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Bruselas da por hecho que el rescate rebajarí­a las pensiones

Desde hace meses, el Gobierno español repite por activa y por pasiva que esperará hasta conocer el más mínimo detalle de la «condicionalidad» exigida por Bruselas antes de pedir oficialmente un rescate parcial a la Unión Europea. Ayer, en Madrid, a medio metro del ministro de Economía, Luis de Guindos, y delante de toda la prensa, el comisario europeo Olli Rehn lo señaló hasta dos veces: «Las condiciones son conocidas» por todo el mundo. Y entre ellas estaría, desde luego, una reforma más ambiciosa del sistema de pensiones para retrasar la edad de jubilación y garantizar su sostenibilidad y la de las cuentas públicas en un momento crítico como el actual.En su intervención desde la sede del Ministerio de Economía, Rehn fue incluso un paso más allá en la invitación implícita al indicar que la UE está «lista preparada y dispuesta para actuar» en cuanto Moncloa haga la petición formal de rescate, lo que, además, activaría las transacciones monetarias directas, el mecanismo escogido por el Banco Central Europeo para iniciar la «compra ilimitada» de deuda española y reducir la prima de riesgo. «La Eurozona cuenta con herramientas para estabilizar los mercados», insistió.El finlandés, que durante su visita relámpago a España se reunió con Mariano Rajoy y el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, además de con el equipo de De Guindos, señaló que España «está haciendo lo que tiene que hacer» en lo referente a la reforma del sector financiero y la consolidación fiscal. Y afirmó que los españoles, pese al sufrimiento, podrán «afrontar los retos. Principalmente porque aunque sean duras y difíciles, «las decisiones serán más dolorosas si se posponen».Rehn elogió los esfuerzos acometidos y aplaudió las reformas aprobadas el jueves pasado por el Consejo de Ministros por estar en consonancia con las recomendaciones específicas de Bruselas, sobre todo en términos de liberalización de servicios y para acabar con la fragmentación de mercado. Y por ello, el vicepresidente de la Comisión garantizó tener absoluta «confianza en el Gobierno español» a la hora de adoptar los «pasos necesarios para devolver la economía a un estado saludable».Pero al tiempo insistió igualmente en que es necesaria una actitud «decidida para completar el programa de reformas estructurales». El representante de la Comisión prometió que seguirá «apoyando a España», pues «no hay un camino sencillo para volver a la prosperidad», pero no fue ni medio paso más allá.La UE se pronunció igualmente sobre la «inevitable y puntual» desviación del déficit público que se producirá como consecuencia de la ayuda multimillonaria para la banca, pero dejó entrever que si bien existe un debate abierto en el seno de la Unión sobre cómo computar las inyecciones de capital o el bancomalo, éstas se entenderá como un one-off, operaciones únicas, por lo que no se tendrán en cuenta a la hora de aplicar medidas correctivas por déficit excesivo. Y además, indicó que todavía considera «factible» que España cierre este año con el objetivo del 6,3% prometido, pese a que en Bruselas son contadas las voces que comparten la opinión.Ayer mismo, la agencia de calificación Fitch emitió un comunicado en el que auguraba una contracción de la economía española el próximo ejercicio de hasta el 1,5%, un ligero aumento del desempleo y un déficit muy por encima del comprometido. Rehn declinó pronunciarse sobre las estimaciones de crecimiento del Ejecutivo español para 2013 (un -0,5% del PIB) de momento. Su equipo hará públicas las previsiones el 7 de noviembre, y el comisario aseguró no querer opinar sobre el Presupuesto español hasta que los datos hayan sido analizados detenidamente.El finlandés comenzó ayer su intervención asegurando ser «perfectamente consciente del momento de dificultad» que atraviesan «las familias y empresas españolas», y recalcó que «todos en la Comisión» están «preocupados» por ello. Pero al mismo tiempo insistió en que España debe seguir el camino marcado. Por ejemplo, «continuando con la reforma del sistema de pensiones» para garantizar su «sostenibilidad» y la de las cuentas públicas del país. Lo que podría ser entendido como un rechazo a la revalorización ligada al IPC que estudia Moncloa. E incluso como una rebaja. Además de una llamada directa a aplicar medidas como «retrasar la edad de jubilación en función de factores como la esperanza de vida» de los ciudadanos.«En estos últimos meses se ha hablado en profundidad de ello en el Eurogrupo», y tienen conocimiento todos los países miembros de la zona euro», recalcó Rehn. Fuentes de la Comisión señalan a este periódico que las dudas del Gobierno español se «comprenden por el duro estigma de ser un país rescatado», pero creen que Bruselas ya no puede ser más clara en su oferta y sus preferencias.Fuentes diplomáticas españolas, por su parte, consideran que la reforma de las pensiones -además de un recorte inevitable de trabajadores público- sería una concesión «menor». En el sentido de que el retraso de la edad de jubilación ya está en marcha y que lo que quiere la UE es simplemente «adelantar el proceso para que afecte a gente que ya tiene cumplidos casi los 60». Incluso un sector relevante del Ministerio de Economía ve bien esta presión, pues permitiría poner en marcha una reforma indispensable para la sostenibilidad a largo plazo pero que tendría un alto coste político de ponerse en marcha motupropio.El ministro De Guindos, por su parte, reiteró una vez más que España sólo tendrá que pedir en torno a 40.000 millones de euros para el sector financiero, casi 60.000 menos de los que Bruselas había concedido, lo que supone «una muy buena noticia», y que los diferentes organismos tengan que revisar a la baja el impacto sobre el ratio de deuda del país que habían pronosticado en sus proyecciones más agoreras.

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