¿Baja presión fiscal en España? ¿Para quién?

Pero una vez más, las medias aritméticas ocultan la realidad. ¿De verdad quieren hacernos creer que trabajadores, pymes o autónomos disfrutamos de una baja fiscalidad? ¿O son los bancos, monopolios, grandes fortunas y capital extranjero los que disfrutan en nuestro paí­s de tasas impositivas dignas de un paraí­so fiscal?

En pleno debate sobre posibles subidas de impuestos y cotiaciones sociales en los Presupuestos de 2017 para cumplir con los objetivos de reducción de déficit dictados por Bruselas, el informe de la oficina estadística Eurostat señala que España tiene una presión fiscal baja. El informe detalla cómo la presión fiscal en España, el conjunto de los impuestos y contribuciones sociales en relación con el Producto Interior Bruto (PIB), se situó en 2015 en el 34,6%, casi siete puntos por debajo de la media de la eurozona, que fue del 41,4%. Según Eurostat, España es el 18º país de la Unión Europea con mayor presión fiscal en un ranking encabezado por Francia.

¿Pero de quién están hablando?. En España los autónomos -el 19% de los trabajadores- son maltratados, no importa lo que facturen, con una de las cotizaciones a la seguridad social más elevadas de Europa. En nuestro país artículos de primera necesidad -tales como los pañales o las compresas, por no hablar de la cultura- soportan el IVA máximo del 21%. La presión fiscal sobre los trabajadores en España es mayor que en Dinamarca o Noruega, países que aún mantienen mejores estructuras de protección social. Pero si hablamos de impuestos, las más presionadas son las rentas medias. Sin embargo, las grandes fortunas -gracias a vehículos financieros como las SICAV y técnicas de evasión fiscal perfectamente legales- pagan un 1% de sus astronómicas rentas.

En España un millón y medio de pymes pagan un Impuesto de Sociedades (IS) del 25%, presión fiscal que puede elevarse mucho más si contamos otros impuestos autonómicos y municipales. Sin embargo, los que Hacienda llama los ‘Grupos Consolidados’ -el selecto grupo de 3.000 grandes empresas (apenas un 0,02% del tejido empresarial español)- pagan en realidad un ridículo impuesto del 3,5% sobre beneficios, y las multinacionales, un 2%. El Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), asegura que “si las multinacionales soportasen la misma carga tributaria que las pymes, España recaudaría 8.250 millones más al año”. España se ha convertido en un auténtico paraíso fiscal para bancos, monopolios y multinacionales.

Hacer una media aritmética de la presión fiscal comparada entre España y la UE no sólo es descaradamente engañoso, sino sospechosamente tendencioso en un momento en el que el gobierno y Bruselas tratan de justificar como “inevitables” nuevas tasas e impuestos, nuevos mecanismos de saqueo contra la población.

Frente a eso, una política consecuente de redistribución de la riqueza tiene que tener en la política fiscal una de sus principales palancas. Que paguen más -mucho más- quienes más tienen y más resposabilidad tienen sobre el empobrecimiento de la mayoría. Si para las pymes el IS está situado en el 25% de sus beneficios, para bancos, monopolios y grandes empresas la tributación debe situarse al doble: un 50% de impuestos sobre sus gigantescas ganancias. En cuanto a la presión fiscal sobre las personas físicas, no sólo es imperativo ilegalizar las SICAV, sino que las grandes fortunas con rentas anuales superiores a 500.000 euros tengan un nivel impositivo de hasta el 75%. A ver que diría entonces el informe de Eurostat.

Deja una respuesta