Plan de estimulo económico en Brasil

Brasil construye un millón de viviendas populares

«No se preocupen por el dinero, pues el dinero está y queremos gastar ese dinero, porque es momento de gastar», garantizó Lula, en alusión a los 34.000 millones de reales (15.000 millones de dólares) de fondos públicos que el Gobierno ha destinado al programa.

El gobierno de Brasil lanzó el dí­a 25 el rograma «Mi Casa, Mi Vida», para la construcción de un millón de viviendas populares en los próximos dos años para reducir el déficit habitacional y estimular la economí­a del paí­s. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó hoy un programa para la construcción de un millón de casas que apunta a reducir un inmenso déficit de viviendas y atajar la crisis global, dando fuerza a la actividad económica.Para la ejecución del plan el Gobierno se ha propuesto una meta de dos años, aunque Lula enfatizó que «lo más importante no son los plazos», sino que los gobernadores y alcaldes presenten «proyectos» para la construcción de viviendas «lo más rápido posible».La previsión del plan, negociado durante cuatro meses con los empresarios y los sindicatos, es construir en terrenos públicos, que actualmente son propiedad de gobiernos regionales o municipios, con los que se negociarán donaciones a cambio del apoyo financiero federal para las obras.El ministro de Hacienda, Guido Mantega, aseguró que se trata de «uno de los principales programas anticrisis» del Gobierno y afirmó que su dimensión es una garantí­a más de que «Brasil ha sido uno de los últimos paí­ses en entrar en la crisis y será uno de los primeros en salir».Mantega citó cálculos de la Fundación Getulio Vargas, según los cuales este programa puede crear «hasta un millón y medio de nuevos empleos», movilizar inversiones totales por unos 60.000 millones de reales (24.000 millones de dólares) y generar un crecimiento superior al dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).El objetivo del plan serán las familias de renta baja y media, que tienen ingresos de hasta diez veces el salario mí­nimo, que hoy es de 465 reales (186 dólares).La ministra de la Presidencia, Dilma Rousseff, explicó que del millón de casas que se pretende construir, 400.000 serán destinadas a las familias con una renta de hasta tres salarios mí­nimos.Otras 200.000 viviendas serán para familias con ingresos entre tres y cuatro salarios mí­nimos, 100.000 para las que tienen una renta de entre cuatro y cinco salarios, mientras que otras 100.000 serán para grupos familiares con rendimientos de entre cinco y seis salarios mí­nimos.Las 200.000 casas restantes serán para familias con entre seis y diez salarios mí­nimos.En todos los casos habrá intereses diferenciales, que no podrán pasar del seis por ciento, y la financiación será en plazos de hasta diez años.Según datos presentados por Rousseff, el déficit de viviendas en Brasil llega hoy a 7,2 millones y se concentra en grandes centros urbanos, en los que la mayorí­a de la población habita en precarias construcciones levantadas en áreas de riesgo.Paradójicamente, las regiones más ricas del paí­s estarán entre las más favorecidas por el plan, pues concentran los mayores problemas de vivienda, que llegan a tener dimensiones «muy graves» en ciudades como Rí­o de Janeiro o Sao Paulo, indicó la ministra.En ese sentido, precisó que el 36,4 por ciento de las viviendas serán construidas en la región sudeste, la más próspera de Brasil, aunque también aclaró que un 34,3 por ciento se concentrará en el empobrecido noreste.Según la ministra, el desafí­o es «enfrentar la grave situación de habitación» de la mayorí­a de los brasileños, aunque también admitió que el plan generará empleo y renta en tiempos de crisis.Aún así­, Rousseff garantizó que «no es un asunto de emergencia», sino que se enmarca en «el modelo de desarrollo social» concebido por el Gobierno desde que Lula asumió el poder, en enero de 2003.El programa será acompañado por un vasto plan de regularización catastral, pues en extensas zonas del paí­s y en muchas de las más grandes ciudades existen numerosas irregularidadesAunque el gobierno diseñó el plan para ser concluido en dos años, el presidente Lula da Silva reconoció que el plazo difí­cilmente será cumplido porque muchos proyectos municipales y estaduales aún no están listos. Para sortear las eventuales dificultades burocráticas del programa, el presidente propuso la creación de un comité de gestión con la participación de todos los sectores involucrados y detectar en tiempo real los problemas en la ejecución de las obras.

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