SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Cantando Deutschland uber alles hacia el precipicio

El pasado jueves en Tokio en la asamblea de otoño del Fondo Monetario Internacional, su directora gerente Cristine Lagarde pareció hacer oficial el abandono de la tesis de la austeridad a ultranza como remedio para la crisis europea. Para el FMI, la tesis de la “austeridad expansiva” defendida por algún ilustre economista como Alberto Alesina y adoptada en esta crisis por gobiernos, entre ellos el nuestro, como dogma de fe no funciona. Al contrario, la institución estima que los efectos contractivos en el PIB de los ajustes fiscales no son de la mitad del ajuste sino que pueden llegar a la unidad o casi duplicarla. O sea que el llamado “multiplicador fiscal” no tiene un valor de 0.5 veces sino de 1 ó más. Un recorte de 1 produce una caída igual o casi el doble en el PIB del país.

La actual experiencia griega es concluyente: a más ajuste, más caída de la economía, el déficit en términos de PIB no mejora e incluso empeora, lo que obliga según el calendario impuesto a más ajustes y así hasta la catástrofe final. La “troika” previó en su momento un crecimiento del PIB en ese país del 1.1 % en 2011, del 2.1 en 2012 y a partir de ahí la felicidad. La realidad: decrecimientos del PIB del 4.5% en 2010, 6.9 en 2011 y previsto del 6 este año y del 4 en 2013. Grecia ha perdido una generación. Para España, el FMI prevé que el nivel de PIB de 2008 se alcanzará en 2018. Para Portugal, alumno modelo,” esta austeridad va a reventar el país, va a reventar la esperanza de la gente y va a acabar por reventar la democracia en Portugal”, palabras ayer del expresidente Jorge Sampaio ante las nuevas medidas de más recortes.

La recesión de los países del sur de Europa se está contagiando a los del Norte y amenaza, como también acaba de señalar el FMI, a la economía mundial. Mientras tanto, el superávit corriente de Alemania (es decir su exceso de ahorro) es de 216 mil millones de dólares, superior al de China y el mayor del mundo. Conjuntamente con los superávits de Austria, Holanda, Suiza, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega totalizaron 511 mil millones de dólares en los últimos doce meses. Este grupo europeo de países, con Alemania a la cabeza, tienen capacidad de sobra para políticas de demanda expansivas que alivien la situación de sus vecinos del sur mientras éstos aplican, en dosis y tiempos más soportables, las necesarias reformas para mejorar la competitividad de sus economías. Necesitan, sí o sí, ese aire para respirar. Este es el argumento que siempre se ha utilizado y se sigue utilizando para pedir a China políticas expansivas por sus descomunales superávits corrientes, argumento que ahora se olvida sepultado por el fundamentalismo germano que parece que busca castigar a sus “pródigos” vecinos. Por eso, inmediatamente el ministro de Hacienda alemán rechazó de plano la propuesta de Lagarde.

No cabe pensar en políticas expansivas en un solo país, solo caben a nivel europeo y en este caso deben ser encabezadas y aplicadas por Alemania. Insistir en los errores actuales por su parte hará que el contagio de los “pobres” llegue a los “ricos” (ya está pasando) con la consiguiente ampliación de la recesión, el aumento de la marginalidad y la pobreza, la agitación social y la puesta en peligro del proyecto europeo. Y, como señala acertadamente Sampaio, de la democracia. También está pasando, lo estamos viendo. Como dice Ambrose Evans-Pritchard en el Telegraph “la estrategia de la deuda en Eurolandia es una desgracia económica y moral”.

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