Maria José Lozano. Miembro de la comisión ejecutiva de Gestha

Brecha salarial y techo de cristal

Las mujeres en España cobran un 30% menos que los hombres, lo que supone una diferencia salarial que alcanza los 4.745 euros, casi medio punto porcentual más que hace un año, según un adelanto de la segunda edición del informe ‘Brecha salarial y techo de cristal’ elaborado por los Técnicos de Hacienda (Gestha).

La brecha salarial ha aumentado desde el año 2015 y alcanza hasta el 30%. ¿Cuáles son las cifras de la desigualdad?

Los datos son un primer avance del informe que estamos preparando sobre la brecha salarial y el techo de cristal a partir de las estadísticas de mercado de trabajo que publica la Agencia Tributaria. La brecha salarial se ha incrementado en medio punto respecto al año pasado alcanzando una media del 29,1%. Hay mucha diferencia entre las comunidades autónomas. En Canarias la brecha salarial se reduce al 16,4%, principalmente por la baja retribución de los hombres canarios por debajo de la media estatal y no porque exista una mayor inversión regional en políticas de igualdad, y en el otro extremo está Asturias, con un 37,8%. Los números evidencian la gran desigualdad del mercado laboral y el trato discriminatorio que siguen sufriendo hoy las mujeres.

¿Cuánto menos ganan las mujeres que los hombres en un año?

La diferencia de salarios entre hombres y mujeres alcanza los 4.745 euros al año. Entre los años 2005 y 2014 se consiguió reducir la brecha salarial, pero en los últimos años se ha producido un paréntesis y ésta se ha vuelto a incrementar. Sólo en el último año la diferencia de sueldo ha aumentado en torno a los 100 euros.

Según el informe 3,2 millones de mujeres no llegan a cobrar el salario mínimo. ¿Hay una feminización de la pobreza?

El último año se cerró con casi 500.000 ocupados más. Pero se ha consolidado un empleo precario pues más de la tercera parte de los trabajadores de ambos sexos ingresan por debajo del salario mínimo al año. Y más de la mitad de los empleos precarios están ocupados por mujeres.

Muchas veces se niega de forma taxativa que hombres y mujeres cobren distinto salario por un mismo trabajo, y eso en la realidad siempre debería ser cierto. La Constitución en el artículo 14 prohíbe cualquier tipo de discriminación por razón de sexo. Pero al margen de la cuestión judicial cuyo éxito depende de la posibilidad de conformar una prueba irrefutable, es innegable que las mujeres ocupan los trabajos peor pagados además de sufrir el consabido techo de cristal. Las mujeres, por múltiples causas, no llegan a ocupar determinados puestos directivos y de responsabilidad. En los tramos de rentas salariales de más de 140.000 euros solo un 20% son mujeres. Es decir, sólo una cada cinco personas que cobran 140.000 euros al año es mujer.

La brecha salarial aumenta a mayores tramos de renta y mayor edad. ¿Seguimos sufriendo las mujeres un “peaje” por la maternidad y el cuidado de los hijos?

Desgraciadamente sí. Entre los 26 y los 45 años, edad en la que muchas mujeres son madres, la brecha salarial se amplía de forma significativa. Muchas mujeres tienen que hacer un paréntesis en su trabajo o carrera profesional para poder atender el ámbito familiar. Y tomar una excedencia o un permiso de maternidad está penalizado pues se pierden los complementos retributivos y la oportunidad de promocionar, si es que no pierden el trabajo…

Pero incluso en los tramos de los 46 a 65 años la brecha sigue ampliándose llegando a cobrar un tercio menos que los hombres. Y para las mujeres ocupadas a partir de los 65 años la diferencia es hasta del doble.

El caso de mujeres ocupadas a partir de 65 años suele tratarse de puestos ejecutivos y de dirección. ¿A eso os referís con el techo de cristal?

Con el techo de cristal nos referimos, por poner un ejemplo, a que a pesar de que hay más mujeres universitarias que hombres, es decir que hay más mujeres que están igual de formadas académicamente que los hombres, las mujeres no llegan a acceder a los puestos directivos y de mayor responsabilidad y, por tanto a los mejor pagados, y las pocas mujeres que llegan son casos excepcionales.

Incluso en el ámbito de la administración pública, por poner otro ejemplo, hay muchas más mujeres funcionarias que hombres, sin embargo en los puestos directivos de más responsabilidad las mujeres son minoría. La administración pública es un buen ejemplo, porque en formación todos los funcionarios competimos por igual y, sin embargo, mujeres muy bien preparadas y formadas no acceden a puestos de responsabilidad por muchos motivos, pero entre otros porque por los horarios de trabajo tan exigentes les obligan a elegir entre su familia y el trabajo, perdiendo el tren de la promoción. Aún hay mucho que avanzar en conciliación familiar.

¿Qué medidas inmediatas cree que se deberían tomar para hacer efectiva la conciliación laboral?

Nosotros, los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) no somos especialistas en materia de igualdad, simplemente hemos analizado los datos y hemos constatado que a este ritmo, de no acometerse políticas activas para reducir las diferencias salariales, se necesitarían siete décadas para acabar con el trato discriminatorio.

Por este motivo, entendemos que esta situación mejoraría si se impulsaran medidas propuestas por las organizaciones sociales que luchan por la igualdad, como son las relacionadas con el incremento del número de escuelas infantiles públicas hasta los tres años, guarderías en los grandes centros de trabajo, ampliación de comedores escolares, la inclusión en las auditorías del impacto de género, etc.

La precariedad laboral, ¿condena a la mujer a la pobreza en la vejez con pensiones más bajas?

Es real. En el avance del informe hemos analizado los datos de mujeres ocupadas pero es obvio que si la vida laboral de una mujer es más corta y su salario es más bajo, cotiza menos y ese lastre afectará negativamente a su pensión de jubilación y a su bienestar. Hoy en día, muchas mujeres pensionistas no han cotizado porque forman parte de una generación que tradicionalmente se han dedicado al cuidado de la familia, por lo que muchas hoy están cobrando únicamente pensiones de viudedad o prestaciones no contributivas muy bajas.

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