto al Capitolio, Trump formó su propia red, Truth Social, que hoy ya es una plataforma con creciente influencia desde donde desplegar su ultra reaccionario mensaje. Las acciones de Truth Social ya están valoradas en 4.780 millones de euros, y las que posee Trump en cerca de 2.000 millones.
Trump se ha enriquecido de la mano de los centros de Wall Street
Otro es el universo crypto, las bitcoins o monedas virtuales. A través de la plataforma World Liberty Financial Trump ya controla activos en monedas virtuales valorados en 2.900 millones de dólares. Algunas de ellas, con el nombre de Trump o de su esposa Melania, dispararon su valoración a pesar de no estar respaldadas por valor alguno.

Desde su gobierno Trump impulsa una legislación “cripto frendly”, eliminando todos los límites a unas monedas virtuales que hoy son un vehículo de especulación y estafa. Desde sus negocios, Trump factura aprovechando la relajación en la legislación de los cripto activos.
Y los negocios de Trump también se expanden globalmente al calor de la política exterior norteamericana. En su primer mandato fraguó los “Acuerdos Abraham” entre Israel e importantes países árabes. Y en su vuelta a la Casa Blanca ha respaldado el genocidio israelí en Gaza. Esas relaciones internacionales se han reflejado en la cuenta de resultados del emporio Trump. A través de multimillonarios proyectos en países del Golfo Pérsico, como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Catar…
.
Los benefactores de Trump, o para quién factura el presidente
Que un presidente norteamericano se enriquezca gracias a su cargo no es ninguna novedad. Los Obama declaraban un patrimonio de 1,3 millones al llegar a la Casa Banca. Durante su presidencia se multiplicó por 35, y ahora se eleva a 70 millones. La particularidad de Trump es el volumen, miles de millones, y la desvergonzada publicidad de sus negocios.
Tampoco es un signo original de Trump ostentar altos cargos políticos y ser millonario. El patrimonio de los miembros de la administración Trump se eleva a los 168.000 millones de dólares. Es el gobierno más rico, pero todas las anteriores administraciones norteamericanas estaban repletas de millonarios.

Es la forma particular que adopta el capitalismo monopolista en EEUU. Presidentes, ministros, o congresistas y senadores, llegan al cargo enriquecidos y aumentan su enorme fortuna ejerciéndolo. Poseen un abultado paquete de acciones de los bancos y monopolios que se benefician de las leyes que aprueban.
En Trump ese rasgo que está en el ADN del capitalismo norteamericano adquiere dimensiones gigantescas.
¿Y de la mano de quién adquirió Trump su inmensa fortuna, y sigue hoy incrementándola?
El primer gran proyecto de Trump fue el Hotel Commodore. Se asoció con la Organización Hyatt para comprarlo en 1976. Hyatt Hotels Corporation está, en más de un 90%, en manos de mega fondos de la gran burguesía norteamericana, como Vanguard y BlackRock.
Truth Social, la hiper rentable red social de la familia Trump, es propiedad de la Trump Media & Technology Group. Entre sus accionistas volvemos a encontrar a gigantes de Wall Strett como Vanguard, BlackRock o State Street. Trump no puso un dólar en este negocio… pero recibió casi la mitad de las acciones de la compañía.
Lo mismo sucede con los cripto negocios de Trump. Se difunde que la propiedad de las monedas virtuales está “descentralizada”. No es verdad. Los mayores propietarios de bitcoins son gigantes monopolistas como Block Inc, Galaxy Digital Holdings, o Marathon Digital Holdings, entre cuyos propietarios volvemos a encontrar a centros financieros de la gran burguesía norteamericana como Vanguard, BlackRock, State Street, Capital Reserch…
Trump factura sobre todo para la gran burguesía norteamericana
Para entrar en los cripto negocios, la familia Trump se ha asociado con gigantes como Metaplanet -cuyos principales accionistas con Capital Reserch y Vanguard-, y con American Bitcoin -propiedad de fondos como Vanguard o BlacRock-.
La fortuna de los Trump no existiría si no hubiera caminado, desde sus inicios hasta la actualidad, de la mano de los grandes centros financieros de la gran burguesía norteamericana, que han hecho posible los negocios del actual presidente de los EEUU.
Y aquí llegamos a la pregunta clave: ¿para quién factura Trump desde la Casa Blanca?, ¿solo para los negocios de su familia?

Desde que retornó a la Casa Blanca el gobierno Trump ha impuesto a varios países -desde Arabia Saudí a la UE, Japón, Qatar, India, Corea del Sur…- acuerdos para comprar o invertir en EEUU por valor de más de 5 billones de dólares. Un gigantesco trasvase de riqueza a beneficio de los gigantes financieros y monopolistas de Wall Street.
A esto se une una política económica que está rebajando drásticamente los impuestos que pagan bancos y monopolios, o eliminando límites legales a sus negocios, otorgándoles carta blanca para el expolio.
Trump factura, y mucho, para la gran burguesía norteamericana. No por su sagacidad de hombre de negocios, sino empuñando el “Gran Garrote” de la superpotencia, su fuerza política y militar.
Y cobra sus servicios ampliando sus negocios, de los que también se benefician los gigantes de Wall Strett, que conforman sus principales accionistas.
Siembra el terror y el genocidio en Gaza, o bombardea Irán, como vía para fortalecer la posición de EEUU en Oriente Medio, y al mismo tiempo hace avanzar sus negocios en esta zona clave del planeta.
Todo es una oportunidad de negocio, impuesto violentamente al conjunto del planeta. Hasta el punto de concebir un resort de lujo en las ruinas repletas de cadáveres de Gaza. Capitalismo en estado puro.

