La intervención de Caja Castilla La Mancha sigue siendo uno de los temas centrales que ocupan el centro de atención de la prensa nacional. Tras los editoriales en que los grandes grupos mediáticos tomaron posición, ahora le ha llegado el turno a la opinión de los columnistas. Y hay entre ellos algunas ideas interesantes y que apuntan en la dirección correcta.
Así, Fernando González Urbaneja, en ABC, dice que la intervención en CCM ha uesto en cuestión el modelo seguido hasta ahora por las cajas, sometidas al poder autonómico de las burguesías burocráticas regionales. Que se arrogan el poder sobre los recursos de las cajas, pero no asumen responsabilidad alguna por su gestión. Convirtiendo así a las cajas (que no olvidemos que representan el 52% del sistema financiero español) en “juguetes al servicio de sus políticas”, disponiendo “de los recursos de los clientes (no les vale con los impuestos) para invertir a su gusto”. Para el autor, la quiebra de CCM –pues así se ha denominado siempre la situación de una empresa que no dispone de los recursos necesarios para hacer frente a sus vencimientos – ha sacado a la luz la perversión que los gobiernos autonómicos, prácticamente sin excepción, han hecho del espíritu original de las cajas como entidades sin ánimo de lucro destinadas a favorecer el ahorro de las economías familiares y empresariales más modestas de la sociedad. Y que, en buena lógica, deberían estar a su servicio. Es decir, al servicio de los impositores que, en realidad, son sus auténticos dueños. Opinión. ABC CAJAS, REVIENTA EL MODELO F.G. Urbaneja Uno de los argumentos de las cajas de ahorros españolas, rara avis en el universo financiero, era que solventaban sus problemas en casa sin pasar factura a terceros. Ya no, son como las demás entidades, y como no cotizan escapan a cierto escrutinio. El fiasco de Caja Castilla-La Mancha pone en cuestión el modelo de cajas politizadas y sometidas a disciplina autonómica y partidista. ¿Podría haber rescatado el gobierno de Castilla-La Mancha esa caja de ahorros en la que tanto ha enredado? Es evidente que no. Las explicaciones del presidente José María Barreda mostraban impotencia. Los gobiernos autonómicos (y ayuntamientos y parlamentos) representan y atribuyen la propiedad de las cajas de ahorros, pero sin responsabilidad. Esas instancias políticas sobreinterpretan la ley y actúan como si las cajas fueran suyas, juguetes al servicio de sus políticas, y pretenden disponer de los recursos de los clientes (no les vale con los impuestos) para invertir a su gusto. Los partidos políticos se adjudican por lotes los consejos de administración para influir y controlar las decisiones, dan ocupación a militantes y amigos que no suelen reunir los requisitos de idoneidad, preparación e independencia propios de quienes asumen esa tarea. Y otro tanto sirve para los tercios sindical y patronal, afectados, además, por conflictos de intereses. Las organizaciones sociales tienen tarea y función en la negociación colectiva y en otros ámbitos, pero no en los «lotes» para componer órganos de gobierno que deben ser independientes, competentes y profesionales. Esos lotes significan residuos de modelos corporativos, orgánicos y fascistoides. El caso de la CCM cuestiona el modelo de las cajas, que los gobiernos autonómicos han pervertido. Hay que rectificar y volver al espíritu original que dio buenos frutos ABC. 1-4-2009 Editorial. Expansión HACIA LA CONSOLIDACIÓN DEL SECTOR FINANCIERO Con más sentido de la realidad que el presidente Zapatero, el gobernador del Banco de España realizó ayer un diagnóstico del sector financiero español más verosímil y, lógicamente, preocupante. Ante el agravamiento de la recesión, Fernández Ordóñez subrayó la “inevitable” reestructuración del sistema financiero, y advirtió que “deberíamos prepararnos para emplear más recursos públicos que en ocasiones anteriores” para salvar algunas entidades de pequeño y mediano tamaño. A mayor abundamiento, la OCDE se refirió ayer a las cajas de ahorro españolas como “un sector de riesgo”, en particular las que tienen más exposición al sector inmobiliario, y Credit Suisse cifró en 60.000 millones de euros las necesidades de recapitalización de las cajas. Con acierto, Fernández Ordóñez, subraya la prioridad de que las soluciones deben buscarse dentro del sector privado. Efectivamente, las fusiones representan la deseable solución de mercado a la precariedad de determinadas entidades. Aunque esto, como se ha visto en el caso de CCM, nada garantiza que sea posible. Sobre todo, porque habrá entidades que en medio de la que está cayendo no estén dispuestas a tragar según qué sapos, sobre todo si la operación no responde a una lógica económica. De hecho, el presidente de La Caixa, Isidre Fainé, fue explícito ayer al considerar que no es el momento para que se produzcan fusiones en el sector financiero: “Tenían más sentido las fusiones cuando los márgenes financieros eran más amplios”. En estas circunstancias, es prioridad absoluta que la reestructuración le cueste al contribuyente lo menos posible, y que el empleo de recursos públicos no sea en balde. La crisis ha evidenciado el exceso de capacidad instalada en el sector, lo que aconseja una sana jibarización del número de entidades. Al igual que hemos pedido desde estas páginas –ver editorial del lunes–, Fernández Ordóñez también reclama más poderes para pilotar la reestructuración financiera en ciernes. No valen paños calientes encaminados a camuflar malas gestiones vergonzosamente politizadas. Puesto que el proceso será caro, es preciso diferenciar las entidades con viabilidad de aquellas insostenibles, donde sería absurdo enterrar dinero público para sostenerlas con respiración asistida, pues sencillamente deberán desaparecer, so pena de prender un riesgo sistémico. Cuesta creerlo, pero si realmente Solbes está dispuesto a tomar la iniciativa para reformar la ley de cajas, es el momento de facilitar consensos con el PP para emprender una profunda remodelación en su estructura de propiedad. No tiene sentido la confrontación partidista sobre un problema que puede saltar en cualquier autonomía. El acuerdo debería facilitar la necesaria consolidación del sistema, engrasando fusiones transregionales o traspasos de activos, y extirpar de la gestión de las cajas la perversa monitorización política a la que están sometidas. Aprendiendo de la lección de CCM, sería irresponsable perder más tiempo mareando la perdiz EXPANSIÓN. 1-4-2009 Opinión. El Mundo BIENVENIDO, OBAMA Raúl del Pozo Me cuenta un sabio doctor de ochenta y tantos años que fue médico de Rockefeller en Nueva York y de Juan March en Cala Ratjada, que los banqueros de ahora carecen de interés. Su único afrodisíaco es el dinero, ni siquiera el poder. Según el doctor, March era un mujeriego y en su isla, antes de que el rey fuera Matutes, desapareció como un cargamento de tabaco en el mar el amante de su esposa. «Le llegaba el escroto al suelo», dice. March se cargó la República, apesebró a parte de la Generación del 98, pagó periódicos anarquistas y, aunque fue sponsor de Franco, al final pagaba la luz y la ginebra del chalé de Estoril. Cuando Nelson le recibía hacía poner en su alcoba un miró y un picasso.Luego el banquero murió haciendo el amor con una amante que encontraron desnuda, con risa de meteoro. Aquellos eran banqueros, aquellos eran toreros. Decían a sus amantes por dónde iban a pasar los trenes. Los de ahora, a lo más que llegan es a sobornar a los partidos, aunque pasan de los cálidos senos de la política. Al único que no le dieron un duro fue a Adolfo Suárez. Por eso les llamaba la madrastra, en traducción benévola. Cuento estas verdulerías porque hoy llega a Europa Obama, con su coche de platino y su batallón de médicos y guaruras. Nieto de una banquera blanca, está que fuma en pipa con los banqueros.El presidente de EEUU se reunirá con Zapatero. La entrevista tiene morbo, no tanto por su oratoria y marketing paralelos, sino porque los dos han dado un pastón a los responsables del capitalismo jungla que critican. Zapatero propondrá acabar con los paraísos fiscales, que es extinguir el infierno. Antes de irse ha criticado la codicia y ha anunciado que propondrá un nuevo sistema financiero transparente, eficaz y fiable. Los yanquis han venido, olé salero, con mil regalos…, cantaba Lolita Sevilla en Bienvenido Mister Marshall de Berlanga. Esta vez no traen bolas de queso para la escuela, ni marines para la Costa Fleming, ni Plan Marshall. No será un coloquio de centauros.Llegan a compartir la ruina con Europa, que está para el tinte.Zapatero, ya con el pie en el estribo, ha escuchado al gobernador del Banco de España, que le ha leído la cartilla. Dadme un Fernández Ordóñez y yo lo enchufaré en el Estado. Este Miguel Angel, de los Fernández Ordóñez de toda la vida, tiene la responsabilidad de vigilar, para que no se vaya a la quiebra, alguno de los 150 bancos, 50 cajas de ahorro, 85 cooperativas de crédito. «Si la crisis -dice- se prolonga se reestructurarán algunas entidades». El que emite los billetes ha lanzado un panfleto liberal, la ideología del despido y la flexibilidad laboral, que no será del gusto de Zapatero EL MUNDO. 1-4-2009 Opinión. Sur de Málaga EL TAMAÑO DEL BOQUETE Manuel Alcántara Nadie puede negarle a la economía española una absoluta coherencia en su conducta: primero cayó en la recesión, con el consiguiente encogimiento de la producción, del trabajo, de los salarios y de los beneficios, y después ha caído en la deflación, que trae aparejado un descenso de los precios y una revalorización de la moneda, según explican los más elementales tratados de economía. Por cierto, el último capítulo de estos enjundiosos libros gordos se titula ‘Sálvese quien pueda’. En un lugar de la Caja Castilla-La Mancha se están haciendo excavaciones para averiguar el radio del agujero. No es fácil. Los respetados granujas declaraban ganancias al mismo tiempo que perdían millones y se duplicaban sus sueldos. Ahora, una vez descartada su fusión con Unicaja por la pericia del timonel de ésta, el Banco de España cuestiona las cuentas de la entidad. Para todos sus clientes son incuestionables. La CCM va a tener que ensanchar las ventanillas y convertirlas en balcones con vistas a la puñetera calle, por si algún responsable de la ruina quiere arrojarse al vacío. Hay que inyectar dinero, cosa siempre más difícil que inyectar optimismo, pero el dinero es de todos y el optimismo es exclusivamente gubernamental. El llamado señor Moltó, cuyo lema era «a mal tiempo mucha cara», presenció con admirable serenidad cómo la caja manchega perdía 18 millones de euros diariamente durante todo el mes de marzo. Sin duda confiaba en nosotros y cómo no, en el señor Zapatero, para ponerle a su entidad tacones y medias suelas. La reparación, que exigía una víctima, no ha sido posible porque la que no estaba de acuerdo era precisamente la víctima. Una vez más, seremos nosotros, que para eso estamos. SUR. 1-4-2009