8M 2022: los retos del feminismo

Brecha de género: 88 días al año de trabajo no cobrados

Una enorme brecha de género, en los salarios y las pensiones, sigue incrustada en España. A ella se suman las interrupciones en la vida laboral para dedicarse al cuidado de familiares, un trabajo

El 22 de febrero fue el día Europeo de Igualdad Salarial. En España los actos se concentraron en Valencia, donde fueron presentados diferentes informes evidenciando la brecha en los sueldos percibidos por hombres y mujeres, una diferencia que se extiende igualmente a las pensiones. Las trabajadoras obtienen salarios un 19,50% más bajos (según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE -de 2019-), y las pensionistas ingresan el 33,57% menos que los varones.

La desigualdad de sueldos viene determinada por peores condiciones de las mujeres en los contratos de trabajo (mayor temporalidad y jornadas más cortas). Sólo estudiando qué trabajadores tienen un empleo inferior  a una jornada completa (40 horas) se observa que hay tres veces más mujeres en España y casi cuatro veces en Europa, que tienen por contrato jornadas parciales. 

Si a esto se suma que las interrupciones en la vida laboral para dedicarse al cuidado de familiares dependientes recae abrumadoramente sobre las mujeres, acaba repercutiendo en pensiones mucho más bajas: los hombres perciben en España una pensión, de media, de 1.156,73 euros, pero las mujeres tan solo 768,47 euros. Hay pues una brecha de ingresos en las pensiones del 33,57%.

«Si las mujeres dedican de media menos horas al empleo remunerado (por los contratos a tiempo parcial) y durante menos años (debido a las interrupciones a lo largo de la trayectoria laboral, en muchos casos por el cuidado de personas dependientes), tenderán a cobrar salarios y, por tanto, pensiones más bajas que los varones.

De la tabla anexa se desprende un hecho: la feminización del empleo a tiempo parcial, dado que la mujer acaba concentrando alrededor de tres cuartas partes de este tipo de empleo en España. Este es uno de los factores que acaba provocando la brecha salarial.»(1)

La última modificación de la  Reforma laboral mejora levemente esta situación, porque elimina el contrato de obra y servicio (que afectaba al 30% de las mujeres), y restablece la preferencia del convenio sectorial frente al de empresa, lo que evita que contratas y subcontratas sucesivas rebajen los salarios.

Trabajar a tiempo parcial no es una decisión totalmente «libre». Según la Organización Internacional del Trabajo, sigue existiendo un reparto desigual de las responsabilidades familiares. Por ejemplo en datos de 2016, el 12.9 por ciento de las mujeres estaban empleadas a tiempo parcial por tener a su cargo el cuidado de personas dependientes (niños, mayores o enfermos) frente a  sólo el 1.9 por ciento de los hombres.

Este dato implica que ese trabajo “gratis” entregado al cuidado de la familia supone unos 88 días al año.

Y no solo en el salario

Otro informe presentado en los actos de Valencia por la sección autonómica de UGT, desvela que la discriminación laboral de las mujeres ya empieza en el acceso al trabajo: en la Comunidad el conjunto de empleos se los reparten entre un 55% de hombres por un 45% de mujeres.  Y a esto se suma que entre las mujeres la temporalidad mayor, y también las trabajadoras que tienen empleos que no suman la jornada completa son tres veces más que los hombres.

El informe de UGT concluye que las mujeres “no solo encuentran mayores dificultades para encontrar empleo, sino que cuando lo hacen son mucho más precarios”.

CCOO-PV también expuso que tres de cada cuatro contratos a tiempo parcial están ocupados por mujeres. Y según encuestas, no porque lo prefieran así, sino porque no han encontrado un trabajo a tiempo completo, y hasta la cuarta parte de estás por necesitar tomar horas para atender a otras personas.

Otro estudio, La inserción laboral de las mujeres 20 años después de finalizar los estudios universitarios(de La Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya)ha realizado el seguimiento durante 20 años de 3.000 estudiantes, los de la promoción del 2001.

Tres años después de acabar la carrera, el 36,7% de las mujeres y el 24,5% de los hombres tenían contratos temporales, y aún pasados 20 años son el 12,8% y el 7,9%.

En 2019 el salario anual más frecuente era 5.000 € menor para las mujeres.

La brecha de género se amplía con la maternidad por del impacto del desigual reparto de los cuidados. Las mujeres se acogen el triple que los hombres a la reducción de jornada, lo que supone también que ellas tienen un 48% menos de posibilidades de escalar en los puestos de responsabilidad. Si se observan los datos en cuanto a las medidas de conciliación, los hombres optan más por el horario flexible, los bancos de horas, el trabajo desde casa y también por la jornada intensiva, frente a la reducción donde son mayoría mujeres.

Y esto entre trabajadoras con formación universitaria, porque la brecha salarial de género es aún mayor para la población con menos estudios.

Pensiones desiguales

La notable lucha de las mujeres trabajadoras en España (a la cabeza del movimiento en el mundo con la huelga General de mujeres trabajadoras de hace tres años) ha hecho que la brecha actual de género en los salarios y las pensiones españolas sea inferior a la media de la UE.

Pero si no se introduce algún factor de corrección, el mayor tiempo dedicado por las mujeres a tareas dentro de la familia, no remuneradas, repercutirá directamente en cobrar menor pensión. Efecto que se multiplica cuantos más años cotizados se exijan de mínimo para tener una pensión contributiva. Ampliar el número de años para poder acceder a una pensión contributiva, incrementa la desigualdad entre sexos.

Las pensionistas ingresan el 33,57% menos que los varones.

Además, del total de 10 millones de pensiones contributivas, las de viudedad suponen casi la cuarta parte, pero es que la abrumadora mayoría (hasta un 92%) son mujeres. Debido a la menor incorporación de mujer al trabajo en el pasado, «sin la pensión de viudedad la mitad de las pensionsitas no cobrarían una pensión contributiva y la brecha de género de las pensiones sería el 60% en lugar del 30%. La pensión de viudedad evita situaciones de pobreza a mujeres que no cotizaron en el pasado.»(2)

Como medida inmediata aparece necesario computar a efectos de cálculo de la pensión todos los periodos destinados al cuidado de familiares (recién nacidos, enfermos, mayores…). Y comparando con otros países, cuando hay una distancia más pequeña entre las pensiones según el género es en los sistemas públicos que fijan un porcentaje base de la pensión más alto, y reducen el tramo sometido a cálculos en función del tiempo cotizado.

En cuanto a las pensiones de viudedad la equiparación con el salario mínimo también conseguiría una notable reducción de la brecha de género.

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(1) La brecha de género en las pensiones en España y la Unión Europea.María López-MartínezDepartamento de Economía Aplicada, Universidad de Murcia.Blas Ángel Marín-López Departamento de Fundamentos del Análisis Económico, Universidad de Alicante.http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-74252019000400081

(2) «Las pensiones de viudedad en España” publicado por FEDEA en enero de 2021

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