En Ecuador, siguiendo un modus operandi similar a la cacería jurídica contra Lula, una acusación urdida por la derecha golpista pretende llevar al ex-presidente Rafael Correa a prisión. La justicia ecuatoriana dicta una orden de prisión preventiva contra Rafael Correa acusándolo de haber participado en un secuestro.
El hegemonismo y las oligarquías intentan impedir en los tribunales lo que no pueden en las urnas. Las altas instancias judiciales de Brasil ni siquiera han tomado en consideración los recursos presentados por la defensa de Lula, que exigían su liberación cautelar contra la farsa judicial que lo ha llevado a la cárcel.
En Brasil, los círculos más reaccionarios de los aparatos de Estado, vinculados con la oligarquía brasileña y con la embajada norteamericana, buscan impedir a toda costa que el histórico lider del PT y expresidente brasileño, Lula da Silva, pueda presentarse a las elecciones de octubre.
El encarcelamiento desde abril de Lula tras un juicio escandalosamente fraudulento e irregular (no hay ni una sola prueba de que el expresidente aceptara sobornos o inmuebles en pago a ningún favor político) no ha disminuído ni un ápice su popularidad. Parte como clarísimo favorito con más de un 35% de intención de voto.
La defensa de Lula pedía su excarcelación cautelar, alegando que la ejecución anticipada de la pena (es decir, antes de que sean analizados todos los recursos ante las instancias judiciales superiores) es inconstitucional. De haber prosperado este recurso, Lula habría quedado provisionalmente libre y habilitado para hacer campaña, aumentando enormente sus ya abultadas posibilidades de victoria.
Pero los aparatos de Estado han decidido abortar esta posibilidad. No es que la Corte Suprema haya examinado el recurso de los abogados de Lula y fallado en contra. Es que ni siquiera la han analizado, la desestimándola directamente. Una farsa jurídica más que ha encendido a los partidarios del PT y de toda la izquierda carioca, que a pesar del mazazo se han reafirmado en que «ahora más que nunca, Lula será nuestro candidato».
La estrategia de meter al líder de la izquierda en la cárcel, fabricando un caso penal a medida para impedir que se pueda presentar a las elecciones o hacer campaña, ha llegado a otro país: Ecuador. Allí, Fernando Balda (un político de la derecha oligárquica y proyanqui) acusa a Rafael Correa de estar detrás de su intento de secuestro en 2012. En aquellas fechas, Balda (escondido en Colombia huyendo de la justicia ecuatoriana) fue capturado por un grupo delictivo, que según su acusación fueron contratados por los servicios de inteligencia del gobierno de Correa.
La acusación lleva tiempo circulando, pero ha sido a raíz de la desclasificación del caso -ordenada en mayo por el actual presidente de Ecuador, Lenin Moreno- cuando ha tomado relevancia. Rafael Correa ha tachado de «farsa» este proceso legal y lo ha considerado un intento de sacarlo del mapa político ecuatoriano, y sigue adelante en su empeño de reconstruir una opción de izquierdas antihegemonista en Ecuador, ahora que Lenin Moreno y su propio partido (Alianza País) parecen haberse alineado con las fuerzas oligárquico-hegemonistas.
Es posible que Lula siga en la cárcel o que logren meter a Correa en prisión. Pero no pueden meter tras las rejas a los millones y millones de revolucionarios y progresistas de los movimientos populares latinoamericanos.
PRESUNCIÓN dice:
Deseo que el proceso se desarrolle ajustadamente a la Ley, sin favores ni prejuicios de condena anteriores a un proceso judicial ecuánime. Aunque me daña emocionalmente la posibilidad de que el Gobierno de Correa no haya podido sobreponerse a la dialéctica de la producción de burocracia en el poder y por tanto de absorción de plusvalía necesaria a la reproducción de tal clase en su posición privada, debemos ser duros con este caso si se demuestran los cargos SUPUESTOS; al fin y al cabo, los materialistas partimos del ser y no del deber ser.