La reapertura supone 470 empleos directos y otros muchos indirectos. En el complejo minero, de 950 hectáreas de superficie, está previsto la creación de 1.500 empleos. Los monopolios mineros gozan de una impunidad histórica, para hacer su agosto a costa de los recursos de la mina (cobre, plata, plomo y zinc) que son vendidos a las fundiciones; pero también a costa de un pueblo desesperado sin que sus desmanes les pasen factura.
Doble impunidad para ellos, doble atraco para la población.
El escándalo saltó durante el primer intento de investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta. La presunta adjudicación irregular de la explotación de la mina de Aznalcollar a una empresa «amiga», Minorbis-Grupo México con la cordobesa Magtel, ligada a exaltos cargos de la Junta, le estalló. Parece ser que, por este motivo, esta empresa ha recibido cuantiosas subvenciones de la Junta.
La empresa perdedora, Emerita, es un banco mercantil canadiense nacido y ligado a la explotación minera. Asociado al grupo español Grupo Morera & Vallejo, presentaba una propuesta superior en cuanto a inversión y generación de empleo. Ha actuado penalmente contra la multinacional mexicana.
El escándalo ha puesto a la Junta contra las cuerdas. Grupo México había provocado ya varios vertidos tóxicos, el más grave ocurrido el 6 de agosto de 2014 cuando derramó 40.000 metros cúbicos conteniendo cobre, arsénico, cadmio, cromo, fierro, manganeso y plomo a dos ríos y la presa que surte de agua la capital de Sonora (México). Y no avisó del vertido ¡hasta 24 horas después!
Cuando llegará el día en que se declaren non gratas para la contratación pública las grandes multinacionales (químicas, farmacéuticas, mineras….) que han atentado contra la salud pública.
Un sucio negocio
La mina de Aznalcóllar la abrió el Banco Central en 1979. La sociedad se llamaba Andaluza de Piritas S.A. En agosto de 1987 se vendió a la sueca Boliden. En momentos punta llegó a emplear a 1.300 trabajadores. Cuando cerró eran 400 trabajadores. La gran mayoría se jubilaron o prejubilaron.
Boliden provocó en Aznalcóllar el 25 de abril de 1998 un vertido de cinco millones de metros cúbicos tras romperse una balsa en un tramo fluvial de 4.634 hectáreas y 62 kilómetros de longitud entre la mina y el límite con el Parque Nacional de Doñana.
Como en un guión escrito para un país reconvertido de potencia industrial a resorte de servicios, los empleos prometidos para compensar los cierres nunca han llegado.
«La reindustrialización no puede ir desligada del fin del secretismo en la contratación y de la impunidad para los grandes monopolios (normalmente extranjeros)»
El PAMA (Polígono de Actividades Medioambientales) era una zona de actuación especial destinada a empresas de residuos y reciclajes, impulsado por la Junta de Andalucía, para amortiguar el cierre de la mina en 2002. Ha sido un fiasco. Emplea a 300 trabajadores de los 1500 que se suponía iba a emplear. No paran de cerrar.
Andalucía necesita un plan de industrialización que parta de hacer a esta tierra dueña de sus recursos, no que en nombre de la falta de empleo se entregue al peor postor en beneficio de una minoría, ya sean multinacionales como Boliden o otras ligadas a cargos de la Junta.
La reindustrialización no puede ir desligada de la ampliación de la democracia para acabar con el secretismo y la ocultación sobre la contratación de empresas con el dinero de todos, la persecución de la corrupción, ni del fin de la impunidad para los grandes monopolios (normalmente extranjeros) van de la mano.
Acabar con el paro, pero ganando en democracia y soberanía nacional. Si no, es doble atraco, doble impunidad.