El Observatorio

Cambio Cultural

Ya se ha dicho, pero es cierto y hay que subrayarlo: el 1 de marzo se ha abierto el camino para un cambio histórico en España. La decisión del pueblo gallego de rechazar la imposición del «modelo catalán» (que no otra cosa significa, en sustancia, la derrota del bipartito) y el vuelco trascendente que ha tenido lugar en el Paí­s Vasco, donde el nacionalismo vasco ha perdido su hegemoní­a después de tres décadas, representan no sólo la consolidación de un viento unitario que ya sopló con fuerza en las elecciones generales pasadas, sino la llegada de dos huracanes que han barrido, de golpe, dos gobiernos de sesgo nacionalista en dos de las tres comunidades históricas más importantes de la piel de toro. Es innegable que esto no es por azar.

Detrás de esas dos derrotas de los nacionalismos eriféricos hay (en distinto grado y de distinta forma, pero en el mismo sentido) un designio y una voluntad de poner fin a unas tendencias disgregadoras y balcanizantes que iban mucho más allá del legítimo derecho y la legítima pretensión a la autonomía política, al uso de una lengua o a la especificidad cultural. El desenmascaramiento del fondo soberanista (es decir, independentista) de los nacionalismos, su afán de imponer el monolingüismo (expulsando la lengua común, el español) y su insidiosa manera de fomentar la división, el enfrentamiento y el odio hacia todo lo "español", han acabado por provocar una reacción de rechazo, que ahora se empieza a ver claramente que es mayoritaria en la sociedad española, y que es mayoritaria también en Galicia y el País Vasco.En correspondencia con ese cambio social y político, es necesario que llegue también un profundo cambio cultural. Un cambio que ponga fin a esa visión denigratoria que se ha impuesto en las últimas décadas (por parte de los nacionalistas, pero también por parte de un sector de la izquierda, que se ha sumado alegremente a las tesis más reaccionarias de los nacionalismos escluyentes) acerca de que todo lo que sea "español" es negativo (desde el idioma a la cultura o la historia), mientras que todo lo que cuestiona, ataca o denigra a "lo español" es positivo. Que sólo debe promoverse lo que nos diferencia, y combatirse y desprestigiar lo que nos une. Que la verdadera cultura es la de la tribu, la de la aldea, la del batzoki, la de los suevos, la de los ancestros, cualquiera menos la española. Que no tenemos una historia común, sino siglos de guerras y ocupaciones por parte de "madrid". Y ese "cambio cultural", que debe dar la vuelta como un calcetín a aspectos sustanciales de la vida cultural española, que están invertidos y pervertidos, debe empezar ya, y debe empezar por el terreno educativo. La filosofía de ese cambio debe inspirarse en el lema ejemplar de UPyD: fomentar "lo que nos une". Y puede comenzar por dos medidas muy sencillas:Primero. Restablecer la libertad de elección de los padres sobre la lengua en que van a ser educados sus hijos en todo el territorio nacional, acabando así con todo tipo de imposiciones, discriminaciones y "normalizaciones". De la misma forma que en Francia o Alemania es impensable que un niño no pueda ser escolarizado en francés o en alemán, en España debe acabar el absurdo de que en determinadas zonas del país, debido a las imposiciones nacionalistas, niños españoles no puedan ser escolarizados en español.Y segundo. No puede continuar habiendo 17 libros de Historia de España distintos, uno en cada Comunidad Autónoma. Algunos de ellos tergiversando la realidad de una forma tan escandalosa que produce sonrojo: una tergiversación que además apunta siempre en la dirección de negar que haya una historia común como no sea la de "la imposición de unos sobre otros". El sistema educativo no puede seguir siendo un vehículo para el adoctrinamiento nacionalista de los jóvenes ni un espacio para que se siembre la semilla del odio y la división.Muchas otras medidas son necesarias para fomentar el cambio que España necesita como agua de mayo en sus propios fustes culturales, pero esos dos son, a mi juicio, capitales y urgentes. Seguiremos hablando de ello.

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