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Al grito de ¡Blocchiamo tutto! (“¡lo paramos todo!”), el 22 de septiembre, una potente huelga general ha bloqueado Italia. El paro -que ha afectado de manera notable a puertos, transportes y colegios, con protestas de miles de personas en 81 ciudades- no protestaba contra tal o cual política lesiva contra las condiciones de vida y de trabajo. El paro, en apoyo a la Global Sumud Flotilla, exigía el fin del genocidio en Gaza y al gobierno de Meloni el reconocimiento del Estado Palestino, además de interrumpir relaciones con Israel.
A primeros de septiembre, cuando la Global Sumud Flotilla se hizo a la mar rumbo a Gaza, se sucedieron por toda Europa actos de apoyo y solidaridad con la misión humanitaria y con Palestina. En uno de ellos, en una arenga que pronto se hizo viral en las redes, un estibador italiano, dirigente del sindicato de estibadores de Unione Sindicale di Base (USB) de Génova, lanzó una contundente advertencia, ante la amenaza de acciones hostiles por parte de Israel hacia la Flotilla. «Si solo por 20 minutos perdemos el contacto el contacto con nuestros barcos o con nuestros compañeros y compañeras [en la Flotilla], bloquearemos toda Europa», prometió.
Esta es la mecha que tres semanas después ha detonado una potente huelga general de carácter político e internacionalista. Convocada por distintos sindicatos de base —USB, CUB y otros—, y apoyada por gran número de asociaciones y colectivos, este tipo de huelgas no son infrecuentes en Italia, pero rara vez han tenido este nivel masivo de seguimiento, participación y repercusión.
En Educación -universidad, enseñanza media- se habla de un seguimiento del 70%. En puertos tan importantes como Génova, Livorno, Palermo, Trieste, Venecia y Civitavecchia y en varios nudos logísticos, el paro fue fulminante.
Desde primera hora de la mañana, en muchas ciudades italianas se veía que aquel no era un día más, con comercios y oficinas cerradas, y con piquetes de cientos de personas -la mayoría jóvenes- con banderas palestinas por doquier. Fábricas paradas, transportes al mínimo o bloqueados en muchos lugares, guarderías, colegios e institutos sin personal disponible.
La consigna común: bloquearlo todo, contra la guerra y el genocidio en Palestina. El eslógan se materializó en las muchas manifestaciones y piquetes que se concentraron en los nodos de la logística y las vías de comunicación.
«En Bolonia, más de cinco mil personas ocuparon la carretera de circunvalación de la ciudad; en Florencia, fueron más de diez mil. En Turín, una enorme manifestación recorrió las vías del tren entre las dos estaciones de la ciudad, bloqueando completamente el tráfico ferroviario, mientras que en Roma más de 100.000 personas ocuparon el centro de la ciudad y, durante unas horas, también la estación ferroviaria de Termini», cuenta Pedro Castrillo desde Italia para El Salto.
“Todos los principales puertos de Italia, el 90% del transporte público y el 50% de los ferrocarriles han quedado bloqueados”, aseguraba el balance del sindicato USB.
Una valiosa y hermosa muestra de solidaridad internacionalista por Palestina por parte del pueblo italiano, con protagonismo de sus sindicatos de clase y la juventud.