La retirada de las tropas de Kosovo y las pleitesí­as de Zapatero hacia Obama

Bochorno nacional

La retirada de las tropas españolas de Kosovo, anunciada sorpresivamente por la ministra Chacón, se ha convertido en un auténtico bochorno nacional, que demuestra la inexistencia de una polí­tica exterior autónoma y las nuevas pleitesí­as rendidas por Zapatero a la administración Obama. Primero se anunció como «una decisión firme» el verano como lí­mite para el repliegue. E inmediatamente, a la mí­nima crí­tica recibida desde Washington se aplaza la retirada «sine die» hasta cuando convenga a los mandos de la OTAN. Y luego sale a la luz un indigno cambalache de Zapatero, compensando el «desliz» de Kosovo con un incremento de tropas en Afganistán. El «caso Kosovo» es el mejor ejemplo de una polí­tica exterior que camina a la deriva porque pretende contentar a todos los centros de poder mundiales.

La chaucera descoordinación entre los miembros del gobierno Zapatero parece un mal menor en comparación con la imagen internacional ofrecida de España en este episodio. Chacón y Zapatero decidieron la retirada de forma unilateral, marginando al ministro de Exteriores, Moratinos. Pero cuando la ministra de Defensa comunicó la decisión al embajador español en la OTAN, éste ya se había enterado por boca… del secretario general de la Alianza. Y el embajador español en Washington no supo que contestar cuando el Departamento de Estado norteamericano le demandó explicaciones… porque todavía no se había enterado de nada. La ministra de Defensa fijo el verano como el plazo límite para retirar las tropas. Pero bastó que la Casa Blanca mostrara su disconformidad para que Zapatero enviara a Washington al secretario general de la Presidencia, Bernardino León, a negociar con el consejero de seguridad nacional de Obama, James Jones. Desautorizando a la ministra de Defensa, el emisario de Zapatero aseguró a Washington que la retirada se demoraría un año, o 18 meses, comprometiéndose a atender atenderse las recomendaciones operativas del comandante supremo aliado (Saceur), el general estadounidense John B. Craddock, el comandante en jefe de la misión de la OTAN en Kosovo (KFOR), el teniente general italiano Giusseppe E. Gay. Condiciones que dejaban reducida a la nada la retirada anunciada pomposamente por Chacón. Pero todavía debíamos enterarnos de cosas peores. Un día antes de que la ministra anunciase la retirada, el secretario general de Política de Defensa, Luis Cuesta, había negociado con el número dos del secretario de Defensa norteamericano, acordando que la retirada de Kosovo se compensaría con el incremento de tropas españolas en Afganistán, la guerra que a Obama le interesa ganar. España aportará un batallón más y un contingente de guardias civiles para formar a la policía afgana. Al final, el resultado del “desaire” a EEUU, al anunciar unilatateralmente la retirada, ha sido que sólo nos iremos de la ex provincia serbia cuando a la OTAN le convenga, y que aumentaremos los soldados desplegados en Afganistán. ¡Valiente enfrentamiento con Washington el de Zapatero! Hasta tal punto Zapatero ha vulnerado con su actuación la dignidad y la autonomía nacional, que en un diario nada sospechoso de antizapaterismo como El País, José María Marco publicaba un artículo donde afirmaba que “la rectificación no ha tenido como resultado apagar un fuego, sino provocar un incendio en otro frente. La misión en la que España participa en Kosovo está encomendada a la OTAN, no a Estados Unidos. Resulta, entonces, fuera de toda lógica que, mientras que el anuncio de la retirada se comunica un día al secretario general de la Alianza, la rectificación se dirija al Gobierno de Washington al día siguiente.Porque esta especial deferencia hacia Estados Unidos no puede ser interpretada, fuera de nuestras fronteras, más que como una prueba de la continuidad de la política de reverencia transatlántica, aunque de distinto signo: bajo los Gobiernos del Partido Popular se practicaba con respecto a Bush y bajo el Gobierno socialista se pretende construir en relación con Obama. Y no sólo en el asunto de Kosovo, sino también en el de Afganistán, donde, al igual que en la antigua provincia serbia, las tropas españolas están bajo el paraguas de la Alianza. Hasta donde se sabe, tampoco se le ha comunicado a ésta la disposición a incrementar el contingente español que se estaba negociando bajo cuerda en Washington”.

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