Buscando la diana del cáncer

Gloria Pascual y Salvador Aznar-Benitah han identificado una proteína crucial para que las células tumorales puedan iniciar la metástasis: CD36 y parece estar presente en los tipos de tumores más comunes.

Gloria Pascual es investigadora del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), y la primera autora del trabajo publicado en Nature que ha descubierto uno de los factores que determinan la metástasis de los tumores, una proteína que puede ser la clave para detener la diseminación del cáncer.

La metástasis es la palabra más temida en oncología. El 90% de las muertes por cáncer se producen cuando el tumor originario genera células malignas que emigran a otras partes del cuerpo, anidando y produciendo otros tumores en múltiples sitios. Es un proceso que no se conoce bien. De ahí la importancia de la investigación de Gloria Pascual junto a su compañero Salvador Aznar-Benitah: han identificado una proteína crucial para que las células tumorales puedan iniciar la metástasis. Se llama CD36 y parece estar presente en los tipos de tumores más comunes. Cuando a tumores que no metastatizan se añade la CD36, se inicia la metástasis. Y cuando los investigadores bloquearon esta proteína con anticuerpos específicos, la metástasis se detiene o aminora.

La CD36 es una proteína de membrana asociada al transporte de lípidos saturados -el ácido palmítico-, las grasas “malas” de los dulces de pastelería industrial. Cuando ratones inducidos con tumores con células CD36+ ingieren una dieta rica en grasas saturadas, la tasa de metástasis sube del 30% al 80%. Y cuando esas grasas son de palmítico, la tasa se dispara al 100%.

La proteína CD36 quizá no sea la única implicada en la metástasis, pero si podría ser clave en este proceso. Por eso estudiarla y comprender su papel en el cáncer podría mejorar enormemente el diagnóstico, revolucionar la terapia contra la metástasis y hasta modificar nuestra dieta: de momento, afirman los investigadores, es prudente evitar las grasas saturadas en caso de metástasis o de riesgo del mismo.

La proteína CD36 parece estar en los principales tipos de tumores que desarrollan metástasis. No sólo en los carcinomas orales, sino en el cáncer de piel, de mama, de ovario, vejiga o pulmón. ¿Habeis encontrado una diana común, universal, a todos los tipos de tumores que metastatizan?

Todavía no lo hemos probado en toda la variedad de cánceres que hay. Hemos hecho estudios del carcinoma escamoso oral, en melanoma y en un tipo concreto de cáncer de mama, y hemos hallado que esa proteína CD36 está presente y que es la responsable de la metástasis. Después, a nivel informático, y mediante el uso de bases de datos se ha hallado una correlación entre CD36 y metástasis con otros tipos de tumores, por ejemplo de vejiga o pulmón. Nos gustaría que así fuera, porque lo que hace la CD36 es un mecanismo de adaptación metabólica, y eso indica que puede ser bastante común entre distintos tipos de tumores. Pero aún estamos lejos de poder afirmar categóricamente que es una «diana universal». Ojalá.

Aunque te expreses con prudencia, cosa que es necesaria en ciencia, resulta que cada cáncer es un mundo: es producto peculiar de un gen o genes estropeados, y tienen mecanismos particulares. Pero si encontráramos un mecanismo común a todas las metástasis… eso es uno de los santos griales de la oncología, ¿no?.

Así es, eso son palabras mayores, sería algo extraordinario. Y realmente, algo común debe existir. Cada cáncer tiene sus genes específicos, pero seguro que algún mecanismo común debe haber en los diferentes tipos de tumores, y es allí donde queremos llegar.

Habeis utilizado con éxito en ratones anticuerpos específicos contra la CD36, que bloquean a esta proteína y frenan la metástasis. ¿Qué espectativas se abren para llevar este tratamiento a humanos? ¿Podemos esperar un tratamiento que detenga en seco la temida metástasis?

Efectivamente, la muerte en cáncer es casi siempre debido a la metástasis. Los tumores primarios se extirpan, se tratan con radioterapia y se suelen eliminar fácilmente. El problema es cuendo se extienden a otros órganos. Por tanto la metástasis es el principal foco de investigación.

Los anticuerpos que hemos probado en ratones bloquean esta proteína CD36, que es un receptor de membrana, y bloquean la entrada del ácido graso. Y mediante este bloqueo hemos visto que las metástasis disminuyen en porcentaje, en tamaño, e incluso que algunos tumores regresionan o desaparecen.«Objetivo: hallar una diana universal para la metástasis»

Lo que hay que hacer ahora con estos anticuerpos -que hoy por hoy son comerciales, para investigación en ratones, no se pueden usar en clínica- es un proceso de ‘humanización’. Estamos trabajando con una empresa que produciendo una batería de anticuerpos ‘humanizados’, y luego habrá que testarlos y validarlos (ver que producen el mismo efecto), ver posibles efectos secundarios, y el siguiente paso ya sería entrar en ensayos clínicos. Los anticuerpos para humanos esperamos que estén para dentro de menos de un año, pero las pruebas clínicas pueden tardar más. Y no es fácil que pasen todos los pasos, esto lleva su tiempo. Pero si no se inicia, nunca se llegará. Estamos en ese camino.

La investigación de la CD36 -un receptor celular de grasas- ha mostrado además, una vía para comprender la relación entre la metástasis y la dieta, en concreto del consumo de grasas saturadas. En las pruebas con ratones, al incrementar estas grasas en su dieta, la tasa de metástasis se disparaba. ¿Abre esto una nueva vía para diseñar dietas específicas para los enfermos de cáncer?

Si, si; de hecho es otro tipo de ensayos que estamos poniendo en marcha en colaboración con el hospital Vall d´Hebrón. Hasta ahora no le hemos dado a la dieta la importancia que tiene para la salud, y menos para el cáncer, y estamos viendo que este factor es muy importante en este tipo de procesos patológicos. Nuestros resultados indican que en un proceso de cáncer con tendencia a la metástasis, una dieta rica en grasas saturadas -y en especial el palmítico que recibe la CD36- incrementa la tasa de metástasis.

Ahora hay un resurgimiento del tema del metabolismo en el cáncer. «Somos lo que comemos» y las células lo utilizan a su favor. La célula tumoral utiliza este ácido graso para su supervivencia y adaptación, así logra sobrevivir y «esconderse» del sistema inmune y metatastatizar. La CD36 protagoniza un proceso de adaptación metabólica para extenderse a otros órganos.

En esta investigación ha habido una profunda colaboración entre el IRB y distintos servicios clínicos y de investigación del Vall d’Hebron de Barcelona. Gracias a esto se ha podido utilizar muestras de tumores de pacientes del hospital, con las que hemos creado ratones avatar, animales que desarrollan exactamente el mismo tumor que se quiere estudiar. ¿No es un ejemplo de lo necesaria que es la sinergia entre investigación básica y aplicada?

Totalmente. La importancia de nuestro trabajo ha estado determinada por haber podido disponer de tumores de pacientes, en tener un modelo lo más cercano posible a la enfermedad. Para nosotros es muy preciado que estos pacientes hayan «donado» la biopsia de su tumor. Las colaboraciones entre equipos científicos y hospitales, que a veces no son fáciles estructuralmente, son totalmente necesarias para poder trasladar los resultados de la investigación a la clínica.

Habéis abierto esta prometedora línea de investigación, pero el panorama de la I+D en España es poco alentador: cada año, miles de jóvenes investigadores han de emigrar al extranjero para poder continuar sus carreras. Pero las universidades y centros de investigación están repletos de gente muy bien formada, con talento y ganas. ¿Qué hace falta para que nuestro país se convierta en una potencia mundial en investigación científica?

La inversión a nivel nacional en ciencia es baja, comparada con otros países europeos o desarrollados. Lo que hace falta es que los políticos se conciencien de la importancia de invertir en investigación, que repercute enormemente en el futuro de la sociedad, en la calidad de vida, y por supuesto en el desarrollo económico. Pero aunque la inversión sea baja, creo que los científicos hemos encontrado maneras de sortear estas dificultades, y de crear programas que tengan cierta estabilidad. A pesar de todas las dificultades, se sigue produciendo una investigación muy buena, de excelencia, en nuestro país.

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