Por fin tenemos los primeros balances serios y de conjunto, y que sean dignos de tal nombre, sobre la pasada cumbre del G-20 de Londres. La ofrecen, lógicamente desde dos ángulos diferentes y con dos perspectivas muy distintas, el Diario del Pueblo desde China, por un lado, y el New York Times desde EEUU por el otro.
Para el Diario del Pueblo, la cumbre ha estado caracterizada or la defensa de los intereses nacionales de cada potencia y país participante, cada uno de los cuales ha propuesto fórmulas y alternativas que ponían el énfasis en lugares distintos. Lo que lleva al diario chino a concluir, como primer punto del balance general, que resulta difícil en la práctica y más allá de las buenas intenciones expresadas por todos, llegar a un amplio y fuerte consenso en el corto plazo. Los dirigentes chinos, según afirma el periódico, confían en que pese a que la cumbre no ha tratado tan siquiera en su agenda –no al menos en la oficial– su propuesta sobre la sustitución del actual sistema monetario internacional con el dólar como núcleo por otro más diverso y “multilateral”, en un futuro no lejano, el mundo aceptará lo que ellos denominan su “fórmula constructiva”. Analizando las razones de este rechazo inicial a la propuesta de sustituir al dólar como divisa de reserva mundial y como moneda de referencia del sistema monetario, Pekín valora que EEUU, en la actualidad, prefiere aceptar un estado del dólar que se tornará más y más desfavorable en los próximos años –arrastrando en su caída a los principales tenedores de dólares y de activos nominados en esa moneda– con tal de conseguir en el más breve plazo de tiempo la recuperación básica de su economía. Para EEUU, según los dirigentes chinos, el dólar y su posición clave en el sistema monetario internacional constituye “la última defensa” frente a la crisis. Y están dispuestos a cualquier cosa con tal de que el capital monetario mundial no abandone su “refugio” en el dólar. Para las potencias del Segundo Mundo, y muy en particular para las grandes de Europa, Francia y Alemania, el problema principal reside en potenciar el control sobre el proceso de innovación monetaria de EEUU, un proceso que permite a Washington disfrutar en solitario de las ventajas y beneficios que le otorga la posición del dólar como núcleo, pero que al mismo tiempo le permite –como se ha visto con la crisis de las subprime– repartir los riesgos y las pérdidas entre sus socios. Para el Tercer Mundo (incluidos los países emergentes) –del que China se afirma en el artículo está dispuesto a convertirse en su principal portavoz y representante en la escena internacional– la mejor alternativa la constituye, sin duda, la propuesta china de una súper-moneda suprasoberana como alternativa al actual sistema monetario. Hecho que quedó ratificado en la cumbre con el apoyo dispensado a la propuesta china por un conjuntos países (India, Brasil, Argentina, Rusia,…) sumamente representativos del Tercer Mundo y de los mercados emergentes Como conclusión, la existencia de estas tres posiciones, que básicamente representan a las tres grandes tendencias política y de clase mundiales, hace muy difícil que estas tres voces se pongan de acuerdo al mismo tiempo de una forma inmediata. Una situación y una correlación de fuerzas que exige, para los dirigentes chinos, prepararse y estar en condiciones de negociar para buscar fórmulas de cooperación “menos buenas”. El New York Times, por su parte, es el gran diario norteamericano más crítico con los resultados de la cumbre. La negativa europea a aportar nuevos fondos adicionales para estimular el crecimiento de la economía no ha sentado nada bien al diario neoyorquino. Y, paradójicamente, quien durante todo este tiempo se ha presentado como adalid del multilateralismo frente al unilateralismo de Bush, ahora advierte a Obama de que los tiempos no están para ser demasiado conciliantes con los aliados en las cuestiones fundamentales. Frente a la elogiosa unanimidad con que mayoritariamente han sido recibidos los resultados de la cumbre, el diario avisa que “se necesitará mucho más de lo que se hizo en Londres” para encontrar una salida a la crisis. China. Diario del Pueblo EL MUNDO ESTÁ ATENTO A LA VOZ DE CHINA EN EL G-20 En el período alrededor de la Cumbre del G-20 los dirigentes de diversos países han manifestado a las claras sus actitudes con respecto a cómo hacer frente a los efectos de la crisis financiera internacional en la economía mundial. En sus manifestaciones vemos que parten de los intereses nacionales proponiendo fórmulas constructivas con énfasis distinto. Por lo tanto, es realmente difícil llegar a un consenso a corto plazo para encontrar una solución fiable para los diversos países. ¿Cómo China, el mayor acreedor de EEUU, manifiesta su postura de cooperación internacional con respecto a su derecho y su obligación? Y ¿cómo dilucidar ante todo el mundo la suma importancia de la reforma del sistema del dólar norteamericano como moneda principal del sistema monetario internacional? Estos problemas se han convertido en focos de atención en todas partes del mundo. Si bien la postura y la fórmula de reforma propuestas por China en la cumbre no se hayan aprobado por unanimidad, la voz de China ha concitado sin duda alguna la atención de todos los países. Todos los participantes en el evento sienten que la actitud positiva de China demuestra que el Gobierno chino está esforzándose por asumir la “responsabilidad” de una gran potencia para defender la estabilidad y el desarrollo de la economía mundial. Estamos convencidos de que a medida de la profundización de la economía de China y la elevación incesante de su competitividad esencial, el mercado chino jugará un papel cada vez más importante en el escenario de la economía mundial. En un futuro no lejano, el mundo aceptará la fórmula constructiva presentada por el Gobierno chino en la presente cumbre para reformar el sistema monetario internacional. Además, un pluralista sistema monetario internacional sustituirá progresivamente el actual sistema del dólar soberano de Estados Unidos cuyo monopolio ha causado el desequilibrio del sistema monetario internacional. Esto es un proceso inevitable conforme a la internacionalización del la moneda china. Desde luego, el camino para ello no es expedito. Porque el sistema monetario con el dólar norteamericano como protagonista es un poderoso pilar que apunta hoy los grandes déficits comercial y financiero de EEUU. Es la última defensa de EEUU frente al impacto de la actual crisis financiera. Si el capital monetario internacional encuentra un puerto más seguro en otros lugares, su salida provocará un parálisis del mercado norteamericano, reeditando la tragedia de la gran depresión del siglo pasado. Por lo tanto, para asegurar que el capital internacional no salga en gran cantidad del país, el Gobierno norteamericano prefiere aceptar un estado del dólar desfavorable para la recuperación básica de su economía. Por otro lado, los países europeos sienten que el desbordamiento de la crisis financiera de EEUU les ha creado grandes molestias. Para evitar el deterioro de los problemas de riesgo ético, hacen todo lo posible por potenciar el control sobre el proceso de innovación monetaria de EEUU. Sobre todo, cuando se refiere a las eficaces medidas de estímulos y castigos para la élite minoritaria que monopolizan las técnicas de innovación monetaria, los países europeos proponen equiparar los beneficios y las riesgos. Es porque desde el ángulo económico europeo, sostienen que ellos han soportado más riesgos, en tanto que EEUU, por la posición especial de su moneda y su capacidad de innovación monetaria, obtiene beneficios desorbitados y descarga a ajenos los riesgos que le competen. Es por ello que Europa destaca que en un contexto de la globalización monetaria es necesario ejercer un control sistemático sobre las innovaciones financieras. No está tan interesada como los países emergentes en la reestructuración del sistema monetario internacional fuera de la Eurozona. De lo expuesto arriba, se deduce que en la cumbre del G-20 EEUU destacó la fórmula de cooperación con esfuerzos coordinados para superar la falta de liquidez en el mercado. Europa enfatizó en el control unificado en la escala internacional. Y los países emergentes, con China como su representante, exigieron reformar el actual sistema monetario internacional con el dólar norteamericano como protagonista. Es muy difícil que estas tres voces lleguen al unísono. Si los problemas no pueden solucionarse con las políticas de cooperación eficiente de los diversos países en un contexto de globalización, es muy posible que las diversas fórmulas de solución que ponen los intereses nacionales por encima de todo, perjudiquen los intereses económicos de otros países e impidan el cumplimiento de los objetivos de sus gobiernos. Se incrementarán las manifestaciones evidentes y latentes de proteccionismo comercial y financiero para defender los intereses y mercados nacionales. Finalmente se aplazará seriamente la recuperación de la economía mundial aumentando progresivamente el coste para salvar el mercado en escala global. En este sentido, debemos estar preparados para buscar fórmulas de cooperación “menos buenas”. Por ejemplo, al mismo tiempo que apoyamos la liquidez del mercado norteamericano, debemos dilucidar y destacar ante EEUU que defendemos los intereses de China como el mayor acreedor de EEUU. De lo contrario será insostenible la cooperación de beneficio mutuo, lo que incrementará el coste para la recuperación económica de los dos países. El Gobierno chino debe aprovechar al máximo el escenario de la cumbre de G-20 para buscar diversas fórmulas flexibles de cooperación, y esforzarse por ganar apoyos de los países que enfrentan los mismos desafíos, y crear un favorable ambiente exterior para nuestra reforma (capacidad para incrementar la competitividad esencial del sector secundario y el valor añadido del sector financiero) DIARIO DEL PUEBLO. 3-4-2009 EEUU. The Washington Post “LO HICIMOS BIEN” LA REUNIÓN en Londres de los líderes de las 20 mayores economías mundiales produjo un número de compromisos de acción útiles para hacer frente a la recesión global. Aumento de la coordinación económica, reafirmación del compromiso para la apertura comercial y la ayuda a los países en desarrollo, todas ellas son de gran importancia, si los dirigentes las llevan adelante. Y las conversaciones entre los 20 países son útiles en sí mismas, es el tipo de coordinación que debe acompañar a una economía global estrechamente vinculada. Pero la cumbre habría sido más beneficiosa de haber seguido la prioridad norteamericana de fijar el enfoque en la crisis en la que estamos antes de pasar a protegerse contra la siguiente. En la previa a la cumbre, hubo una tensión entre el deseo de EEUU de centrarse en la recuperación económica y el interés de Francia y Alemania de usar la cumbre como una plataforma de lanzamiento para un régimen regulador financiero coordinado. Seguramente al presidente Obama le ha sido difícil presionar; por una parte por la creencia mundial en la culpabilidad de EEUU en la crisis y por los resentimientos residuales de la percepción de la arbitrariedad usada por la administración anterior. El Sr. Obama quiso representar los intereses de EEUU sin aparecer tiranizando a otros participantes. Algunas de sus colegas, a su vez, estaban felices de darle la vuelta a su dilema ventajosamente. Uno puede imaginarse solamente la reacción si el Sr. Obama hubiera emulado al presidente francés Nicolas Sarkozy, amenazando con irse si no conseguías sus propósitos. No ha sido, por tanto, una sorpresa que la cumbre alumbrara un comunicado hasta los topes de planes para aumentar y consolidar a las instituciones reguladoras, pero desprovisto de cualquier compromiso a un estímulo fiscal adicional. Es una oportunidad perdida, no obstante, pues los líderes tenían más claridad en esa importante cuestión –las acciones para restaurar el crecimiento económico– que en casi cualquier otro asunto que fue tratado. La distancia entre el mundo y una recuperación económica es un sistema financiero quebrado y una demanda global inadecuada. Una extensa discusión de cómo hacer arrancar el sistema de créditos y limpiar los balances de los bancos habría sido beneficiosa para las naciones que luchan para encontrar el modelo correcto de limpiar activos tóxicos. E incluso aunque no se hubiera tomado ninguna medida específica e inmediata de estímulo, un compromiso para hacerlo si la economía global continúa su deterioro habría sido un progreso. Por otra parte, la elaboración de un sistema para evitar la próxima crisis y la lucha contra los paraísos fiscales entran en la categoría de fundamental, pero menos urgentes. No obstante, algunas políticas importantes y positivas salieron de la reunión. El compromiso con un sistema de comercio libre y abierto es particularmente crítico frente a los sentimientos proteccionistas que emergen en todo el mundo. El aumento sustancial en los recursos para el Fondo Monetario Internacional y para las naciones más pobres ayudará a los países necesitados y proporcionará el capital para ayudar a mantener los flujos comerciales en un momento en que se espera su contracción. Ambas políticas reflejan no sólo medidas importantes para ayudar a la economía mundial sino a la integración económica continua, en vez de un paso hacia atrás al aislacionismo. Cuando se le preguntó por cómo le había parecido, el Sr. Obama dijo, " Creo que lo hicimos bien". Eso suena correcto. THE WASHINGTON POST. 3-4-2009 EEUU. The New York Times LA CUMBRE ECONÓMICA En tiempos normales no esperamos mucho de las reuniones en la cumbre. Sin embargo, con la implosión de la economía mundial, los líderes de laS 20 mayores potencias económicas del mundo tenían en la reunión del Jueves una urgente responsabilidad de elaborar políticas concretas para arreglar el sistema financiero global y restaurar el crecimiento. Estuvieron a la altura. (…) Los dirigentes se comprometieron a luchar contra el proteccionismo y ayudar con una batería de medidas a los países en desarrollo (…) también acordó acabar con los paraísos fiscales e (…) imponer estrictas normas financieras sobre los fondos de riesgo y las agencias de calificación (…) para evitar una repetición de la catástrofe actual. Donde han estado peligrosamente cortos ha sido en su negativa a comprometerse a gastar los cientos de miles de millones de dólares en estímulo fiscal adicional que la economía mundial necesita para salir de su terriblemente brusca caída en picado. Con el gasto de los consumidores y la inversión de las empresas en todo el mundo colapsados, los países ricos son los únicos que tienen los recursos para hacer lo que es necesario. Los líderes europeos -en particular, la canciller de Alemania, Angela Merkel– dejaron claro en la reunión que no iban a ceder en esta cuestión. Los políticos alemanes son históricamente reacios a manipular la inflación con mucho gasto deficitario. Pero la inflación no es el peligro al que Europa se enfrenta hoy en día, y la historia alemana debería hacerlos igualmente cuidadosos de las desastrosas consecuencias de una nueva depresión. El presidente Obama ha advertido a los europeos que no pueden contar sólo con el gasto de los consumidores americanos para impulsar la recuperación mundial. Pero al parecer decidió que la batalla sería demasiado destructiva. Después de años de ver el ex presidente George W. Bush intimidar y enajenar a los más cercanos amigos de este país, nos sentimos aliviados al ver al Sr. Obama lleno de maneras diplomáticas. Tememos, sin embargo, que este no sea ni el momento ni la cuestión sobre la que refrenarse. Si el crecimiento mundial sigue disminuyendo -y todas las señales así lo indican- el presidente tendrá que entrar en esta lucha en breve. Los gastos de estímulo no fueron la única área de desacuerdos fundamentales. Los europeos llegaron a la reunión destacando la necesidad de la regulación transfronteriza de los mercados financieros, los participantes y productos. El Sr. Obama y su equipo parecen más comprometidos con la reglamentación nacional que sus predecesores, pero son ferozmente resistentes a la idea de un regulador mundial. El grupo se comprometió con su llamamiento en favor de una mayor transparencia y mejores sistemas de alerta temprana de los riesgos sistémicos. Sospechamos que se necesitará mucho más que eso para tranquilizar a los inversores de que los mercados están a salvo. El mundo de las naciones ricas deben llegar a un entendimiento común de las causas de esta crisis y una visión común del futuro papel de los mercados financieros. A partir de ahí, se necesitan escribir nuevas reglas y regímenes normativos que se ocupen de los peligros reales (…) El primer ministro británico, Gordon Brown, declaró al final de la reunión que "este es el día en que el mundo se unió para luchar contra la recesión mundial." Como país anfitrión, tuvo que decirlo. Para salir de la crisis actual, se necesitará mucho más de lo que se hizo en Londres. THE NEW YORK TIMES. 3-4-2009