El ejército israelí anunció un plan para una nueva y mayor ofensiva sobre Líbano. Lo hizo coincidiendo con la visita del enviado especial de EEUU, Amos Hoschein, que trata de impulsar el «plan de paz» de la Casa Blanca mientras aprueba nuevas entregas de armas y municiones a Tel Aviv.
De desatarse una guerra abierta, Israel se enfrentaría a un Hezbollah que tiene unas capacidades militares muy superiores a las que nunca tuvo Hamás. No sólo cuenta con cientos de miles de milicianos, sino que está fuertemente armada por Irán, y cuenta con numerosos proyectiles y misiles que podrían incluso llegar a desbordar y saturar la «cúpula de hierro» israelí. Una guerra abierta entre ambos multiplicaría las víctimas mortales -civiles- en ambos países
Esta es la locura belicista a la que están dispuestos a llevar a Israel y a Líbano los halcones pirómanos de Tel Aviv -siempre con el apoyo y el plácet de sus homólogos del complejo militar-industrial norteamericano- para tratar de desatar una gran guerra regional en Oriente Medio que obligue a la superpotencia a intervenir con toda su fuerza.