La industria automovilí­stica baraja la bancarrota como posibilidad.

Cambio de motor o desguace controlado

La magnitud de la crisis es inédita en una industria señera del «American Way of Life». Dos de los gigantes del automóvil han sido obligados por el Estado norteamericano a acometer una profunda reestructuración de la industria si quieren optar a las ayudas gubernamentales. Las compañí­as General Motors y Chrysler tendrán 60 y 30 dí­as, respectivamente, para presentar planes de reestructuración que garanticen su viabilidad a largo plazo. En caso de no lograrlo, tanto los propios monopolios como la Casa Blanca barajan la posibilidad de declarar la suspensión de pagos -que darí­a una tregua frente a los acreedores- como la mejor solución, dadas las circunstancias.

Las exigencias de la administración Obama ya se han llevado or delante al presidente de la General Motors, Rick Wagoner, responsable de que GM dejara de ser la nº1 del mundo y de acumular 82.000 millones de dólares de pérdidas sólo en los últimos tres años. Obama se refirió a la salida de Wagoner como "un reconocimiento de que se necesitará una nueva visión y una nueva dirección para crear el GM del futuro". El presidente estadounidense, por primera vez, se refirió a la posibilidad de que las empresas se declaren en bancarrota y dijo que esa opción, con el respaldo del gobierno, podría permitir limpiar rápidamente "el camino de viejas deudas que les están hundiendo".El nuevo directivo de GM, Fritz Henderson, se enfrenta a una situación muy complicada. En rueda de prensa, afirmó que la empresa "podría" cerrar más fábricas en los próximos meses para cumplir los requisitos impuestos por el Gobierno estadounidense, y se mostró de acuerdo con las pautas marcadas por el gobierno acerca de profundizar y acelerar la reestructuración de GM y del sector. General Motors ya se comprometió el pasado 17 de febrero con el gobierno a cerrar cinco fábricas en Estados Unidos y Canadá. Preguntado por si será necesario el cierre de más fábricas, Henderson respondió que eso "podría suceder", y añadió que el "factor determinante será la viabilidad" y obtener un "elevado nivel de utilización" de las plantas de montaje, y anunció que GM se concentrará en cuatro marcas, Chevrolet, Cadillac, GMC y Buick. Con respecto a la necesidad de que GM se declare en bancarrota y suspenda pagos, Henderson dijo que si la empresa no consigue equilibrar su hoja de resultados, adoptará esa decisión el 1 de junio. Y admitió que si en 60 días no se es capaz de pactar rápido cómo reducir la deuda y los costes laborales, el hecho de que se les conceda más tiempo sobre el periodo de gracia "no ayudará al proceso". “Preferimos evitar la suspensión de pagos, pero esa opción podría funcionar para GM”, añadió Henderson.Pero si la situación en GM es crítica, en Chrysler –tercer fabricante mundial de automóviles-, es aún peor, según admiten las propias autoridades de Washington. El gobierno ha dejado claro que su única posibilidad es una alianza estratégica con el Fiat, y ha fijado este acuerdo como condición de que Chrysler pueda recibir 6.000 millones de dólares adicionales del erario público para completar su transformación. Aún así, el acuerdo con el grupo italiano –para formar una alianza global que le permita acceder a tecnología y modelos desarrollados por Fiat- parece haberse alcanzado.

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