SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Bankia merece una comisión de investigación

COMO en una caja de muñecas rusas, Bankia es la última sorpresa dentro de la crisis del sistema financiero español, que teóricamente era uno de los más saneados del mundo y que ahora sufre un duro castigo de los mercados. Bankia se desplomó ayer en Bolsa hasta caer un 14%, aunque hubo un momento de pánico en la sesión en el que la cotización llegó a bajar el 29%. Los 400.000 accionistas de la entidad han perdido el 62% de su inversión desde la salida al mercado en julio del año pasado.Forzados por el hundimiento de los títulos y tratando de prevenir la fuga de depósitos de la entidad, el presidente de Bankia y el secretario de Estado de Economía tuvieron que hacer ayer sendas declaraciones públicas en las que aseguraban que no hay ningún riesgo para el depositante. Ignacio Goirigolzarri emitió una nota en la que afirma que los clientes de la entidad «pueden estar tranquilos con sus ahorros».Goirigolzarri dice la verdad porque la nacionalización de BFA, la matriz que controla el 45% de Bankia, revela el propósito del Gobierno de garantizar todos los depósitos y aportar los recursos necesarios para recapitalizar la entidad. En ese sentido, los clientes pueden estar hoy más tranquilos que hace dos semanas.Otro asunto distinto es la caída de la cotización. El fuerte descenso de los últimos días se explica por la probable fusión con BFA y el inevitable préstamo del Estado a la entidad, que tendrá que ser capitalizado. Todo ello producirá una importante dilución del valor. Así sucedió cuando el Banco de España intervino Banesto en 1993: las acciones se desplomaron, pero luego recobraron su cotización cuando la entidad fue reflotada por el Santander. A los accionistas no les queda otro remedio que sufrir de momento esa pérdida de su inversión, lo que es compatible con preguntarse por la responsabilidad del Banco de España y de la CNMV al autorizar la salida a Bolsa de Bankia. Evidentemente fue un grave error.Si la salida a Bolsa de Bankia fue temeraria, tampoco fue acertada la previa decisión de fusionar Caja Madrid y Bancaja. Esperanza Aguirre responsabilizó ayer al Banco de España, al declarar que esa fusión «se hizo a punta de pistola». Es verdad que el Banco de España actuó con grave ligereza, pero también tienen responsabilidad la propia Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento que estaban representados en el Consejo de Administración de Caja Madrid.No hay duda de que los serios problemas de Bankia no se han originado en los últimos meses sino que provienen de errores cometidos antes de la fusión. Tanto Cajamadrid, con Miguel Blesa al frente, como Bancaja, bajo la gestión de José Luis Olivas, realizaron inversiones muy desafortunadas en el sector inmobiliario y tomaron riesgos que en modo alguno estaban justificados.Los gravísimos errores de gestión, la magnitud del agujero contable, el papel del Banco de España y el Gobierno de Zapatero en la fusión, la decisión de salir a Bolsa y la colocación de las acciones entre pequeños ahorradores que carecían de la suficiente información deberían ser investigados por una comisión parlamentaria en el Congreso de los Diputados y no en la Asamblea de Madrid, como ayer propuso UPyD, pues el escándalo y los perjuicios tienen dimensión nacional. El trabajo de esta comisión debería ir orientado a esclarecer todos estos aspectos y las eventuales responsabilidades políticas que se desprendan de la gestión de unos órganos de gobierno en los que estaban representados el PP, el PSOE, IU y los sindicatos.Es muy probable, por ello, que todas estas fuerzas se opongan a una iniciativa que sería muy útil para hacer una radiografía del funcionamiento de las cajas y de los nefastos efectos que provocó la politización de los consejos. Pero la creación de esa comisión sería una prueba de la fortaleza del sistema en unos momentos en los que los ciudadanos exigen transparencia y responsabilidad.

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