El Observatorio

Berlusconi

La «cacerí­a» del lí­der italiano a la que estamos asistiendo estos dí­as encierra valiosas lecciones acerca de cómo se desarrolla la lucha polí­tica en las altas esferas de poder del mundo occidental. Y una de ellas esencial es que las masas populares no deben participar en esas luchas, deben quedar fuera de ellas, deben permanecer como un público pasivo que asiste a la representación y que en todo caso debe dar su aquiescencia a las «operaciones» que se ejecutan en la «cumbre». Así­, Berlusconi será defenestrado no por ser un polí­tico reaccionario y pseudofascista, al que el pueblo entierra tras una lucha combativa y tenaz, sino por unas fotos que lo muestran en pelotas en su villa acompañado de un cortejo de azafatas desnudas.

Sería largo y comlejo detallar aquí las razones por las que Berlusconi se ha acabado convirtiendo en un "problema" que hay que resolver ya, que hay que resolver ahora. Un problema en torno al cual, además, parece que hay un notable consenso tanto en los círculos de poder de EEUU como en los europeos, es decir, ante todo, en Alemania y Francia. Las razones de Alemania son obvias: Berlusconi ha sido el hombre que, en la última década (junto a Blair y Aznar) dinamitaron la estrategia del eje franco-alemán, le rompieron el cuello al proyecto de Constitución y pusieron a media Europa al servicio de Bush. Además, es el hombre que ha enterrado a la izquierda italiana, una izquierda "europeísta" y en gran medida pro-alemana. Y que ha frenado en seco la penetración económica alemana en Italia. En Berlín hace tiempo que se la tenían jurada. Las razones de Estados Unidos son "menos transparentes", pero más cualitativas. Italia es uno de "sus" bastiones en Europa. Una pieza clave en su estrategia de dominio sobre Europa, un elemento esencial en el delicado equilibrio de pesos y contrapesos que necesita poner en juego para mantener estable la situación en Europa. Berlusconi fue muy útil en el pasado para hacer de contrapeso contra los planes del eje franco-alemán que encabezaban Chirac y Schröeder. Hoy con Merkel con Sarkozy el problema se ha "atenuado", no hay un frente "antinorteamericano" en Europa ni el eje franco-alemán tiene un proyecto autónomo fuerte y sólido. En cambio, Berlusconi ha comenzado a adquirir un "vuelo" peligroso. Tiene apoyo de masas, tiene apoyos de clase, y esgrime (en un cierto sentido "parafascista") un "proyecto nacional". No es eso precisamente lo que EEUU necesita ahora mismo al frente de Italia. Y mucho menos, que ese "ejemplo" empiece a cundir por Europa. La "cacería" de Berlusconi ha comenzado pues en el momento en que el líder italiano ha traspasado "varias líneas rojas" de lo que un jefe de gobierno puede hacer en Italia. Esas líneas rojas son de carácter político, y no moral, desde luego. Y no tienen nada que ver con lo que hace o deja de hacer en su mansión de Cerdeña o si es un "viejo verde" al que le atraen las adolescentes. Sin embargo, ese "punto débil" podría convertirse, al final, en el "talón de Aquiles" por el que acaben abatiéndolo. Un método "típico" de servicios secretos: el dossier y las fotos que destruyen la reputación de alguien. No hacen falta elecciones, no hace falta que las masas participen, los pueblos se limitan a presenciar la "cacería" desde la televisión y ponen el gesto inducido de "indignación". Así se ajustan cuentas en las esferas de poder. Así caen gobiernos. Así se escenifica la verdadera correlación de fuerzas. Claro que por Berlusconi no vamos a derramar ninguna lágrima. La única pena es que no sea el pueblo italiano el que acabe derribándolo.

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