Botí­n convenció a Zapatero de que llamara a Rajoy

«Un «tipo listo» llamó el miércoles por la mañana a Mariano Rajoy. A sólo 24 horas de que se votara en el Congreso el decreto del recorte, la posición del PP todaví­a era una incógnita para la mayorí­a del paí­s. Rajoy se habí­a debatido hasta el martes entre dos alternativas: abstención o voto en contra.»

¿Quién era el hombre con la caacidad para convencer a Zapatero de que hiciera lo que debía haber hecho hace días? ¿Quién es la persona que tiene ese nivel de interlocución? Pues ni más ni menos que el presidente del Banco Santander, Emilio Botín. El Santander, como otras empresas españolas, está sufriendo en su valoración el deterioro de la credibilidad del Gobierno. Botín mantiene una relación fluida con el presidente y éste le consulta las grandes líneas de su política económica. Resulta paradójico que sea un banquero uno de los pocos, quizás el único, que tenga ese predicamento. (EL MUNDO) LA VANGUARDIA.- CiU ha atendido muchas llamadas estos últimos días y ha computado también su interés. Y este pasa por evitar que unas elecciones generales anticipadas difuminen la espesa batalla política catalana (a punto de infectarse en Barcelona). Bajo un foco muy potente, Duran pronunció ayer el mejor discurso de su vida y Mas selló la más inteligente de sus apuestas. Los catalanes son hoy los fideicomisos del Directorio Europeo. Garantes del mandato carolingio. Agentes de Berlín y Aquisgrán. Nada nuevo: la Marca Hispánica. El equipo de la Moncloa tuvo que movilizarse en los días previos para mendigar las abstenciones. Intervinieron incluso empresarios del Ibex 35 y hasta se arremangó la cancillera alemana. Angela Merkel llamó a Rajoy para pedirle que no votara contra el ajuste en el que Europa se jugaba tanto. El líder del PP agradeció la reflexión pero concluyó que había que acabar con el socialismo en España. Es quizá la decisión más temeraria de los conservadores a ojos del mundo ABC.- UN solo voto de diferencia ha permitido a Rodríguez Zapatero salvar la legislatura, pero sólo por el momento y con un coste personal y político inasumible. La votación del «decretazo» ha hecho que dé la cara su falta de apoyos parlamentarios y sólo la alambicada abstención de Convergencia i Unió permitió que el Ejecutivo no diera ayer por cerrado, formalmente, el mandato. Sí está cerrado políticamente Opinión. El Mundo Botín convenció a Zapatero de que llamara a Rajoy C. García-Abadillo Un «tipo listo» llamó el miércoles por la mañana a Mariano Rajoy. A sólo 24 horas de que se votara en el Congreso el decreto del recorte, la posición del PP todavía era una incógnita para la mayoría del país, aunque en la noche del martes González Pons la adelantó en Telemadrid. Rajoy se había debatido hasta el martes entre dos alternativas: abstención o voto en contra. Los argumentos en favor de la primera eran variados pero, esencialmente, se resumen en dos. Primero, el ejercicio de la responsabilidad en un momento muy difícil, apoyando un recorte que incluye congelación de pensiones. Segundo, quitar al PSOE la baza de que Rajoy es míster no, dar un ejemplo de coherencia a Zapatero. Pero se impuso el no. Y la razón que inclinó la balanza es que el presidente ni siquiera había tenido la deferencia de llamar al líder de la oposición para intentar negociar con él el mayor ajuste económico desde los Pactos de la Moncloa. El «tipo listo» llamó a Rajoy para transmitirle lo importante que sería para la economía española que el PP no votara contra el ajuste. «Los mercados», vino a decirle, «van a estar pendientes de vosotros». El líder del PP le transmitió al «tipo listo» la decisión de su partido. «Vamos a votar en contra. No somos responsables de la política de este Gobierno y no podemos apoyar un decreto que congela las pensiones. Zapatero sabía que ésa era nuestra línea roja. El presidente ni siquiera ha tenido el detalle de llamarme. Así que no puedo abstenerme, como me pides». El «tipo listo» se sorprendió: «Eso no puede ser. No te preocupes, hablo con él y te llama». Por la tarde, en efecto, Zapatero llamó a Rajoy. La conversación fue cortés, amable. El presidente ni siquiera le pidió al líder del PP que cambiara su voto. Le recordó la dificultad del momento, lo importante que es para España sacar adelante el ajuste, etcétera. Rajoy le sacó el tema de las pensiones y el presidente le contestó que era un gesto «cualitativo» para dar idea a los mercados de que ahora el Gobierno va en serio. ¿Quién era el hombre con la capacidad para convencer a Zapatero de que hiciera lo que debía haber hecho hace días? ¿Quién es la persona que tiene ese nivel de interlocución? Pues ni más ni menos que el presidente del Banco Santander, Emilio Botín. El Santander, como otras empresas españolas, está sufriendo en su valoración el deterioro de la credibilidad del Gobierno. Botín («nosotros siempre apoyamos al Gobierno») mantiene una relación fluida con el presidente y éste le consulta las grandes líneas de su política económica. Resulta paradójico que sea un banquero uno de los pocos, quizás el único, que tenga ese predicamento. Que sólo Botín sea capaz de convencer a Zapatero -que ha hecho bandera de su izquierdismo- de que debe llamar al líder de la oposición por el bien del país (y de su banco, naturalmente) es un síntoma de la demagogia que adorna el discurso socialista. ¿Qué le habrá dicho Zapatero a Botín del nuevo impuesto para ricos? ¿Y de la huida de capitales tras su anuncio…? Poderoso caballero es don dinero. EL MUNDO. 28-5-2010 Opinión. La Vanguardia Agentes carolingios Enric Juliana Los catalanes han vuelto a echar una mano para que España no caiga por el precipicio. No es la primera vez que ocurre. Lo intentó el general Prim a mediados del siglo XIX inventándose una monarquía constitucional, y una noche oscura, antes de que Amadeo de Saboya desembarcase en Cartagena, le pegaron cuatro trabucazos en la calle del Turco. Lo intentó Francesc Cambó y el africanizado régimen alfonsino se le escurrió de las manos. Lo habría intentado el general Domingo Batet Mestres si el 18 de Julio de 1936 hubiese estado al mando de la Capitanía General de Cataluña. Lo intentó Joan Comorera, parando los pies a la FAI mientras el prestigio de la República se desangraba en Europa. Lo intentó el economista Joan Sardà Dexeus, simpatizante de ERC en los años treinta, redactando el Plan de Estabilización de 1959, que salvó a la España de Franco de la bancarrota falangista. Lo intentó Josep Tarradellas, salvando los muebles de Adolfo Suárez entre 1977 y 1980. Lo intentaron Antoni Gutiérrez Díaz y Joan Reventós, evitando que la transición se gestionase con una Catalunya fatalmente escindida en dos comunidades. Lo intentaron Miquel Roca y Jordi Solé Tura, dando flexibilidad a la Constitución de 1978. Lo intentó Jordi Pujol serenando el país el 23 de febrero de 1981 y actuando de eficaz estabilizador en los años noventa. cuando la canción de moda en Madrid era "Pujol, enano, habla en castellano". Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida y nueve diputados apellidados Macias, Xuclà, Pigem, Campuzano, Riera, Sánchez Llibre, Surroca, Jané y Tarruella se sumaron ayer a la lista. Convergència i Unió evitó ayer un serio accidente español. Una pérdida de credibilidad de dimensiones colosales. No es una exageración. España y Portugal pueden llevarse por delante el euro. La península Ibérica ocupa hoy el centro del mapa mundi desordenado. Por una acumulación de factores, España se ha convertido en el verdadero eslabón débil del sistema Europa, ese formato imperial sin parangón en el mundo, Grecia es el canario en la jaula que avisa del escape tóxico. España es la pieza averiada que puede romper todo el engranaje. España debe 1,6 billones de euros, sumando los créditos, letras y pagarés que han financiado a empresas, familias y administraciones públicas durante los años dorados. Hay montones de deuda española circulando por todo el mundo. Y la fibrilación no está controlada. Hay problemas de financiación que no se divulgan para no avivar el nerviosismo. Las grandes empresas del Ibex 35 están muy preocupadas. Y desde hace dos semanas, España se halla intervenida por el Directorio Europeo (Alemania, Francia, Benelux y norte de Italia). Carolingia ha tomado el mando y ayer estuvo a punto de perderlo, pese a las gestiones efectuadas desde distintos centro de poder –incluida la cancilleria alemana– para garantizar una tranquila aprobación parlamentaria del ajuste impuesto por el Directorio. La pregunta del día es la siguiente: ¿Por qué el Partido Popular se inclinó finalmente por el voto negativo desafiando su encuadre europeo? La respuesta es relativamente simple: el PP daba por segura la abstención de CiU y PNV. Creyendo garantizada la aprobación del ajuste, el centroderecha español efectuó una apuesta autárquica y racial. Jugó una baza muy española: desconectó de Bruselas para capitalizar de una tacada todo el malestar social acumulado. El PP vive obsesionado por la habilidad con la que el PSOE se ha consagrado como el partido de las pensiones. Y suyas son las siglas más votadas por los funcionarios públicos, sobre todo en la España mesetaria. Funcionarios y clases pasivas son dos sectores sociales decisivos para la configuración de una mayoría política estable en España. Repito: la apuesta autárquica de Mariano Rajoy se basaba en una supuesta garantia de estabilidad. Quien firma estas líneas puede dar fe de algunos mensajes intercambiados ayer por la mañana por diputados populares en el Congreso: "Toquemos madera, que CiU no falle". Siempre atento al mus, el PNV también decidió jugar fuerte en el último momento. Se sumó a la estrategia autárquica. Ellos son así. José Luis Rodríguez Zapatero, lívido, asustado y desencajado, temía lo peor. El Congreso fue ayer expresión de una España políticamente depauperada. Arrasada, de nuevo, por el furor autodestructivo. CiU ha atendido muchas llamadas estos últimos días y ha computado también su interés. Y este pasa por evitar que unas elecciones generales anticipadas difuminen la espesa batalla política catalana (a punto de infectarse en Barcelona). Bajo un foco muy potente, Duran pronunció ayer el mejor discurso de su vida y Mas selló la más inteligente de sus apuestas. Los catalanes son hoy los fideicomisos del Directorio Europeo. Garantes del mandato carolingio. Agentes de Berlín y Aquisgrán. Nada nuevo: la Marca Hispánica. CiU evita la tragedia griega en España Jordi Barbeta A José Luis Rodríguez Zapatero le salvó ayer la campana . Si el grupo parlamentario catalán de Convergència i Unió no se hubiera abstenido, el Congreso habría tumbado el plan de ajuste del Gobierno, dificilmente Zapatero continuaría hoy al frente del Ejecutivo y, sin lugar a dudas, la economía española habría sufrido una nueva sacudida que conduciría inexorablemente a una tragica intervención al modo griego. Como siempre CiU justificó su decisión con el argumento de evitar males mayores, aunque en esta ocasión los nacionalistas catalanes no ocultaron que lo hacían con dolor, con mucho dolor, porque vuelven a salvar a un presidente del Gobierno al que consideran, en buena parte, responsable de todas las desgracias y muy especialmente de las desgracias de CiU. Así pues, el Gobierno logró convalidar por un solo voto el decreto que contiene el mayor recorte social de la historia: reducción del salario a los funcionarios, congelación de las pensiones, y rebaja drástica de las ayudas a la dependencia y a la natalidad, y un hachazo a la inversión en obras públicas. En una España políticamente insólita votaron a favor los 169 diputados del principal partido de la izquierda y votaron contra la reducción del déficit público los diputados del principal partido de la derecha. El equipo de la Moncloa tuvo que movilizarse en los días previos para mendigar las abstenciones, sobre todo cuando el Partido Nacionalista Vasco optó por elevar el precio de su apoyo a los presupuestos, que es el siguiente obstáculo que tendrá que superar Zapatero para sobrevivir. Intervinieron incluso empresarios del Ibex 35 y hasta se arremangó la cancillera alemana. Angel Merkel llamó a Rajoy para pedirle que no votara contra el ajuste en el que Europa se jugaba tanto. El líder del PP agradeció la reflexión pero concluyó que había que acabar con el socialismo en España. Es quizá la decisión más temeraria de los conservadores a ojos del mundo. En otro escenario, el presidente de Andalucía, el socialista José Antonio Griñán, resumió la situación política española: "Que Zapatero sea malo. no les hace a ustedes buenos". Así las cosas, todas las esperanzas se depositaron en Duran Lleida, convertido en único interlocutor válido para el mundo económico y para el Gobierno. Zapatero y la vicepresidenta de la Vega han hablado esta semana varias veces con el portavoz nacionalista, pero como este no les aseguraba la abstención al 100% le pidieron poder hablar con Artur Mas, Significativamente, el líder de CiU se negó a ponerse al teléfono. A través de un intermediario Mas le hizo llegar a Zapatero el siguiente mensaje: "Hace dos años que no hablamos y ahora ya no tiene ningún sentido hacerlo porque el crédito se termina aquí. El recorte es fruto de los errores del Gobierno y CiU sólo actúa por responsabilidad para evitar la quiebra : Lo que tiene que hacer el presidente es dimitir y convocar elecciones". Eran idénticos términos a los que pronunció Duran Lleida desde la tribuna del Congreso. El argumento fundamental se basa en que la intervención exterior en Grecia ha obligado no a congelar sino a reducir las pensiones casi un 20% y a reducir los salarios del sector público el 16%. Esa sería la tragedia que pretendía evitar CiU, aunque los nacionalistas tienen previsto rectificar la congelación de las pensiones y obligar a través del Pacto de Toledo a sustituir el ahorro en pensiones por otra partida. La intervención de Duran fue aplaudida incluso por una delegación austríaca que tuvo que ser llamada al orden porque los invitados tienen prohibido aplaudir.A posteriori todo fueron felicitaciones, incluso de las cancillerías europeas, pero no había alegría en las filas nacionalistas porque mientras siguen actuando políticamente "por resopnsabilidad", ven cómo los socialistas siguen acosándoles en Catalunya ahora con la comisión de investigación sobre el caso Millet, o como el Tribunal Constitucional sigue en sus trece de dictar sentencia contra el Estatut. El Gobierno y especialmente su presidente respiraron aliviados pero la sensación de debilidad política del Ejecutivo no hizo más que acentuarse. Zapatero tuvo que suspender su viaje a Brasil donde debía participar en una reunión de la Alianza de Civilizaciones, su gran apuesta en política internacional, que queda ahora relegada ante las urgencias domésticas. Las expectativas se centran ahora en la posibilidad de que el Ejecutivo no tenga más remedio que imponer por decreto la reforma laboral que le exigen todos las autoridades financieras, habida cuenta que patronales y sindicatos no se ponen de acuerdo. Los sindicatos ya han anunciado la huelga general. LA VANGUARDIA. 28-5-2010 Editorial. ABC Un gobierno en prórroga UN solo voto de diferencia ha permitido a Rodríguez Zapatero salvar la legislatura, pero sólo por el momento y con un coste personal y político inasumible. La votación del «decretazo» ha hecho que dé la cara su falta de apoyos parlamentarios y sólo la alambicada abstención de Convergencia i Unió permitió que el Ejecutivo no diera ayer por cerrado, formalmente, el mandato. Sí está cerrado políticamente, porque, como afirmó Mariano Rajoy, el real decreto-ley que ayer convalidó el grupo socialista sólo con sus votos es un desmantelamiento de la política de Rodríguez Zapatero desde 2004. Ganar por un voto refleja la espantada de los antiguos socios de izquierda y nacionalistas, es el ocaso de aquella capacidad seductora en la que tanto confió Zapatero para construir un muro de aislamiento frente al PP y es la prueba de que no hay Gobierno con entidad suficiente para dirigir España. El voto negativo del Partido Popular era la opción más coherente, no sin riesgos de incomprensión, dentro y fuera de nuestro país. Pero Rajoy ha sido consciente de que el recorte social era un límite infranqueable para un partido que consolidó por ley el sistema de pensiones y sus revalorizaciones. Para la Historia queda que el único partido que ha mermado las pensiones en España ha sido el PSOE. El eslogan de que la derecha es antisocial se arruinó ayer en el Congreso de los Diputados. Rajoy hizo bien en pensar más en los españoles que en Merkel o Sarkozy, aunque es muy probable que estas medidas acaben defraudando también a los socios europeos, quienes pedían recortes del déficit, no que se asaltara a los pensionistas. Convergencia i Unió asumió ayer una grave responsabilidad. Abstenerse era cooperar con un recorte social injusto e ineficaz para la reducción del déficit. Pocos dudan de que agravará el desempleo y reducirá el consumo, lo que hará inviable un aumento significativo de la recaudación. Duran i Lleida hizo un discurso correcto y patriarcal, pero incongruente en su planteamiento, porque, si a su juicio tan negativas son las medidas aprobadas, no se entiende que facilitara su convalidación. El electorado de CiU, formado principalmente por clases medias, sabe bien la incongruencia cometida por la coalición nacionalista. Pensar que Zapatero interiorizará la reflexión que le propuso Duran i Lleida, quien le advirtió de que esta legislatura no pasa del 31 de diciembre, es ignorar el estado de supervivencia en que se encuentra el Gobierno socialista, para el que la victoria pírrica de ayer es un poco de oxígeno para unos días. No aspira más que a ganar tiempo, aunque sea una prórroga. ABC. 28-5-2010 Opinión. El Economista Un 20% menos de sueldo El economista inglés de la London School of Economics Edward Hugh ha apuntado hoy que "España necesita un ajuste fiscal, pero también un ajuste de precios y salarios, quizás de un 20%". "Ésta es la forma más fácil para reactivar la economía, pero no hay ánimos para eso, porque hace falta un gran pacto", ha dicho Hugh, que ve este eventual pacto todavía lejos . Hugh, en una provocadora conferencia titulada "¿Finlandia o Argentina?" que ha pronunciado hoy en la XXVI Jornada del Círculo de Economía que se celebra en Sitges (Barcelona), ha señalado que dicho ajuste debería hacerse de forma "urgente". "O después de esta crisis somos un país muy competitivo como Finlandia o iremos a la quiebra como Argentina, no hay término medio", ha considerado este economista, que ha advertido de que el tiempo apremia y que si no lo que puede pasar es que "Alemania vuelva al marco y España acabe devaluando". La deuda, insostenible Hugh considera que este recorte salarial debe acompañar las medidas de ajuste del gasto público que ya está desarrollando el Gobierno y lo ha calificado de "devaluación interna sustancial". "De no ser así, la dinámica de la de deuda, seguramente, se convertirá en insostenible", ha advertido este experto independiente en macroeconomía. Hugh ha señalado que la competitividad "sólo puede volver a través de la deflación", ha destacado la urgencia de reducir la deuda española gente y ha subrayado que la deuda externa neta de España, incluyendo la deuda del sector privado, es del 90% del PIB. EL ECONOMISTA. 28-5-2010

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