La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se quejó el lunes ante el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de que las políticas monetarias flexibles en naciones industrializadas afectan a economías emergentes como la de su país.
En una reunión con Obama en la Oficina Oval, Rousseff afirmó que Europa y Estados Unidos deberían abandonar su extrema dependencia de tasas de interés bajas.
Rousseff dijo a la prensa que las políticas monetarias expansionistas en países desarrollados reducen el valor de sus monedas, «con lo que limitan el crecimiento (…) en países emergentes».