Antena 3 se come a La Sexta

Blindando el pensamiento único

Usted puede elegir ver las noticias, con una orientación «progresista», de La Sexta o las de Antena 3, con un claro sesgo «conservador». También entre leer La Razón, dominado por la «derecha más extrema» o el Avui, abiertamente independentista. ¿Esto es pluralismo… no? Usted puede elegir… pero la realidad es que detrás de todos estos medios están las mismas manos: las del omnipresente grupo Planeta, el emporio alemán Bertelesmann, el gigante mexicano Televisa o los negocios de Juan Abelló, socio privilegiado de Emilio Botí­n. Son los propietarios del nuevo gigante monopolista de la información,nacido de la absorción de La Sexta por Antena 3. Una operación que ha acabado de dibujar el mapa del pensamiento único en España. Dos grandes grupos -capitaneados por Antena 3 y Telecinco- dominarán de forma aplastante la televisión, decidiendo qué es noticia y que es condenado al silencio. En tiempos de recortes, se hace urgente blindar el control de la información.

Cuando el negocio está en peligro, para la burguesía los “prejuicios ideológicos” desaparecen como por arte de magia.

Así, los propietarios de La Sexta -especialmente próxima a Zapatero y que fue presentada como ejemplo de “la izquierda consecuente”- no ha tenido reparos en entregar la cadena a Antena 3, controlada por Planeta, el grupo de los Lara, una de las familias de la burguesía catalana más acérrimamente franquistas.

El cambalache se ha cerrado con un intercambio de acciones. Los accionistas de La Sexta recibirán el 7% de títulos del nuevo grupo, ampliable hasta el 14% en cinco años.

A pesar de haberse auto otorgado el título de “televisión de la nueva izquierda”, detrás de la Sexta estaba Televisa, el principal monopolio informativo de Hispanoamérica, propiedad de los Azcárraga, los “Ciudadano Kane” del mundo hispano. O Juan Abelló, financiero especialmente vinculado a Botín que se ha sentado en el consejo de administración del Santander.

A cambio del control del nuevo grupo, Antena 3 asume las millonarias pérdidas de La Sexta.

Una operación que -junto a la anterior adquisición de Cuatro por Telecinco- cierra un panorama televisivo hipermonopolizado.

Entre Antena 3 y Telecinco controlarán el 60% de la audiencia televisiva… y el 85,4% de la publicidad. Su dictadura monopolista se extiende a otros medios, pues entre ambos controlan el 65% de la audiencia radiofónica.

El resto se lo reparten otros grupos monopolistas (Vocento, de familias oligárquicas de raigambre, como los Ybarra-Bergareche o los Luca de Tena, y Unidad Editorial, cuyo accionista de referencia es Rizzoli-Corriere della Sera Group, vinculado a los grandes nombres de la industria y las finanzas italianas), o las televisiones autonómicas, órganos en manos de las nuevos caciques locales.

No ha sido una operación a la ligera. La absorción de La Sexta por Antena 3 es fruto de dos años de negociaciones. Exigió incluso cambios legales. El gobierno de Zapatero cambió en 2005 las reglas de juego, eliminando los obstáculos a megafusiones como las de Telecinco-Cuatro o Antena 3-La Sexta.

Está en juego algo más que el destino del grupo de financieros que controlan las televisiones. El control de la información es un decisivo instrumento de poder en las sociedades de capitalismo desarrollado. Y la oleada de recortes que imponen Washington y Berlín exige también “blindar” el pensamiento único, fortalecer la dictadura monopolista de la información para hacernos tragar con ruedas de molino.

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