Liga 2016-2017

Barça: ‘més que un club’… bipolar

Con la salida de Luis Enrique, el Barca cierra un glorioso ciclo histórico en que ha sido considerado el equipo que practica el mejor fútbol del mundo.

El palmarés de este período es tan excepcional como asombroso. 5 Copas de Europa, 3 mundialitos, 1 Recopa de Europa, 5 Supercopas de Europa, 13 Ligas, 6 Copas del Rey, 11 Supercopas de España, 7 Copas de Catalunya, además de otros torneos menores. 51 títulos en total, a una media de dos por año.

Iniciado en la temporada 91-92, bajo el liderazgo de Johan Cruyf como entrenador, con la conquista de su primera Copa de Europa en el mítico estadio de Webley, la trayectoria del equipo culé en estos 25 años sólo puede calificarse de impresionante.

Tres generaciones distintas de jugadores –desde la de Koeman, Laudrup, Stoichkov, Baquero, Guardiola o Beguiristaín hasta la de Messi, Neymar, Busquets, Piqué o Alves, pasando por la de los Xavi, Pujol, Iniesta o Ronaldinho– dirigidas por 3 entrenadores que han marcado época (Cruyff, Rijkaard y Guardiola) han escrito este período glorioso en el que el Barça ha pasado de ser un equipo grande pero “segundón” en España y en Europa, a liderar todos los ránkings, no sólo de títulos, sino de practicar el fútbol más espectacular, moderno y bello del planeta, sólo comparable al de Brasil de Pelé o Zico, el Ayax de Cruyff y Neeskens o el Milan de Arrigo Sacchi.

Pues bien, este ciclo histórico es el que, bajo la batuta de Luis Enrique, muestra todos los síntomas de que está llegando a su fin, si no la hecho ya.

La confianza en un equipo capaz de remontar, gracias a su brillante juego, cualquier adversidad, ha dejado paso desde finales de la pasada temporada –donde ganó la liga en la última jornada después de dejarse recortar los 11 puntos de ventaja que llevaba al empezar su tramo final– a la incertidumbre de un equipo al que sólo puede calificarse de bipolar, capaz de pasar de lo mejor y más excelso, a lo más ramplón, mediocre y desastroso en apenas unos días, cuando no en minutos«La confianza en un equipo capaz de remontar cualquier adversidad, ha dejado paso a la incertidumbre de un equipo al que sólo puede calificarse de bipolar»

Pese a contar con el que posiblemente sea el mejor triplete atacante del mundo, liderado por un estelar Leo Messi al que ya se puede considerar al nivel de los 5 mejores jugadores de la historia del fútbol (Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona), la actual temporada está siendo un auténtico martirio para los aficionados culés.

Con una Liga prácticamente perdida, en la que el Barça ha respondido a los tropiezos del Real Madrid con clamorosos fallos, todavía más penosos que los de su eterno rival. Cada vez que ha tenido la oportunidad de ponerse como líder de la tabla, una especie de indolencia colectiva la ha dejado pasar ante equipos como el Málaga o el Deportivo, situados en la parte baja de la tabla.

Con una trayectoria agonística en la Champions, siendo, literalmente, vapuleado por un equipo menor como el París Saint-Germain, remontando épicamente (con la colaboración de clamorosos errores arbitrales) en el Nou Camp el 4-0 de la ida. Pero volviendo a mostrar, apenas unas semanas después, su peor cara, dejándose arrollar nuevamente por la Juventus de Turín, uno de los grandes de Europa ante el que soñar con una remontada similar se antoja poco menos que imposible.

Todo apunta a que a la afición le va a quedar el único y triste consuelo de estar en la final de la Copa del Rey, un título importante pero menor.

Desastrosa gestión deportiva

El diccionario de la lengua española define el trastorno bipolar como una alteración caracterizado por la alternancia de fases depresivas y maníacas. Pese a los éxitos deportivos, no hay mejor forma de definir la gestión de la dirección deportiva del Barça en estos años. Sus últimos tres presidentes (Laporta, Rosell y Bertomeu) se han visto envueltos, los dos últimos todavía lo están, en procedimientos judiciales por alterar cuentas, falsear contratos u oscuras tramas de espionaje.

Mientras el equipo iba de éxito en éxito, la dirección del club y algunas de sus grandes estrellas iban de juzgado en juzgado.

Creando una situación de inestabilidad en los equipos dirigentes y de incredulidad y rabia entre una buena parte de la afición, entre la que me incluyo, no cegada por el fanatismo de ver conspiraciones “de Madrid y de Florentino Pérez” por todas partes.

El abierto coqueteo con el independentismo, explícito en la época de Laporta, menos abierto con Rosell y Bertomeu, ha actuado como una especie de contrapeso a los triunfos deportivos, un lastre para conseguir arrastrar a más seguidores en toda España, ganar nuevas simpatías, generar mayores adhesiones y plantar cara, también este terreno, al Real Madrid, el todopoderoso club hegemónico en España durante décadas.

Entrenador sin rumbo

La renuncia de Luis Enrique a seguir al frente del equipo ha sido tan previsible como deseada por muchos aficionados culés. Y no principalmente por su carácter, demasiado a menudo hosco y desabrido, sino por la deriva a la que ha conducido al equipo en el último año y medio pese a los títulos conseguidos. Títulos que se deben más a la inercia arrastrada de años atrás y la rebelión de los principales jugadores tras el desastre de Anoeta de la pasada campaña, que obligaron al técnico a dar marcha atrás, recomponer sus demasiado a menudo alocados e incomprensibles diseños tácticos y encadenar una racha vertiginosa de resultados que acabarían dando al club un nuevo triplete (Liga, Champions y Copa).

Algo que, a día de hoy, parece imposible repetir.

La política de fichajes del club ha sido en estos últimos años tan errática como la trayectoria del propio entrenador. La irrelevancia en que ha quedado La Masía, la gran “fábrica” modelo de creación de jugadores de primer nivel mundial (Guardiola, Ferrer, Xavi, Iniesta, Messi, Busquets, Jordi Alba, Victor Valdés, Pedro, Puyol, Piqué, Sergi Roberto,…) ha sido sustituida por una política de fichajes tan caros como irrelevantes que han pasado con más pena que gloria por el Nou Camp (Arda Turan, Cigné, Mathieu, André Gomes, Douglas, Vermaelen, Dos Santos, Afelay,…)

Mientras, verdaderas joyas de la cantera que hoy triunfan en equipos de media Europa como Thiago, Nolito, Sandro, Munir, Bellerin, Cuenca, Bojan,Marc Bartra,… han sido dejados marchar. Llegándose incluso al absurdo de tener que pagar auténticas millonadas para recuperar a jugadores de la cantera como Piqué, Jordi Alba o Deulofeu que salieron del club gratis o casi.

Tras la marcha de Guardiola, que convirtió al equipo en un nuevo “Dream Team” (equipo de ensueño), superando incluso al de su maestro Johan Cruyff, cuyo juego enamoró a todo el planeta y le valió al Barça ser proclamado “el mejor equipo del mundo del siglo XXI”, los entrenadores que le han sucedido, Tito Vilanova, Martino y Luis Enrique, claramente no han dado, ni de lejos, la talla que se requiere.

Los aficionados culés esperamos que el club recupere cuanto antes la cordura y el rumbo perdidos. La grandeza de un club como el Barça así lo exige.

One thought on “Barça: ‘més que un club’… bipolar”

  • ¿Se puede ganar un triplete por inercia? dice:

    Creo que en los resultados el entrenador siempre es muy importante y parece difícil creer que se gane un triplete por inercia. Ahora además la liga no parece tan perdida…

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