Nuevas declaraciones de Obama hacia Irán

Buenas formas y oscuras intenciones.

Obama ha recogido, con el tacto que parece caracterizarle, el guante que ha lanzado Teherán. El presidente del Parlamento iraní­, Alí­ Lariyaní­ dijo hace dos dí­a a su paso por Madrid que Irán está dispuesta a sentarse a negociar con Estados Unidos, pero siempre que el Gobierno que preside Barack Obama lleve a cabo un «cambio estratégico» en su polí­tica en Oriente Próximo que permita abordar los problemas de la región de forma global y para encontrar una «solución definitiva». Ayer el presidente norteamericano, en la primera rueda de prensa de su mandato, convocada en horario de máxima audiencia televisiva aseguró que su equipo de seguridad nacional revisa la polí­tica hacia Teherán para buscar «una relación de respeto mutuo y progreso».

"Estados Unidos debe resentar su propuesta de una forma clara. Si cree en un plan, que lo plantee diplomáticamente, porque no vamos a negociar por negociar", afirmó Lariyaní ayer en Madrid, a su vuelta de la Conferencia de Seguridad de Munich. El dirigente iraní insistió en que Teherán también busca el diálogo, pero que este debe incluir el "respeto" a los "países y pueblos de la región", dijo refiriéndose -sin nombrarla- a la cuestión palestina. En la línea de declaraciones anteriores, que combinan una actitud receptiva con el requerimiento de hechos que demuestren que las buenas palabras de la Casa Blanca son verídicas, Lariyaní concluyó diciendo que “si Irán siente que EE UU tiene la intención firme de solucionar los problemas de la región, que su nueva posición obedece a un cambio estratégico y no táctico, y que las nuevas posiciones pueden beneficiar a Irán y los países de la región, entonces estamos dispuestos a llegar a unas negociaciones serias".A las pocas horas, el presidente norteamericano respondía al requerimiento iraní. Obama, en rueda de prensa en horario “prime time” aseguró que su equipo de seguridad nacional revisa la política hacia la República Islámica para buscar áreas donde exista la posibilidad de un diálogo. "En los próximos meses buscaremos aperturas que se puedan crear donde podamos empezar a sentarnos ante una mesa, cara a cara; aperturas diplomáticas que nos permitirán mover nuestra política en una dirección nueva", y aseguró que Irán y EEUU deben mantener "una relación de respeto mutuo y progreso", aunque indicó que "ha habido mucha desconfianza que se ha creado a lo largo de los años, así que no va a ocurrir de la noche a la mañana".En el centro del cambio de estrategia de la superpotencia hacia la República Islámica están las crecientes dificultades de Washington para mantener su dominio en Oriente Medio. Los planes de Obama de retirada de Irak y refuerzo de Afganistán ya son suficientemente complejos contando con la insurgencia iraquí y taliban –que se extiende a Pakistán- y las dificultades crecientes de abastecimiento. EEUU necesita reestructurar su dominio sobre la zona contando con la anuencia o cuanto menos la pasividad de Irán. Sin embargo, las necesarias concesiones que tendrá que hacer Washington no significan que la superpotencia no ponga límites definidos: que Irán no se transforme en potencia nuclear y que la seguridad de Israel –su peón clave en la zona- no se vea amenazada. Obama también le dejó claro esta cuestión al régimen de los ayatolás, subrayando que considera "contraproducentes" las actividades que Irán ha desarrollado durante muchos años, como la financiación de Hamás o Hizbulá, "el lenguaje belicoso contra Israel", o la búsqueda de un programa nuclear.Y es que detrás de las amables palabras de Obama –que innegablemente significan un giro de 180º respecto al “Eje del Mal” de Bush- se esconden los intereses de la única superpotencia hegemonista, dispuesta –de momento por las buenas- a reconducir a una activa potencia regional en ascenso que ha conseguido un notable poder e influencia en Oriente Medio y el mundo.

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