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Bankia: ¿nos toma el pelo Luis de Guindos?

Al filo de las seis de la tarde del martes, el todavía Ministro de Economía Luis de Guindos volvió a sorprender al respetable con un nuevo ejercicio de frivolidad. A esa hora, casualmente, las dos agencias de noticias más importantes de España lanzaban a sus abonados un teletipo con sus respuestas a las preguntas formuladas por el abogado de UPyD en la querella que se sigue contra los consejos de administración del Grupo BFA-Bankia.

Era la segunda vez que se le preguntaba lo mismo y, acogido al privilegio de declarar por escrito, Guindos se vió en el inusual caso de tener que volver a responder a dos cuestiones que en su primera contestación quedaron sin respuesta: Si pidió a Rato un nuevo plan de capitalización para Bankia, después de que el Banco de España hibera aprobado el de la entidad y si hubo reuniones previas con el banco ahora nacionalizado para discutirlo.

A priori, esta cuestión, casi un año después de ocurridos los hechos parece irrelevante. El banco ha sido intervenido, el presidente Rato relevado y su solvencia asegurada tras la inyección de 22.000 millones de euros. Sin embargo, la declaración del Ministro de Economía, adquiere una importancia capital por dos motivos.

En primer lugar, porque si la intervención de Guindos hubiera sido negligente, torpe o injerente en las competencias del supervisor, el Banco de España, las consecuencias legales serían de enorme magnitud. El ministro dejaría el camino expedito para que miles de accionistas, preferentistas y clientes presentaran demandas civiles contra la Administración por posible infracciones como alterar del precio de las cosas, gestión dolosa o la acusación que cualquier despacho o abogado picapleitos pudiera formular con facilidad. Además, como la responsable sería la Administración, no dolería a nadie, porque ya se sabe que España, somos todos, y, al miso tiempo, ninguno.

Pero hay una segunda razón mucho más profunda y delicada: Que el Ministro hubiera podido caer en la tentación de no decir toda la verdad, bajo juramento, siendo testigo. Vamos lo que viene siendo la tentación permanente del ser humano: mentir para ocultar la responsabilidad. Es difícil de creer que un responsable político de su talla pudiera caer en tal pecado. Pero también es difícil asumir mansamente, como afirma en su declaración, que hubo conversaciones, multiples reuniones a tres bandas, Bankia, Ministerio y Banco de España, pero que fueron cuasi informales.

A mi tosca mollera norteña le cuesta entender cómo Guindos afirma en su declaración ante el juez Andreu, que se mantuvieron conversaciones entre las tres partes implicadas «para plantear los términos generales de la estrategia a poner en marcha para acabar con la alarma y solventar la situación definitivamente». Eso se llama en román paladino hacer un plan, aquí, en la Murcia del Banco Marenostrum del que Guindos fue presidente de la Comisión de Auditoría, en la sede del FMI y hasta en Pernambuco.

Tampoco entiendo, y mira que me esfuerzo, cómo si Guindos afirma que los interlocutores eran el secretario de Estado de Economía, el Subsecretario, el Secretario General del Tesoro y el Director General de Política Económica, es decir TODO el primer nivel del Ministerio, las conversaciones fueran casi de café con amigos. Sin un papel encima de la mesa sobre el que discutir, sino simples divagaciones sobre el futuro de la patria Hispana, otrora grande hoy desollada por malvadas conspiraciones tedescas. Por cierto, ¿Si el principal problema que tenía España era Bankia, ¿dónde estaba el Ministro que no tenía tiempo de tratar este tema?. ¿Haciendo gracietas a sus colegas del Eurogrupo?

Si en las semanas y días anteriores al 4 de mayo -Rato dimitió el lunes 7-, Guindos reconoce en su declración jurada que hubo diversos contactos tanto telefónicos como presenciales entre los representantes del Ministerio antes citados, y el CEO de Bankia, el Secretario General de la entidad y el Director General Adjunto del Gabinete de Presidencia, el ínclito Luis Maldonado, además de de con representaes del Banco de España, ¿cual era la base de discusión? ¿una simple servilleta de cafetería? ¡Vamos anda!

Y por último, y no menos grave: si nunca hubo plan, aunque Guindos reconozca que el único documento oficial le llegó el viernes 4 de mayo, ¿por qué la tarde del domingo 6 de mayo, en la segunda reunión del Ministro con los cuatro banqueros, Rato, Botín, Fainé y González, se estuvieron analizando los números y datos que el presidente de Bankia les estaba presentando?. Y aunque todo lo demás fuera mentira y mis conjeturas simples falacias ¿qué ganaba Rato en la Audiencia Nacional al declarar que el documento se lo encargó el ministerio de Economía y que fue el propio Guindos quien le espetó en su ddespacho que no era creible y que no satisfacía sus expectativas?.

Ufff!. Situación embarazosa la del todavía Ministro de Economía. Demasiados cabos sin atar. Tantos y tan gruesos como para que el juez Andreu llame a declarar a Luis Maldonado y a Miguel Crespo, por parte de Bankia; a los banqueros presentes en las reuniones del fin de semana y más de un técnico del Ministerio y el Banco de España para aclarar un tema que exige ya una explicación creíble. Porque lo único claro es que hay más que indicios de que Luis de Guindos oculta algo, parece que nos quiere tomar el pelo con la misma desvergüenza con la que filtra sus declaraciones a los medios de comunicación.

Por cierto, ¿pensará el juez Andreu que se le está faltando al respeto cuando, antes de trasladar a las partes el contenido de las respuestas, ya las encuentra publicadas en los medios digitales de medio país?. En dos palabra: Im presentable.

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