Botí­n ataca al BBVA por activo y por pasivo

«El presidente de BBVA, Francisco González, se está planteando seriamente un contraataque al depósito de Botí­n. BBVA nunca ha entrado en la guerra del pasivo porque no le ha hecho falta y puede acceder a los mercados sin problemas, pero Santander tampoco habí­a entrado hasta ahora. Y si Botí­n rompe el mercado, es muy difí­cil que FG pueda quedarse quieto sin responder, porque el riesgo de fuga de clientes es elevado»

Parece innegable que Botín ha vuelto a dar un gole de mano para sacar tajada de la crisis. Ya lo hizo cuando compró a precio de saldo Alliance & Leicester y los depósitos de Bradford & Bigley en pleno hundimiento de la banca británica. Y ahora quiere repetir la jugada en España, tanto por el lado del activo como por el del pasivo. Haga lo que haga BBVA, hay acuerdo en el sector en que habrá un antes y un después de esta ofensiva de Santander en la banca española. Y a más de uno le puede costar la supervivencia. (EL CONFIDENCIAL) EL PAÍS.- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, atraviesa su momento político más delicado desde que llegó hace seis años a La Moncloa. La crisis económica provocó un seísmo mundial y un terremoto en España, que derivó en una caída de la credibilidad del Gobierno en las encuestas. El último CIS refleja un desplome de cuatro puntos el último año y una estimación de voto que no se registraba desde enero de 2004. Pero el problema es que la sensación interna en el Gobierno es aún peor, sin razones evidentes estas últimas semanas. Es lo que algunos ministros llaman "la recrisis", que personifican en Zapatero, el gran aval, lo que causa aún más inquietud. Sus más cercanos le ven "poco arropado", con ministros desanimados y con problemas de comunicación. Él acaba de cambiar, de nuevo, a su jefe de prensa. Opinión. El Confidencial Botín ataca al BBVA por activo y por pasivo E. Segovia El superdepósito al 4% del Santander sigue dando mucho que hablar sobre sus motivaciones: si pretende sacar del mercado a las cajas con problemas, si está acaparando liquidez ante un posible nuevo cierre de los mercados… Pero más allá, no cabe duda de que la ofensiva de Emilio Botín ha impactado de lleno en su eterno rival, BBVA. Y encima no se trata sólo del depósito (pasivo), sino que también está atacándole por el lado del activo con la oferta hipotecaria de Banesto, el banco que preside su hija Ana Patricia. La llamada ‘hipoteca smash’ de Banesto ofrece euribor más un diferencial de 0,38 puntos, entre los más competitivos del mercado, y además corre con todos los gastos de notario y registro, que son el principal obstáculo para que los clientes cambien la hipoteca de entidad, así como con la comisión de cancelación de la hipoteca antigua. Se dirige específicamente a aquellos que tienen suelo en su hipoteca -su eslógan es "acaba con el suelo de tu hipoteca"-, y se da la circunstancia, según fuentes conocedoras de la situación, de que la mayoría de los préstamos de este tipo que concedió BBVA (y otras muchas entidades) en los años de la burbuja contienen esta cláusula, que impide que los intereses bajen de un determinado nivel aunque el euribor se encuentre muy por debajo, como sucede en la actualidad. "Muchos clientes de BBVA están amenazando con llevarse su hipoteca a Banesto, con lo que al banco no le queda más remedio que quitarles el suelo, con la consiguiente pérdida de margen, o bien dejarlos marchar", explica una de las fuentes consultadas. Un portavoz de BBVA declinó hacer comentarios. Gracias a estas ofertas, Banesto incrementó su cuota de mercado en hipotecas desde el 9,7% hasta el 11,3% en 2009, y para este año pretende utilizar este tipo de armas para captar 250.000 nuevos clientes particulares. Entrar o no entrar en la guerra del pasivo "Respecto al depósito, está haciendo mucho daño a todo el mundo. Es verdad que las más afectadas son las cajas pequeñas, pero los grandes también están sufriendo, porque los clientes ‘buenos’ están yendo a su oficina con el cuento de que el Santander les ofrece el 4% y exigiendo que se lo igualen", según otra fuente. En el Santander niegan que el depósito tenga vocación ofensiva (ni siquiera han hecho publicidad), pero lo cierto es que ha roto el mercado y puede provocar serios problemas de liquidez a algunas entidades. A este respecto, las fuentes consultadas afirman que el presidente de BBVA, Francisco González, se está planteando seriamente un contraataque al depósito de Botín. "BBVA nunca ha entrado en la guerra del pasivo porque no le ha hecho falta y puede acceder a los mercados sin problemas, pero Santander tampoco había entrado hasta ahora. Y si Botín rompe el mercado, es muy difícil que FG pueda quedarse quieto sin responder, porque el riesgo de fuga de clientes es elevado". De hecho, BBVA es la única entidad grande que no tiene todavía un depósito de alta remuneración; ayer La Caixa anunció uno al 3,75%. El principal problema al que se enfrenta FG es de imagen, ya que no quiere que parezca que va a remolque de su eterno rival -una de las críticas recurrentes de los analistas- pero tampoco puede dar la impresión de que trata a sus clientes peor que Santander. También es posible que mantenga la política actual de igualar la oferta de Santander sólo a los clientes vinculados que lo pidan sin lanzar una oferta generalizada, lo que le permitiría transmitir el mensaje de que tiene menos necesidad de liquidez que su rival. Botín vuelve a hacerlo Sea como fuere, parece innegable que Botín ha vuelto a dar un golpe de mano para sacar tajada de la crisis. Ya lo hizo cuando compró a precio de saldo Alliance & Leicester y los depósitos de Bradford & Bigley en pleno hundimiento de la banca británica, con lo que ha conseguido una plataforma muy importante que le permite también romper el mercado en ese país. Y ahora quiere repetir la jugada en España, tanto por el lado del activo como por el del pasivo. Haga lo que haga BBVA, hay acuerdo en el sector en que habrá un antes y un después de esta ofensiva de Santander en la banca española. Y a más de uno le puede costar la supervivencia. EL CONFIDENCIAL. 30-3-2009 Opinión. El País La ‘recrisis’ de Zapatero Javier Casqueiro El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, atraviesa su momento político más delicado desde que llegó hace seis años a La Moncloa, y algunos de sus ministros y dirigentes más relevantes hablan de "deslealtad". Y no para descalificar a Rajoy. No. Lo hacen para cuestionar a algún compañero. La crisis económica provocó un seísmo mundial y un terremoto en España, que derivó en una caída de la credibilidad del Gobierno en las encuestas. El último CIS refleja un desplome de cuatro puntos el último año y una estimación de voto que no se registraba desde enero de 2004. Pero el problema es que la sensación interna en el Gobierno es aún peor, sin razones evidentes estas últimas semanas. Es lo que algunos ministros llaman "la recrisis", que personifican en Zapatero, el gran aval, lo que causa aún más inquietud. Sus más cercanos le ven "poco arropado", con ministros desanimados y con problemas de comunicación. Él acaba de cambiar, de nuevo, a su jefe de prensa. No es un concepto técnico ni político, ni tiene nada que ver con la economía. La recrisis es un estado de ánimo, una sensación, una actitud. No obedece a parámetros objetivos. No tiene nada que ver con que no se gobierne o se produzcan cientos de medidas y muchos decretos. Error. La recrisis es más profunda y peligrosa. No se arregla en el BOE. Hace año y medio, el panorama internacional era horroroso. Se trasladó a España con el tardío reconocimiento de la situación y con cierta respuesta soberbia del Ejecutivo. Pero aquel error, hoy admitido por todos en La Moncloa y en los ministerios, no se pagó entonces. Tampoco en enero, a comienzos de este año, cuando se agolparon los frentes negativos. El PP apenas se distanciaba entonces en cuatro puntos cuando algunos, incluso en ese partido, defienden que debía haber sido el doble. Pero hay un temor en el PSOE que no reflejan siquiera las encuestas internas del partido. Es la recrisis. Y se nota en el comportamiento del presidente, en el de muchos de sus ministros, incluso los más valorados, y por tanto en su reconomiento público. A esa ansiedad ayuda también mucho la obsesión del presidente y su equipo por fijarse fechas y plazos de salida de la crisis económica, que no acaban nunca de concretarse. El prestigioso semanario The Economist lo tituló como "Zapatero y el síndrome de mañana". "Oportunidad perdida" en TVE Para frenar la recrisis, los expertos en comunicación del presidente consideraron oportuna una amplia entrevista en TVE en horario de máxima audiencia. La habría querido cualquier televisión. Zapatero comparece periódicamente -en los medios, en los mítines y en el Congreso- pero su mensaje global no llega a los ciudadanos. Sólo se escuchan las frases que transmiten las teles (cortes de 20 segundos). La estrategia era evidente. 40 minutos para hablar en directo a toda España frente a tres prestigiosos periodistas de la casa, es decir, de RTVE. La idea era buena pero no salió según lo esperado. Algunos ministros reconocen con dolor que se trató de una "oportunidad perdida". Varios dirigentes del PSOE consultados lamentaron el "bajo tono" del presidente y su "falta de confianza" en la primera mitad de la entrevista. Le costó remontar el vuelo tras la primera pregunta directa al mentón de Pepa Bueno, la editora del telediario estrella de la noche, que cuestionó su credibilidad. No entienden cómo no se previó esa pregunta. Y reprochan a su equipo de comunicación que no tuviera preparada una buena respuesta. Las encuestas internas reflejaron que no se cubrieron las expectativas creadas. Zapatero, muy solo El presidente gusta de gobernar a su manera. Como todos sus antecesores. Siempre se ha metido en todas las arenas, ha confiado en su suerte y ha delegado lo justo. Móvil en ristre, llama a distintos colaboradores, asesores, amigos, ministros y periodistas para conformarse varias tesis. No tiene sólo un ámbito de influencia. Varios ministros del núcleo duro del Gobierno confiesan que, por esa manera suya de actuar, por comodidad o porque se han enfrascado demasiado en sus materias, han dejado últimamente muy solo al presidente. Concluyen que no le han defendido lo suficiente y que ellos también son culpables de que haya calado la idea de que no consulta, de que no permite críticas, de que se ha ensoberbecido con su síndrome de La Moncloa particular. Sostienen que eso no es cierto. Y se cruzan acusaciones de deslealtad. Contra eso, ha surgido otra corriente de dirigentes socialistas que se autoreclaman "el momento de las lealtades", como ha subrayado esta semana el barón extremeño Guillermo Fernández Vara. De la Vega se queda El deporte periodístico de las quinielas sobre el próximo Gobierno no cejará en los próximos meses, pero con escasa información de peso. Habrá que esperar hasta que el presidente quiera ejecutar esa crisis. Durante mucho tiempo se ha dado por hecho que habrá remodelación tras el fin de la presidencia europea. Y que varios ministros podrían ser destinados a candidaturas autonómicas o municipales. Tras observar y escrutar a Zapatero, varios ministros y dirigentes del PSOE apuestan ahora porque ese ajuste no se producirá o será menor. Tan menor como el desplazamiento de algún ministro para la candidatura de la presidencia de la Comunidad de Madrid, la única región que con las últimas encuestas en la mano se cree poder recuperar. Por tanto, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, no tiene los días contados, como podría parecer si se hace caso de algún ex ministro, como Jordi Sevilla, o de alguno de sus compañeros de gabinete, que la ven "psicológicamente amortizada". Dicen que es, en gran parte por su culpa, porque se ha creído más ella misma que está de capa caída que el resto de los ciudadanos. Para apuntalar esa tesis se aporta el dato del último barómetro del CIS, de febrero, donde obtenía un 4,57, la tercera mejor nota tras Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, muy cerca del aprobado, en un muy mal momento. "Zapatero no quiere que se vaya, la respeta y considera que cubre un trabajo muy amplio que a veces no es conocido", admite uno de sus compañeros. "Es verdad que ha perdido peso, entre otras razones porque estamos en una crisis económica y tiene una vicepresidenta segunda, Elena Salgado, que sí quiere ejercer en lo suyo, y que no es como Solbes, que no se dejaba coordinar", añade. "Si ella quiere quedarse, se quedará", asegura un miembro de su equipo que reclama para De la Vega un tratamiento más digno a su labor por parte de sus propios compañeros. Y menos impaciente. Fallos en el equipo de comunicación Lo cierto es que De la Vega transmite cierto cansancio, es la responsable última de los fallos de coordinación de estas semanas y, aseguran en el entorno del Gobierno, tiene un problema de comunicación. Un problema que padece todo el Gobierno, que ha tenido cuatro secretarios de Estado en esa área en seis años. Para muchos es un fallo de estructura, con un responsable de comunicación que ejerce junto al presidente como su jefe de prensa pero depende orgánicamente de la vicepresidenta, que tiene su propia asesora. De la Vega propuso en su día otra estructura de Gobierno más clara (sólo una vicepresidencia) y Zapatero la rechazó. Para otros, esta carencia es más profunda. Zapatero es su propio jefe de prensa y al lado sólo quiere amigos del pasado o asesores que le coreen sus aciertos. En La Moncloa, los afectados niegan la mayor. Dicen que son muy críticos y que Zapatero les escucha. "No hay un responsable que hable a diario con los periodistas, que fije criterio, que esté al tanto de lo que se cuece, y no lo hemos tenido desde hace tiempo", confiesa un alto cargo de confianza del presidente. Esas llamadas, efectivamente, son escasas y normalmente sólo para plantear quejas y reproches. El Gobierno lleva dos semanas con un nuevo secretario de Estado de comunicación, Félix Monteira, ex director del diario Público, que ha exigido a Zapatero poder ejercer de verdad esa responsabilidad y manejar buena información. No ha dicho que repetirá En este clima, y con unas perspectivas a empeorar tras las elecciones catalanas y las autonómicas y municipales de dentro de un año, hay un enigma que también inquieta. Y mucho. Zapatero no le ha dicho aún a nadie si piensa repetir o no como candidato en 2012. "Es más, si le preguntaran a día de hoy, seguramente diría que no, porque es una persona de convicciones", aventura uno de sus próximos. EL PAÍS. 29-3-2010

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