La diabetes es uno de los grandes males de nuestro tiempo. Las complicaciones asociadas a este «asesino silencioso» acortan diez años la esperanza de vida a quien la sufre si se compara con una persona no diabética.
Desde hace muchos años se sabe que los pacientes obesos mórbidos que se someten a cirugía bariátrica resuelven su diabetes y patologías asociadas al síndrome metabólico. De ahí que se esté realizando este tipo de operación para “curar” a los enfermos obesos aunque no padezcan tal grado de obesidad. En septiembre de 2008 se celebró en Nueva York el primer congreso mundial para impulsar esta nueva cirugía.
. La operación consiste en realizar un by-pass por laparoscópia (cirugía poco invasiva) en el intestino para que la comida no pase por la parte de este órgano que estimula unas hormonas que hacen que suba el nivel de azúcar en sangre al llegar allí la comida. La operación dura habitualmente menos de una hora y el paciente recibe el alta entre 48 y 72 horas después.
De los cinco millones aproximadamente de diabéticos tipo 2 en España, unos tres millones se podrían beneficiar de este tipo de operación. Deben tener entre 18 y 65 años, una diabetes tipo 2, la del adulto, mal controlada (hemoglobina glicosilada de más de 6,5) y un Índice de Masa Corporal (IMC) de entre 30 y 35, es decir, «cierto sobrepeso» puesto que con la operación de pierden de entre siete y diez kilos.
Tras la intervención, a más de la mitad de los pacientes les desaparece la hipertensión arterial, los ácidos grasos y el colesterol alto. La retinopatía diabética se estabiliza y en algunos casos da marcha atrás. Las complicaciones en riñón y vasos del cerebro disminuyen y se resuelve la disfunción eréctil propia de la diabetes. El cambio en la calidad de vida es, sencillamente, espectacular. Sin embargo, volver a coger peso o no seguir las pautas de alimentación hace reaparecer la enfermedad.
Recientes estudios coinciden en que la probabilidad de remisión de la enfermedad (no necesitar medicación, niveles de azúcar en sangre normales) es más alta entre quienes se someten a una intervención de cirugía bariátrica (para perder peso) que entre quienes siguen la terapia a base de fármacos, dieta y ejercicio.
Prevención desde California
En cuanto a la prevención de la diabetes no estamos hablando de un asunto meramente médico-científico. Dentro de los muchos frentes abiertos contra la enfermedad parece inevitable que entorno a la prevención se unan medicina y política. Dos ejemplos, los encontramos en San Diego (EEUU) y Chile. «Estudios recientes afirman que la cirugía es superior a los fármacos»
Aunque no existe oficialmente un vínculo entre azúcar y enfermedades crónicas como el que hay entre fumar y cáncer de pulmón, un grupo de científicos de la Universidad de California denunciaron el pasado mes de marzo, a través de una carta en Nature, que “el azúcar está alimentando una pandemia mundial de obesidad que mata a 35 millones de personas al año en el mundo por su relación con enfermedades no transmisibles como la diabetes, enfermedades del corazón y cáncer”. Lo tienen claro, la solución para esquivar la diabetes y los problemas cardíacos sería reducir el consumo de azúcar.
En ella, reclamaban que, ante la toxicidad del azúcar, debería ser regulado por los gobiernos tal como se hace con el alcohol; impuestos especiales a los alimentos y bebidas que incluyen azúcar; prohibición de venta en o cerca de las escuelas; así como la fijación de límites de edad para permitir su venta.
El azúcar comparte con el alcohol y el tabaco el hecho de estar disponible en todas partes, es difícil de evitar, es muy toxica, e impacta negativamente en la sociedad. El exceso de fructosa y el déficit de fibra parecen ser las piedras angulares de la epidemia de obesidad a través de sus efectos sobre la insulina.
En los pasados 50 años, el consumo de azúcar se ha triplicado en el mundo entero. El azúcar añadido a muchos alimentos causa trastornos metabólicos que terminan en la epidemia de obesidad y enfermedades derivadas: hipertensión arterial, hipercolesterolemia, insuficiencia hepática, obesidad, enfermedades cardiacas, diabetes… Actualmente en el mundo hay más personas obesas que desnutridas, según datos de la OMS.
Países andinos contra la comida chatarra
En el mismo camino apunta el parlamento chileno, que en junio pasado aprobó una ley contra la venta de “comida chatarra” en los centros escolares y que apunta a la publicidad engañosa que hacen las grandes empresas.
En Perú y Chile uno de cada cuatro escolares sufre obesidad, lo que en el futuro se van a traducir en enfermedades crónicas, como la diabetes.
Los senadores chilenos Guido Girardi (PPD) y Francisco Chahuán (RN), propusieron la creación de un impuesto al azúcar y a las grasas, así como la rotulación de calorías en menús de restaurantes y casinos, la certificación de la venta de comida ambulante, e incentivo a las empresas que propicien la educación física
Entre otras cosas la ley prohíbe que la venta de alimentos destinados a los menores pueda “efectuarse mediante ganchos comerciales no relacionados con la promoción propia del producto, tales como regalos, concursos, juegos u otro elemento de atracción infantil”.
El médico y senador Guido Girardi califica a los Burger King, Mac Donald’s y compañía, los “pedófilos del siglo XXI” por engañar a los menores con publicidad engañosa. Burger King pone juegos en sus ‘Cajitas felices’ y eso es ilegal, al igual que la cajita infeliz de Mac Donald’s“. Existe allí un movimiento ciudadano llamado ‘chao cajita feliz’ que trabaja por que se retiren los juguetes y promociones de los alimentos porque incitan a los niños a consumir alimentos altos en grasa, sal y azúcar. Medidas que infructuosamente han intentado imponer tribunales de Washington y San Francisco a las grandes cadenas de comida basura.«De 300 muertes diarias en Chile, 100 se pueden prevenir por la alimentación»
La prevención también tiene sus cuentas hechas. Los beneficios de estas empresas suponen una agresión a la salud de los chilenos pero también al saqueo de sus bolsillos. De las 300 personas que mueren diariamente en Chile, 100 son por accidentes vasculares, cánceres e infartos de personas jóvenes, por lo que son muertes evitables, y cada persona que muere, tiene un costo de 100 mil dólares para el país.
En el vecino Perú, con un índice de obesidad infantil parecido al de su vecino del sur y donde se declaran 100 mil nuevos casos de diabetes cada año, también hay varias iniciativas para regular el consumo de alimentos con un alto contenido en azúcar, grasas o sal.
El consumo elevado de azúcar genera resistencia a la insulina y, por lo tanto, síndrome metabólico (SM), la principal causante de ataques cardíacos, diabetes y, según algunas investigaciones, ciertos tipos de cáncer. El 80% de las personas obesas sufren este síndrome pero el 40% de los que lo sufren son personas delgadas, sin sobrepeso. La obesidad es tan sólo un marcador, un indicador, de esta disfunción metabólica. No su causa.
La tríada de la modernidad
Rubén Salcedo, médico argentino especializado en obesidad del Sanatorio Diquecito de Córdoba, afirma que la obesidad es producto de “la triada de la modernidad”: “La población está cada vez más sedentaria; cada vez hay más producción de alimentos industrializados que tienen un efecto cuasi adictivo y la población está cada vez más estresada y deprimida, lo que lleva al organismo a procurar alimentos gratificantes para sentirse mejor”. Según él hay que “educar a los niños para formarlos en hábitos alimenticios sanos. Evitar en los colegios el consumo de estos productos en niños de hasta 6 años, que están formando el circuito neurológico de lo que es el gusto”.