La batalla entre los pilotos (SEPLA) e Iberia

Bajo la nieve, bajo el cemento

Bajo la demanda de Iberia contra el SEPLA, por la que los pilotos tendrí­an que pagar 113 millones de euros en compensación por todos los inconvenientes causados durante estos dí­as por su huelga de celo, se esconde un golpe judicial contra las pretensiones del sindicato de que los pilotos decidan sobre el espinoso tema de la fusión con British Airways. Algo que, según la compañí­a es competencia exclusiva del consejo de administración.

En resuesta, los pilotos han demandado a la dirección de la empresa por difamación y calumnias al responsabilizarles de lo sucedido estos días, cuando miles de viajeros han tenido que soportar largas esperas en condiciones penosas ante las cancelaciones y retrasos, acusándoles de una huelga que no ha sido ni tan siquiera convocada. Le reclaman a Iberia tres millones de euros que van a donar a una ONG. Los elementos meteorológicos tan sólo han agudizado la situación para los viajeros, todavía a miles esperando sus “delayed” vuelos.. La cuestión de fondo, como señalamos el pasado día 7 en DVd, es si los trabajadores tienen o no que tener voz y voto en el proceso de entrega de un sector estratégico como es la aviación a manos extranjeras, proceso en el que claramente apuestan porque la presencia de pilotos españoles en la próxima ampliación de la T-4 (la joya de la corona, como le llaman ellos) no quede en manos de British. Que los pilotos sean un sector privilegiado de los trabajadores no significa ni que haya que rebajar su lucha, porque encierra reivindicaciones que benefician a los intereses nacionales, ni que haya que decir amen. Al fin y al cabo, ¿Por qué no van a poder decidir los trabajadores sobre este proceso? Desde el primer comandante hasta la última barrendera. ¿Qué piensan ellos sobre la venta de Iberia a British Airways? Esto no está enterrado bajo las capas de nieve que el frío siberiano ha precipitado sobre la península. Esto está bajo gruesas capas de hormigón armado a metros de profundidad. Y es una de las transformaciones imprescindibles en la compañía. Choca el silencio de los sindicatos que, junto al gobierno de la Comunidad, asisten aparentemente como espectadores de una batalla que no va con ellos. La Comunidad tiene intereses y fidelidades encerradas en la fusión con British, cuyas condiciones desconocemos pero que, por las reivindicaciones de los pilotos, no parece que vayan a beneficiar a la empresa española. La Comunidad de Madrid, en tanto que parte interesada, no hace nada ni por los viajeros ni para mediar. De mediar lo harían a favor de Iberia (o Caja Madrid que es lo mismo). Pero los sindicatos, ¿qué les frena de poner al descubierto lo que está en juego?

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