Atentado en el Parlamento iraní

Este doble atentado ocurre en plena escalada de tensión regional mientras Arabia Saudí impone un bloqueo a Qatar acusándole de «apoyar al terrorismo» y de acercarse a la órbita de Irán, y Donald Trump vuelve a colocar a Irán entre su lista de enemigos.

Varios hombres han irrumpido en el parlamento y han abierto fuego en su interior mientras que otro grupo ha atacado el mausoleo del ayatolá Jomeini, al sur de Teherán. El Estado Islámico ha reivindicado, a través de su agencia de noticias afín Al Amaq, los atentados.

Hay al menos 7 muertos y 35 personas hospitalizadas. Se trata del primer ataque del grupo yihadista en la República Islámica. El gobierno y los diputados iraníes han intentado ofrecer una imagen de normalidad.

Este doble atentado ocurre en plena escalada de tensión regional mientras Arabia Saudí impone un bloqueo económico y diplomatico a Qatar, acusándole de «apoyar al terrorismo» y de acercarse a la órbita de Irán, y después de que Donald Trump haya desmantelado los acuerdos alcanzados durante la era Obama y vuelto a colocar a Irán entre su lista de enemigos.

Oriente Medio ha sido el destino de la primera gira internacional de Donald Trump, con el objetivo de renovar y reforzar los vínculos entre Washington y sus dos principales gendarmes, Arabia Saudí e Israel, en lo que se configura como una gran alianza militar en la zona.

El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, acompañando a Trump en Arabia Saudí, ha colocado a Irán en el centro de la diana, acusándole de promover una «red de terrorismo» (refiriéndose al grupo chií libanés Hezbolá, a los rebeldes hutíes del Yemen y a las milicias que luchan en Siria junto al régimen de Damasco). Teherán es en el mundo islámico un contrapoder al poder nucleado en torno a Arabia Saudí y las monarquías petroleras del Golfo, profundamente vinculadas a Washington.

La «otan» de Oriente Medio apunta directamente a Irán. Obligado a concentrar su fuerza militar en Asia-Pacífico y en la contención de China, la administración Trump busca reforzar a dos de sus tres principales gendarmes en la zona (el tercero es Egipto) para armar, junto a otros vasallos árabes, una especie de OTAN sunnita-sionista que le permita retomar la iniciativa en el Próximo Oriente contra el eje Teherán-Moscú-Damasco, con el objetivo de restablecer el poder norteamericano en Oriente Medio.

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